«Amigos y hermanas, lo que ha ocurrido en los últimos días en Turquía y Líbano nos enseña que la paz es posible y que los cristianos, en diálogo con hombres y mujeres de otras religiones y culturas, pueden contribuir a construirla. No lo olvidemos. La paz es posible, la paz es posible»
Tras el rezo del ángelus, León XIV recordó su reciente viaje a Turquía y al Líbano. Del primero glosó especialmente su encuentro con «mi amado hermano Bartolomé» y con la comunidad católica, «testimonio del evangelio del amor y de la lógica de Dios que se manifiesta en la pequeñez».
Por su parte, en su visita al Líbano el Papa salió reconfortado: «El Líbano sigue siendo un mosaico de convivencia y me ha reconfortado escuchar tantos testimonios en este sentido». Recordó especialmente su encuentro con las víctimas de la tremenda explosión del puerto de Beirut. «Los libaneses esperaban una palabra y una presencia de consuelo, pero fueron ellos quienes me reconfortaron con su fe y su entusiasmo. Doy las gracias a todos los que me han acompañado con sus oraciones. Gracias, Líbano».
Plaza de San Pedro
A juicio del Papa, la lección más importante del viaje es que «la paz es posible» y los cristianos, artesanos de la paz. «Amigos y hermanas, lo que ha ocurrido en los últimos días en Turquía y Líbano nos enseña que la paz es posible y que los cristianos, en diálogo con hombres y mujeres de otras religiones y culturas, pueden contribuir a construirla».
Por último, León XIV tuvo presente a las poblaciones del sudeste asiático, «duramente probadas por los recientes desastres naturales. Rezo por las víctimas, por las familias que lloran, por sus seres queridos y por quienes llevan socorro».
León XIV en el puerto de Beirut
Saludos tras el ángelus
Hermanos y hermanas, hace unos días regresé de mi primer viaje apostólico a Turquía y Líbano. Junto con mi amado hermano Bartolomé, patriarca ecuménico de Constantinopla, y los representantes de otras confesiones cristianas, nos reunimos para rezar juntos en Iznik, la antigua Nicea, donde hace 1700 años se celebró el primer concilio ecuménico.
Hoy se cumple precisamente el sexagésimo aniversario de la declaración común entre Pablo VI y el patriarca Atenágoras, que puso fin a las excomuniones recíprocas. Demos gracias a Dios y renovemos nuestro compromiso en el camino de la vida.
En Turquía, tuve la alegría de encontrarme con la comunidad católica. A través del diálogo paciente y el servicio a los que sufren, ella da testimonio del evangelio del amor y de la lógica de Dios que se manifiesta en la pequeñez.
El Líbano sigue siendo un mosaico de convivencia y me ha reconfortado escuchar tantos testimonios en este sentido. He conocido a personas que anuncian el evangelio, acogiendo a los desplazados, visitando a los presos, compartiendo el pan con los necesitados. Me ha reconfortado ver a tanta gente en la calle saludándome y me ha conmovido el encuentro con los que sufren. Gracias.
Bartolomé y León saluda a los fieles Vatican Media
Me ha encontrado con los familiares de las víctimas de la explosión en el puerto de Beirut. Los libaneses esperaban una palabra y una presencia de consuelo, pero fueron ellos quienes me reconfortaron con su fe y su entusiasmo. Doy las gracias a todos los que me han acompañado con sus oraciones. Gracias, Líbano.
Amigos y hermanas, lo que ha ocurrido en los últimos días en Turquía y Líbano nos enseña que la paz es posible y que los cristianos, en diálogo con hombres y mujeres de otras religiones y culturas, pueden contribuir a construirla. No lo olvidemos. La paz es posible, la paz es posible.
Estoy cercano a las poblaciones del sudeste asiático, duramente probadas por los recientes desastres naturales. Rezo por las víctimas, por las familias que lloran, por sus seres queridos y por quienes llevan socorro. Exhorto a la comunidad internacional y a todas las personas de buena voluntad a sostener con gestos de solidaridad a los hermanos y hermanas de aquellas regiones.
Vallas con el primer viaje apostólico de León XIV @Vatican Media
Un olivo presidió el encuentro del Papa con líderes religiosos en Beirut
Como ya se ha insistido en otras ocasiones, no habrá paz mientras continúen las guerras religiosas
| Félix Placer Ugarte
El viaje apostólico del papa León XIV a Turquía y a Líbano había despertado gran interés no solo por ser el primero internacional, sino también por los lugares elegidos y los temas que iban a ser abordados. La razón de su visita a la República Turca estaba en la conmemoración de los 1.700 años del concilio de Nicea y en su sentido ecuménico; unida a esta celebración, su estancia en Líbano, frontera con el país palestino, tenía un importante significado de compromiso por la justicia y la paz en los críticos momentos que esta zona vive y que afectan a la estabilidad mundial. El Papa ha abordado, en consecuencia, en sus discursos las exigencias religiosas y políticas.
Un Concilio actual
Las afirmaciones dogmáticas del Concilio de Nicea en su celebración el año 325, rechazaban la herejía de Arrio que socavaban la fe cristológica al negar la divinidad de Jesucristo y, por tanto, la unión de Dios con la humanidad,estableciendo una distancia insalvable respecto a la divinidad. La razón arriana estaba en que la trascendencia de Dios no era compatible con el sufrimiento de Jesús: Dios no podía sufrir ni morir, tampoco nacer y compartir con los humanos su vida. Por ello Jesús no podía ser Dios, sino alguien creado y, por tanto, inferior al Padre que esincreado y eterno, en absoluta transcendencia. Nicea, con Atanasio, desautorizó ese error que separaba al hombre de Dios, atentaba contra lo más profundo de la revelación yde la historia de la salvación y anulaba el sentido pleno de la sacramentalidad. Con la afirmación dogmática de Nicea, recordaba León XIV en su Carta Apostólica In unitate fidei, la doctrina de la consubstancialidad (homooúsios) de Jesucristo, Hijo de Dios, según Nicea, contra el error helenizante de los arrianos.
Bartolomé y León, en Nicea Vatican Media
Ante determinados espiritualismos de hoy que tienden a separar lo humano de lo divino y la historia humana de la historia de la salvación, la Iglesia con León XIV confesaba la cercanía de un Dios que comparte nuestra vida, sus gozos y esperanzas, sus tristezas y angustias, elsufrimiento de todas las víctimas sobre todo de los últimos, de los más pobres, de los abandonados y marginados para lograr un mundo humanizado, es decir, divinizado ya que toda auténtica liberación lleva a una verdadera divinización.
También es importante subrayar en este momento que,según la fe niceno-constantinopolitana, Dios en la encarnación asumió la naturaleza humana en su integridadque es femenina y masculina. Por tanto no se puede aducirla masculinidad del Jesús histórico como razón para negar a la mujer su derecho, por ejemplo, al diaconado y presbiterado. La igualdad es principio fundamental, garantizada por el bautismo, desde donde se deriva la correspondencia de los mismos derechos a hombres y mujeres.
El Papa lee su discurso en Nicea RD/Captura
Nicea ante el ecumenismo y pluralismo religioso
La Carta citada recordó también “el altísimo valor ecuménico” del Concilio de Nicea e invitaba fortalecer el diálogo en un “ecumenismo orientado al futuro”, como así ha sido y se ha reafirmado por parte del Papa y las diferentes Iglesias en los encuentros ecuménicos que han tenido lugar, sobre todo en Iznik, antigua Nicea, con el Patriarca de Constantinopla Bartolomé I rezando con delegados de las diferentes Iglesias.
Pero también es preciso recalcar que este viaje papal se ha desarrollado en su primera etapa en Turquía, país de mayoría musulmana; contexto muy tenido en cuenta en los saludos y discursos ante las diversas autoridades civiles y religiosas. Frente a un pasado de discordias, enfrentamientos y guerras, este viaje ha subrayado la evolución positiva en las relaciones entre musulmanes y cristianos en el respeto y en el diálogo; también con otras religiones en un mundo caracterizado por el pluralismo religioso, donde todavía se enfrentan concepciones monoteístas y politeístas, que desembocan en graves conflictos. Como ya se ha insistido en otras ocasiones, no habrá paz mientras continúen las guerras religiosas.
Nicea y Constantinopla resolvieron los graves enfrentamientos cristianos de su época con afirmaciones dogmáticas en las que también estaba interesado el poder político en un imperio dividido por posiciones religiosas. Precisamente, como recordaba el Papa, la consecución de la unidad de todos los cristianos fue uno de los objetivos principales del último Concilio, Vaticano II, que retiró las recíprocas excomuniones con la Iglesia ortodoxa y afirmó que «el restablecimiento de la unidad entre todos los cristianos es una de las principales preocupaciones del Concilio Vaticano II» (Unitatis redintegratio). Celebramos este 8 de diciembre su clausura, hace 60 años.
Un momento del encuentro interreligioso
Sin embargo en el mundo actual globalizado las religiones continúan siendo motivo y causa de inestabilidad y guerra. Es preciso llegar al diálogo interreligioso para el cual Nicea y Constantinopla con Éfeso y Calcedonia, aportan una base imprescindible. Si afirmamos la acción de Dios en la humanidad y la presencia del Espíritu en su historia es preciso reconocer, como lo afirmó el Concilio Vaticano II, su acción universal. Por tanto, otras religiones son lugares donde acontece el encuentro entre lo divino y lo humano, dondeestá “ lo bueno sembrado en los ritos y culturas de otros pueblos” (Lumen gentium, 17).
Ya el ‘Parlamento de las Religiones del Mundo’, celebrado en 1993, abogó por una ética mundial para conseguir un orden mundial nuevo, sin predominio de una religión sobre otra, basado en el mutuo reconocimiento, en la no violencia y respeto a toda vida, en el compromiso a favor de una cultura de la solidaridad y de un orden económico justo, de tolerancia e igualdad. Hoy las diferentes religiones subrayan profundos valores de alteridad (abrahámicas), compasión (asiáticas), cuidado de los pobres y olvidados (Islamismo), sintonía con la naturaleza (indígenas). En consecuencia el diálogo interreligioso está brotando en una teología del pluralismo religioso de amplio alcance liberador y pluralidad convergente, cuidando la creación, que es obra de Dios con reverencia y gratitud, custodiándola y cultivándola como casa común de la humanidad, según ha recordado el Papa citando la Laudato si’.
León XIV
Ante un mundo dividido, enfrentado, con graves desigualdades injustas
Este viaje ha estado marcado, por tanto, como no podía ser de otra manera, por una insistente exigencia de paz, en especial desde el Líbano, en la frontera con Palestina. En un escenario de guerra, con sus trágicas consecuencias para Gaza y también para otros pueblos como Ucrania, África y con amenazas de invasiones prepotentes León XIV ha clamado por la justicia y por la paz y el respeto a todos los pueblos desde la justicia. Ha sido una constante en sus discursos ante líderes políticos y religiosos y ante los grupos que han compartido sus celebraciones ecuménicas donde las diferentes confesiones y religiones son claves de justicia y de paz, de respeto a los derechos de todos los pueblos.
Siguiendo el itinerario del viaje papal estamos, por tanto, llamados a un proceso de paz urgente y a un rechazo de la guerra y de un armamentismo desbocado que en lugar de ser garantía seguridad para los estados, es amenaza destructiva sobre el conjunto de la humanidad, además de ser negocio para quienes alientan e imponen la carrera armamentística.
Concilio de Nicea
Si el Concilio de Nicea, convocado por Constantino, tuvo una interesada intencionalidad política para su imperio, unida a la religiosa, la celebración de su aniversario con el viaje de León XIV se ha guiado por una clara finalidad religiosa haciéndose clamor de paz “en un mundo dividido y desgarrado por muchos conflictos”. Es el radical servicio que hoy la Iglesia ofrece a la humanidad ante sus angustiosas preguntas e incertidumbres, como pidió Gaudium et spes hace ahora 60 años.
Nicea y la navidad: la sacramentalidad de lo humano
El viaje de León XIV se ha realizado en tiempo de Adviento en las puertas de esta Navidad y en lugares de intensas resonancias bíblicas y del primer cristianismo. Los Concilios de Nicea y Constantinopla dieron pleno sentido a la celebración del nacimiento humano del Hijo de Dios, que en la herejía arriana perdía su pleno significado salvador.
Celebrar aquel acontecimiento decisivo para la humanidad implica la afirmación de la humanización de Dios, en especial, como insistía el mismo Papa, en los pobres y sencillos (Dilexi te). En consecuencia, fieles a la fe que confiesa la unidad de lo divino y de lo humano en Jesucristo, como afirma Jon Sobrino, siguiendo a Karl Rahner y en definitiva a Nicea, lo humano debe ser interpretado en referencia a lo divino y lo divino en relación con lo humano.
Del concilio de Nicea
Jesús es comprendido de esta manera comosacramento de Dios y, por tanto, lo humano es sacramento de lo divino. Desde esta convicción creyente, la afirmación de que ‘fuera de la Iglesia no hay salvación’, de reminiscencias arrianas, ha dejado paso a la que es fiel a Nicea: ‘fuera del mundo no hay salvación’. En consecuencia solo llegamos a Dios a través de lo humano interpretado desde el evangelio, guiados por el Espíritu que nos descubre y revela en los pobres, humildes, necesitados al Dios de Jesús nacido en Belén como liberador-salvador (Lc 4,18). Negar esa relación intrínseca que proviene de la Encarnación equivale a caer en la herejía arriana que separa lo humano de lo divino, a Dios del hombre y termina reduciendo la Navidad a modelos espiritualistas que muchos hacen compatibles con el consumismo de estos días en nuestra sociedad.
La resonancia de los mensajes dirigidos por León XIV, no solo a los lugares visitados, sino al mundo entero en su crítica situación actual, dan a esta Navidad un interpelante significado para que el entendimiento y diálogo entre confesiones cristianas, entre religiones del mundo, en la política de los estados, en la relación entre pueblos, se guíen por actitudes y criterios liberadores y humanizadores para lograr construir un mundo de justicia y de paz.
Un espacio de reflexión, serenidad y paz donde pueden brotar palabras de luz
La autora es Julia Crespo Benito, miembro de la Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld.
Un espacio donde la calma se convierte en refugio y las palabras brotan desde el silencio fértil.
Un rincón para conectarnos con lo esencial , y dejar que nuestras vidas avanzan hacía la plenitud
Escribir como camino espiritual
La escritura es una vía de autoconocimiento, pero también de comunión : con los otros con lo invisible, con lo eterno. El escritor de luz no busca público, sino presencia. Sabe que si una sola persona encuentra consuelo o claridad en sus palabras, la misión está cumplida. Mis libros
León XIV envió un mensaje a la Conferencia interreligiosa sobre la «cultura de la armonía» que organizó en Daca la Conferencia Episcopal. «Donde otros han sembrado desconfianza, nosotros elegimos la confianza. Eliminemos juntos las malas hierbas del prejuicio. Que el Altísimo bendiga su país con una paz cada vez más profunda».
Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – «Las diferencias de credo o de origen no tienen por qué dividirnos necesariamente. Al contrario, al encontrarnos en amistad y diálogo, nos unimos contra las fuerzas de la división, el odio y la violencia, que con demasiada frecuencia han asolado a la humanidad. Donde otros han sembrado desconfianza, nosotros elegimos la confianza; donde otros podrían alimentar el miedo, nosotros buscamos la comprensión; donde otros ven las diferencias como barreras, nosotros las reconocemos como caminos de enriquecimiento mutuo».
Estas fueron las palabras que dirigió el papa León XIV a los participantes en el encuentro interreligioso organizado en Daca por la Conferencia Episcopal de Bangladés sobre el tema «Promover una cultura de armonía entre hermanos y hermanas», al que asisten el prefecto del dicasterio para el Diálogo Interreligioso, el cardenal George Koovakad, y el secretario monseñor Indunil Janakaratne Kodithuwakku Kankanamalage. A todos ellos – retomando las palabras de su primer discurso – el pontífice les dirigió el deseo de una paz «que solo puede venir de Dios, una paz desarmada y desarmante, humilde y perseverante y que busca siempre la caridad, que busca siempre estar cerca especialmente de los que sufren».
«Como única familia, compartimos la oportunidad y la responsabilidad de seguir cultivando una cultura de armonía y de paz», dice León XIV. Y añade: «Sabemos por los momentos dolorosos de la historia que cuando se descuida la cultura de la armonía, las malas hierbas pueden ahogar la paz. La sospecha echa raíces; los estereotipos se endurecen; los extremistas explotan los miedos para sembrar la división. Juntos, como compañeros en el diálogo interreligioso, somos como jardineros que cuidan este campo de la fraternidad, y ayudan a mantener fértil el diálogo y a eliminar las malas hierbas del prejuicio».
El Papa explica en su mensaje que «una medida auténtica de la amistad interreligiosa es nuestra disposición a estar juntos al servicio de los más vulnerables de la sociedad. Bangladés – recuerda – ya ha sido testigo de ejemplos alentadores de esta unidad en los últimos años, cuando personas de diferentes religiones se han unido en solidaridad y oración en tiempos de desastres naturales o tragedias. Estos gestos construyen puentes – entre religiones, entre teoría y práctica, entre comunidades – para que todos los bangladesíes, y de hecho toda la humanidad, puedan pasar de la sospecha a la confianza, del aislamiento a la colaboración». Este tipo de experiencias hace crecer «la resiliencia de las comunidades frente a las voces de la división». Porque «cuando nuestro diálogo se vive en la práctica, resuena un mensaje muy poderoso: que es la paz, no el conflicto, el sueño que más valoramos y que construir esta paz es un compromiso que afrontamos juntos».
«Deseo reiterar el compromiso de la Iglesia católica de recorrer este camino junto a ustedes», concluye León XIV. «A veces los malentendidos o las heridas del pasado pueden ralentizar nuestros pasos. Sin embargo, animémonos unos a otros a perseverar. Que el Altísimo bendiga a cada uno de ustedes, a sus familias y a sus comunidades. Que bendiga su país con una armonía y una paz cada vez más profundas. Y que bendiga nuestro mundo, que tan urgentemente necesita la luz de la fraternidad».
El discurso del Cardenal Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso en el congreso internacional «Caminos de Paz. Religiones y culturas en diálogo» en la Universidad Católica de Temuco.
Vatican News
«Las religiones y las culturas desempeñan indudablemente un papel polifacético y preeminente en la construcción de caminos de paz», promoviendo y facilitando «el diálogo y la cooperación entre personas de diferentes religiones y culturas», con el fin de «construir un mundo más justo, humano, fraterno y pacífico». Así lo ha subrayado el Cardenal George Jacob Koovakad, Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, en su intervención hoy, miércoles 13 de agosto, en el Congreso Internacional «Caminos de Paz. Religiones y Culturas en Diálogo» que se celebra en Temuco, Chile, organizado por la Universidad Católica local.
El papel de los Papas y sus llamamientos a la reconciliación
Recordando que «construir y promover la paz en todas partes es un aspecto central de la misión de la Iglesia», el cardenal destacó su labor a través del «diálogo y la cooperación entre religiones y culturas».
A continuación, hizo hincapié en tres aspectos: en primer lugar, el papel del Papa como «constructor de puentes», ya que «a lo largo de la historia, los Papas han subrayado constantemente la importancia del respeto mutuo, la comprensión, el diálogo y la coexistencia pacífica entre todos los pueblos». Y desde principios del siglo XX, también han desempeñado «un papel fundamental en la resolución de conflictos, llamando a la moderación y al cese de las hostilidades, apoyando las negociaciones y proponiendo planes de paz tras los conflictos y las guerras».
En este sentido, el cardenal citó los numerosos llamamientos a la reconciliación lanzados por los Pontífices a lo largo de los años, junto con la publicación de varios «importantes documentos y mensajes destinados a promover la paz».
El compromiso diplomático de la Santa Sede
En segundo lugar, el cardenal Koovakad subrayó el compromiso diplomático de la Santa Sede «por la paz, la justicia y el desarrollo», destacando cómo -especialmente en el periodo actual- ha «planteado cuestiones que van desde los derechos humanos al desarme» y se ha erigido en un «actor significativo», elogiado «por su imparcialidad y atención a las cuestiones humanitarias». Y es que, subrayó el cardenal, «la diplomacia de la Santa Sede es una diplomacia de paz».
Como tercer y último punto, el Prefecto del Dicasterio vaticano se detuvo en la promoción del diálogo interreligioso e intercultural por la paz: «La Santa Sede -dijo- está segura de que en el mundo de hoy, caracterizado por un creciente pluralismo religioso y cultural, el diálogo con las religiones y las culturas es fundamental para promover la comprensión, el respeto de la diversidad, la construcción de puentes y la paz en la sociedad». Esto, explicó, se consigue de varias maneras: animando, guiando y ayudando a las Iglesias locales en la promoción del diálogo interreligioso; organizando encuentros interreligiosos; facilitando la formación de quienes podrían implicarse en este campo; acogiendo y dialogando con delegaciones de diferentes grupos religiosos; iniciando un diálogo bilateral, en particular con los musulmanes; y enviando mensajes a diversos grupos religiosos en festividades y ocasiones significativas.
La tarea del Dicasterio para la Cultura y la Educación
También es central la promoción del diálogo interreligioso «en un espíritu ecuménico de unidad y colaboración», junto con la facilitación y promoción de la colaboración entre diferentes culturas, «para favorecer la comprensión mutua y contribuir a la construcción de un mundo más inclusivo y armonioso». Una tarea, ésta, llevada a cabo específicamente por el Dicasterio para la Cultura y la Educación.
El Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral
En la misma línea, Koovakad recordó también el compromiso del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, que «interactúa con todos los actores de la sociedad para defender y promover los derechos humanos, la libertad religiosa y la justicia, en particular el bienestar de los migrantes, los marginados, los vulnerables» y la salvaguarda de la creación. De esta reflexión se desprende, por tanto, que «es responsabilidad compartida de todos promover una cultura de paz y trabajar por la paz en el mundo», concluyó el cardenal, exhortando finalmente a creyentes y no creyentes a responder a la invitación de León XIV de alcanzar la paz «mediante la reflexión y la praxis inspiradas en la dignidad de la persona y el bien común».
Como sabéis se está organizando una Marcha Global a Gaza. Una movilización internacional no violenta en la que participarán unas 2500 personas de 56 países. De España iremos un buen grupo también. Son muchos los grupos y comunidades que están apoyando esta iniciativa. El sábado pasado tuvimos presentes a tantas personas que están sufriendo un infierno en Gaza y también en otros lugares. En la comida hicimos un ayuno solidario y Jacqueline y alguna persona más han propuesto que los días que dura la marcha nos unamos unos minutos en silencio, los que estemos en la marcha con los estáis aquí. En Egipto hay una hora más que en España. Si os parece, cada día nos podríamos unir a las 19:30 hora española, en silencio, acogiendo la realidad de las personas que están sufriendo, deseando que tengan una vida digna y unidos a las personas de la marcha a Gaza y a todas las personas que desde cualquier lugar del planeta desean la Paz.
Cinco minutos antes de las 19:30 Jacqueline o Ana darán un aviso para disponernos por dentro y abrirnos al Silencio que posibilita la Vida. Este tiempo de unirnos en oración se propone a otros grupos: Fraternidad Carlos de Foucauld, Fraternidad de Jesús de la que es miembro mi compañero Quique. Lo podéis proponer a otros grupos y lo podéis comunicar para sentirnos Unidos en este gesto.
Un abrazo fraternal en Aquel que nos ama y nos sostiene
El 14 de junio a las calles
por el FIN del GENOCIDIO
Por una Paz Justa. Palestina Libre
Alto el Fuego Definitivo
Ni terrorismo, ni genocidio
El sábado 14 de junio a las 12h, PararLaGuerra.es convocamos a la ciudadanía a llenar las plazas en todo el país, en una Jornada Estatal por el Fin del Genocidio en Palestina.
Es el momento de transformar la indignación en una acción tan enérgica como pacífica, tan contundente como unitaria y solidaria.
Lo que está ocurriendo en Gaza es un genocidio que tiene como objetivo final el exterminio y la limpieza étnica de más dos millones de gazatíes, la mitad de los cuales son menores. Este es el criminal proyecto que Netanyahu, con el apoyo incondicional de Trump.
Tras la ruptura del precario alto el fuego el 18 de marzo, la violencia ha escalado. Estamos ante uno de los momentos más crueles y mortíferos de la matanza que el gobierno israelí lleva veinte meses perpetrando contra una población civil inocente, desarmada e indefensa.
Todos los días las tropas de Israel perpetran un sinfín de crímenes de guerra. Todos los días bombardean hospitales, escuelas, refugios o tiendas de campaña. Todos los días destruyen viviendas, campos de cultivo, infraestructuras de agua potable y saneamiento, sin más propósito que el exterminio y que Gaza sea inhabitable. Todos los días acribillan a hombres, mujeres, niños y niñas que sólo claman por ayuda.
A la extrema violencia de las bombas se suma el rigor de un asedio que condena a la hambruna total al pueblo palestino. La ONU ha asegurado que 14.000 bebés podrían morir en Gaza si la ayuda humanitaria no llega a tiempo.
PararLaGuerra.es llamamos a toda la ciudadanía, sin distinción de ideologías o credos, a apoyar la Jornada Estatal por el Fin del Genocidio del próximo 14 de junio, y a acudir a las concentraciones que de manera simultánea se realizarán en todo el país a las 12 de la mañana.
Ese día rendiremos también un particular homenaje a quienes han sido y son nuestros ojos en Palestina, a los y las periodistas, quienes han sido asesinados, heridos o detenidos, y quienes siguen allí jugándose la vida.
El Vaticano se ‘muda’ a Camboya para exhibir, junto a los budistas, su unidad por la paz en un mundo “fragmentado”
El cardenal George Jacob Koovakad, prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, ha dado comenzado oficialmente en Phnom Penh al octavo Coloquio Budista-Cristiano, que concluirá el 29 de mayo
“En un mundo fragmentado por la violencia, marcado por los conflictos y oprimido por la injusticia, la pobreza y la degradación del medio ambiente, nuestra asamblea de líderes espirituales y practicantes representa un poderoso signo de esperanza”. Con este discurso de bienvenida pronunciado hoy por el cardenal George Jacob Koovakad, prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, ha comenzado oficialmente en Phnom Penh, capital de Camboya, el octavo Coloquio Budista-Cristiano, que concluirá el 29 de mayo.
Tal como recoge Vatican News, este evento, organizado por el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso en colaboración con las universidades y monasterios budistas de Camboya y la Conferencia Episcopal local, el evento cuenta con la participación de unos 150 representantes de ambas religiones, entre ellos delegados de la Federación de Conferencias Episcopales de Asia.
El tema elegido para la edición de este año: ‘Budistas y cristianos trabajando juntos por la paz a través de la reconciliación y la resiliencia’ dio pie al Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso para subrayar en sus observaciones introductorias que “esta sesión ofrece un espacio sagrado en el que budistas y cristianos se reúnen no sólo como representantes de dos tradiciones venerables, sino también como compañeros de viaje, unidos por un compromiso común en favor de la paz. En el centro de nuestro encuentro hay dos tesoros espirituales: la reconciliación y la resiliencia, que están profundamente arraigadas en nuestras respectivas creencias y son capaces de construir y sostener una paz duradera”.
El cardenal Koovakad en el VIII Coloquio Budista-Cristiano en Camboya
El cardenal subrayó también lo fundamental que es, en un contexto histórico dominado por enormes desigualdades, dar testimonio del poder curativo de la religión en beneficio de un mundo que describe como cada vez más inquieto: “No puedo evitar pensar en los más afectados por la guerra y la injusticia, los que sufren directamente y los que, cansados de los titulares saturados de tragedia, se han alejado con desesperación. La realidad del sufrimiento causado por la violencia, los prejuicios y la desigualdad es innegable”.
Diálogo concreto
El silencio y la indiferencia ante los gritos de los pobres, los refugiados, los marginados, los descartados, los migrantes y ante la intensificación del cambio climático y la erosión de la dignidad humana necesitan, según el Prefecto, una respuesta basada en la compasión y el deber moral. “Nosotros no carecemos de esperanza ni de recursos para responder a esta llamada. Nuestros debates ofrecen valiosas oportunidades para escuchar y amplificar relatos positivos sobre la construcción de la paz, incluidos los que proceden de las bases. Nuestras tradiciones espirituales ofrecen tanto una visión como una misión: nos instan a rechazar la apatía y a asumir la difícil tarea de la construcción de la paz. Nos desafían a elegir la reconciliación en lugar de la venganza, la resiliencia en lugar de la resignación”.
El vicario apostólico de Phnom Penh, Olivier Michel Marie Schmitthaeusler, en su discurso de saludo a los participantes, expresó también su alegría por un acontecimiento que quedará grabado en la historia de la pequeña Iglesia camboyana: “Reforzará la fraternidad y el diálogo. El diálogo de la vida, abierto a cada persona; el diálogo de las obras, a través de la educación para la paz y la solidaridad; el diálogo teológico, que experimentaremos durante esta conferencia; el diálogo de la experiencia religiosa, que lleva a los creyentes a la contemplación para penetrar en el misterio de Dios”.
Jerusalén, (EFE).- Cuando este miércoles se cumplen 600 días de ofensiva israelí contra una Gaza ya desolada, más de una treintena de organizaciones formadas por judíos, musulmanes, cristianos y drusos celebraron una marcha conjunta en Jerusalén para pedir una convivencia pacífica.
«Queremos la paz. La religión no tiene por qué ser el problema, puede ser más bien la solución. En Jerusalén hay sitio para todas las religiones. Y ese es el mensaje que queremos transmitir», explica a EFE Yakir Renbaum, de 34 años y director de la ONG Rabinos por los Derechos Humanos, una de las organizaciones convocantes dedicada a fomentar la convivencia entre judíos y palestinos.
Renbaum, que lidera esta fundación conformada por más de un centenar de rabinos (entre ellos ortodoxos y ultraortodoxos), pidió el fin de los bombardeos israelíes contra la Franja y lamentó que su Gobierno esté «matando de hambre» a tantos palestinos.
En los discursos previos al inicio de la marcha, que aglutinó a un centenar de personas y recorrió de oeste a este Tierra Santa, diferentes líderes religiosos y representantes del islam, judaísmo, cristianismo, budismo y también de la comunidad drusa rezaron en árabe y hebreo pidiendo la paz.
El «otro Jerusalén»
«Hace dos días vimos una marcha en Jerusalén bastante racista. Nosotros hoy queremos promover otra imagen. Queremos promover el otro Jerusalén en el que hay espacio para todos y para todas las religiones», indicó sobre las escenas violentas contra palestinos que protagonizaron israelíes en la Ciudad Vieja durante el Día de Jerusalén, que conmemora la ocupación del este de esta urbe en 1967.
Durante esta marcha, anual y financiada por el Estado israelí, miles de israelíes corean cánticos como «que arda tu aldea» o «Mohamed está muerto», al tiempo que atraviesan una Ciudad Vieja desierta en la que comerciantes cristianos y musulmanes cierran sus negocios por miedo a ataques.
En este sentido, el rabino Renbaum subrayó que, aunque intentan mantener contacto con los judíos más alejados de su mensaje y afincados en el radicalismo, como muchos de los colonos que pueblan Cisjordania ocupada, su «línea roja es la violencia».
Para Jesse Burke, un judío ortodoxo de 40 años, apostar por el diálogo y la paz cobra ahora más sentido que nunca tras la muerte de su hijo, soldado, hace seis meses en la Franja de Gaza.
«Es muy triste ver tantas muertes. Y evidentemente otro 7 de octubre no puede volver a ocurrir. Pero tenemos que buscar una solución para la Franja que no sea la ocupación. Quizás la solución de los dos Estados. No sé, pero la guerra tiene que acabar y los rehenes tienen que regresar», agrega Burke.
La alemana y cristiana Ines Fischer, afincada en Jerusalén desde hace cuatro años y pastora en la Iglesia de la Ascensión en el Monte de los Olivos, también está convencida de que las diferencias culturales o religiosas entre los ciudadanos no son un impedimento para construir una sociedad sin odio.
Asimismo, israelíes seculares como Regula Alona, de 60 años y del movimiento feminista Women Wage Peace (‘Mujeres que luchan por la Paz’) también urgieron el fin de la ofensiva bélica, en la que ya han muerto más de 54.000 palestinos, entre ellos al menos 16.500 niños, según datos de Sanidad gazatí.
«Quiero que la guerra en Gaza acabe hoy mismo. No mañana, ni pasado. 600 días de sufrimiento, de muchas muertes, de muchos heridos, de mucha gente atemorizada. La guerra tiene que acabar ya y tienen que empezar las negociaciones», aseveró. EFE