CHARLES DE FOUCAULD. «Estábamos en la Plaza de San Pedro durante la canonización del «hermano universal», testimonia Pierre Serrand, Asociado menesiano de Francia

Charles de Foucauld fue un guía en mi reencuentro con el Señor , cuenta Pierre Serrand, Asociado menesiano de Cancale, Francia. En Roma, este domingo, 15 de mayo, hemos vivido un momento muy fuerte. Con doble título. Primero con Charles y todos sus herederos espirituales que conoció durante la semana. Luego, con los Hermanos de la Casa generalicia: ¡Una vida de fraternidad sencilla y de gran riqueza! Un momento de alegría profunda para Roselyne, -mi esposa- y yo. ¿Nuestra conexión con Charles de Foucauld? Un retiro en el Assekrem en la meseta de Hoggar simplemente me hizo comprender mi vocación: esposo y padre de familia. Roselyne y yo le debemos nuestro matrimonio. Eso fue hace 40 años. Historia.

Su vida tomó otro sentido.

Carlos de Foucauld fue proclamado santo el pasado domingo 15 de mayo en Roma, en una celebración que también canonizó a otras 9 personas, entre ellas 2 francesas.
El Hno. Carlos es un santo para nuestro tiempo. Se dice que es el santo de los «reiniciadores». En efecto, él mismo, después de haber abandonado la fe cristiana, volvió a Dios en un encuentro decisivo con un sacerdote, el Padre Huvelin. Deseaba simplemente charlar con él, el sacerdote lo hizo arrodillarse y confesarse; luego lo «envió a comulgar». A partir de ese momento su vida tomó un sentido totalmente distinto. Carlos tenía 28 años.

Para resumir, tres aspectos de la vida de San Carlos. Hermano «universal», que vive a imagen de Jesús, ofrecido por todos los hombres, cualesquiera que sean. Su vida: la de Nazaret, una vida escondida, enterrada en la sencillez de una vida de pueblo, servicio a los vecinos, acogida de cada uno, apertura al otro. Unido a Jesús en lo más profundo de sí mismo, Carlos lleva a Jesús, incluso escondido, a aquellos que el Señor confió a su amor, a imagen de la Visitación de María junto a su prima Isabel.

¡Que él viva dentro de mí!

El Hermano Carlos sintetiza perfectamente lo que guía su vida: «Continuar en mí la vida de Jesús: pensar sus pensamientos, decir sus palabras, hacer sus acciones (…) Que sea él quien viva en mí. Sea la imagen de nuestro Señor en su vida escondida: gritar, con mi vida, el Evangelio sobre los tejados. (…) Buscar solo a Dios. »

3 dibujos de Charles de Foucauld, pintados en las paredes de la capilla de Beni Abbès.

«Llevad el Evangelio no predicando de boca, sino predicando con el ejemplo, no anunciándolo, sino viviéndolo: santificad el mundo, llevadme al mundo, como María me llevó a Juan. »

También adjunto aquí el evangelio en árabe. Me parece magnífico. El pasaje se refiere: «No hay mayor amor que dar la vida por los que amamos. » Fue durante la misa de acción de gracias para Carlos el 16 de mayo en San Juan de Letrán.

Pierre SERRAND

LECTURAS PARA LA CELEBRACIÓN VIRTUAL DEL LUNES 15 DE MAYO, PRIMER ANIVERSARIO DE LA CANONIZACIÓN DEL HERMANO CARLOS DE FOUCAULD

https://docs.google.com/document/d/1_Bjqlsg1eMWT9Xn3VB3KM1zvayZSTPsh/edit?usp=sharing&ouid=105220052974298741714&rtpof=true&sd=true

HORARIO:

  • España y Suecia: a las 21 horas.
  • Argentina, Brasil, Chile, Uruguay: a las 16 horas
  • Cuba, Paraguay, Puerto Rico, Venezuela: a las 15 horas. 
  • Colombia, Perú: a las 14 horas.
  • Costa Rica, México, El Salvador: a las13 horas.
  • Filipinas: a las 3 horas (16 de mayo)

LINK:

https://meet.jit.si/horebfoucauld

Custodio

El sacerdote y misionero valenciano Jesús Cervera, párroco que custodia la tumba de San Carlos de Foucauld en el desierto argelino desde el año 2019

El nuevo santo, conocido como ‘el hermano Carlos de Jesús’, vivió los últimos 15 años de su vida en el Sáhara argelino, primero en Beni Abbés y más tarde en las ermitas de Tamanrasset, que él mismo construyó.

En un asalto a su casa para robar fue capturado el 1 de diciembre de 1916 por los senusistas, rebeldes tuaregs que luchaban contra la presencia francesa en el Sáhara, aprovechando la inseguridad de la I Guerra Mundial. Le disparó un adolescente (uno de sus captores), que entró en pánico tras la llegada de dos meharistas.

Su cuerpo fue enterrado allí mismo, en Tamanrasset, y en 1929 trasladado al desierto argelino, concretamente al único cementerio cristiano más cercano, aunque a 1.000 kilómetros de donde vivía, en El Golea (El Meniáa).

Su misión es “vivir el Evangelio de la amistad”

Allí, al frente de la parroquia cercana, se encuentra el sacerdote valenciano Jesús Cervera, que llevado por la espiritualidad del nuevo santo inició una experiencia misionera en septiembre de 2019 en el Sáhara argelino tras el envío “fidei Donum” del Arzobispo de Valencia.

En esta parroquia, como él cuenta, “no hay fieles cristianos de allí, puesto que es una zona cien por cien musulmana, y los únicos que hay son extranjeros”. Junto a él se encuentran otros sacerdotes de diferentes nacionalidades y las hermanas de Nuestra Señora de la Salette.

Su misión allí, donde está prohibido predicar ni hacer cualquier manifestación religiosa de forma pública, es la misma que vivió el hermano Carlos de Jesús, que él llamó vida de Nazaret. “Aquí no somos nadie y nuestra misión es ser testigos de las cosas buenas que hace Dios, del Evangelio de la amistad”, apunta Jesús Cervera.

Según explica el sacerdote valenciano, “cuando vivía en los tuaregs el hermano Carlos escribió: ‘mi vida transcurre rezando al buen Dios y recibiendo a los vecinos que vienen a mi puerta’ y ésta es nuestra misión -continúa el misionero- vivir el evangelio de la amistad”.

“La puerta de mi casa siempre está abierta, y no de una forma metafórica, además hago muchas visitas a las personas con las que he entablado amistad y relación”, también a los enfermos, añade. De hecho, en este tiempo ha estrechado lazos de amistad grandes con algunos musulmanes, le han invitado a las bodas, además de acudir él a sus entierros, o socorrer con alimentos a las familias más necesitadas.

Otra de las labores que hace el sacerdote es visitar a los presos, puesto que en esta zona se encuentran detenidos un gran número de cristianos africanos, de otros países del continente, que han llegado allí huyendo de guerras, hambre y muerte. También colabora con las hermanas en la atención a los discapacitados.

A esta zona, el Golea, en donde se encuentra enterrado el nuevo santo, suelen acudir familias y grupos de peregrinos, aunque, como detalla el sacerdote valenciano, “en estos años, por la pandemia, han sido muy pocos”. Aún así, este fin de semana pasado, han celebrado una vigilia de oración y la misa de acción de gracias, y un grupo de fieles y amigos musulmanes, encabezados por el Obispo de la diócesis, ha acudido a Roma a la canonización que también se celebró en Beni Abbés y en Tamanrasset.

Canonización en Roma

En la misa de canonización de San Carlos de Foucauld participaron algunos sacerdotes valencianos pertenecientes a la fraternidad sacerdotal “Iesus Caritas”, en la que profundizan en la espiritualidad del hermano Carlos de Jesús, a través de diferentes encuentros como los retiros mensuales.

Entre ellos estaban el rector del Seminario Mayor de Valencia, Fernando Ramón, y el canónigo de la Catedral de Valencia, Aquilino Martínez. También participaron algunos laicos que forman parte de grupos que viven la espiritualidad del nuevo santo.

“Que los nuevos santos inspiren soluciones de unión, caminos de diálogo, especialmente en los corazones y las mentes de quienes ocupan puestos de gran responsabilidad y están llamados a ser protagonistas de la paz y no de la guerra”, fueron las palabras del papa Francisco el domingo tras el rezo del Regina Coeli, en las que se refirió a los diez nuevos santos canonizados ese mismo día en una misa en el Vaticano: Titus Brandsma, Lázaro, llamado Devasahayam, César de Bus, Luigi Maria Palazzolo, Giustino Maria Russolillo, Maria Rivier, Maria Francesca di Gesù Rubatto, Maria di Gesù Santocanale y Maria Domenica Mantovani.

“Nuestros compañeros de viaje, hoy canonizados, vivieron la santidad de este modo: se desgastaron por el Evangelio abrazando con entusiasmo su vocación y descubrieron una alegría sin igual y se convirtieron en reflejos luminosos del Señor en la historia”, destacó el Papa en la homilía.

El nuevo santo

Carlos de Foucauld nació en Francia, en Estrasburgo, el 15 de septiembre de 1858. Huérfano a los seis años, creció con su hermana Maria, bajo los cuidados de su abuelo, orientándose hacia la carrera militar.

Durante una peregrinación a Tierra Santa descubrió su vocación: seguir a Jesús en su vida de Nazareth. Ordenado sacerdote a los 43 años (1901) parte al Sáhara, primero Beni-Abbes, después Tamanrasset en medio de los Tuaregs del Hoggwar.

Murió el 1 de diciembre de 1916, a los 58 años, asesinado por una banda de ladrones. Benedicto XVI lo beatificó en 2005.

San Carlos de Foucauld y sus clarisas de Nazaret

por Victor in vínculis 

El 1 de diciembre de 1916, Carlos de Foucauld fue asesinado por una banda de forajidos en la puerta de su ermita en el Sahara argelino. Pronto se estableció una verdadera devoción en torno a su figura: nuevas congregaciones religiosas, familias espirituales y una renovación del Erce iris o y de la «espiritualidad del desierto» en pleno siglo XX se inspiraron en sus escritos y en su vida. El 13 de noviembre de 2005 fue proclamado beato durante el pontificado de Benedicto XVI y el 15 de mayo de 2002 fue canonizado por el Papa Francisco.

La Madre MARIA FELIPA RUIZ ORTEGA, osc Abadesa del Convento de las Clarisas de Nazaret recuerda cómo las Clarisas acogieron a san Carlos para ayudarlo. La Madre Michelle, en ese momento abadesa del Monasterio, le ofreció un pequeño lugar donde construyó una “casa”, una pequeña choza y donde se reunía en oración en busca de la verdad. A la entrada del convento, la abadesa muestra el pequeño museo con algunos objetos pertenecientes al santo: el crucifijo regalado por la Madre Abadesa, un icono realizado por él y restos de su cabaña. Un hombre de esencialidad pero también un ejemplo de fraternidad Universal.

Vida en Nazaret (1897-1900)

Carlos de Foucauld salió de Roma después de recibir la aprobación del Padre Huvelin, a quien obedecía como si se tratara de un superior. Partió hacia Tierra Santa donde llegó el 24 de febrero de 1897. Comenzó una peregrinación vestido como un campesino palestino. Llegó a Nazaret el 10 de marzo de 1897 y se presentó en el Monasterio de Santa Clara de Nazaret, donde pidió trabajar como jardinero y así pagar un pedazo de pan y el cobijo en una cabaña. Reparaba los muros de la cerca, realizaba las diligencias para las religiosas y dibujaba imágenes piadosas, en tanto que reservaba tiempos específicos para la oración. Las Hermanas pobres de Santa Clara se inquietaban por su régimen alimenticio y le proporcionaban higos y almendras, que él en secreto distribuía a los niños. Llegó a escribir más de tres mil páginas en tres años.

“Toda nuestra existencia, todo nuestro ser debe gritar el Evangelio sobre los tejados. Toda nuestra persona debe respirar a Jesús, todos nuestros actos, toda nuestra vida deben gritar que pertenecemos a Jesús, deben presentar la imagen de la vida evangélica”

Escritos espirituales, p. 396. Nazaret, 1898