San Carlos de Foucauld, reconocido por su vida de imitación radical de Cristo en su pobreza y humildad, es uno de los santos mencionados en Dilexit Nos. A través de su estancia en el desierto, San Carlos vivió en constante unión con el Corazón de Jesús, buscando imitar su humildad y simplicidad.
El Papa Francisco lo menciona de la siguiente manera: “Su amistad con Jesús, corazón a corazón, no tenía nada de un devocionalismo intimista. Era la raíz de esa vida despojada de Nazaret con la cual Carlos quería imitar a Cristo y configurarse con él. Aquella tierna devoción al Corazón de Cristo tuvo consecuencias muy concretas en su estilo de vida y su Nazaret se alimentaba de esa relación tan personal con el Corazón de Cristo”.
Francisco bendice los proyectos de los hospitales de campaña: «Seguid, seguid, porque esa es una de las herencias que yo dejaré»
Francisco escuchó el tango de Morlans
«Hay que restablecer el tejido social reparando las desigualdades, nadie puede quedarse indiferente ante el sufrimiento de los demás»
«Denuncien a la sociedad que la desigualdad, a veces tan grande, entre los ricos y pobres, no es lo que Dios quiere de la humanidad y, en justicia, estas requieren ser resueltas»
En nombre de los voluntarios que están trabajando en la catástrofe de Valencia, el padre Ángel le hizo entrega de una imagen de Nuestra Señora de Algemesí, rescatada del fango, y trozos del barro provocado por la riada, que el Papa besó y bendijo. «Es una barbaridad lo que ha pasado, gracias por seguir trabajando por Valencia», contestó el Papa
«En cada persona que acogen, ya sea porque no tiene hogar, por ser refugiado, por ser parte de una familia en estado de vulnerabilidad, por ser víctima de la guerra o por cualquier otro motivo que lo vuelve marginado de la sociedad, siembren esperanza”
«Quiero agradecer públicamente tu trabajo, Lucía, lo que hacéis inspira tanto», señaló el Papa a sor Lucía, recordando su trabajo con refugiados o con las víctimas de la guerra en Ucrania. «La guerra es una cosa muy dura, una realidad que mata, destruye» reflexionó, señalando cómo «la guerra les roba la sonrisa a los niños»
«Llevar el Evangelio no es una cosa abstracta o una ideología que se reduce a un adoctrinamiento, la cosa no va por ahí, sino que se hace concreto ahí, en el compromiso cristiano con los más necesitados; ahí está la verdadera evangelización»
«Francisco adelante, tú sigue adelante”. El tango compuesto por Xavier Morlans fue la bienvenida que el grupo de iglesias hospitales de campaña quiso hacer al Papa Francisco a su entrada en la Sala Clementina. El Papa acogió, sorprendido y divertido, la iniciativa del medio centenar de voluntarios que, capitaneados por sor Lucía Caram, Peio Sánchez y el padre Ángel, llevaron a los muros vaticanos. Una muestra más de esa Iglesia de la acogida y de la alegría, que funciona las 24 horas y que se traduce, especialmente, en un trabajo de desarrollo y solidaridad con los más pobres.
«Seguid, seguid, porque esa es una de las herencias que yo dejaré», rogó el Papa al padre Peio durante los saludos.
«¿Qué tal? Hace tiempo que no le veía, veo que sigue vivo» dijo el Papa al padre Ángel. «Esta monja es un peligro», señaló al ver a sor Lucía, anres de agradecer la «acogida tan alegre» que le habían dispensado. En el discurso que llevaba preparado, y que se saltó en varias ocasiones, Francisco provocó a los presentes con tres ‘mandamientos’ para el trabajo “en la Iglesia en favor de los más pobres y marginados”: “Anunciar a Cristo, reparar las desigualdades del tejido social y sembrar esperanza”.
«Demos gracias a que vienen los migrantes. El nivel de edad es un poquito escandaloso… No tienen hijos, ¡todos tiene un perrito o un gato!, pero no hijos. Los inmigrantes, de alguna manera, son los hijos que no queremos tener»
“Ustedes, ayudados por la gracia del Espíritu Santo, se empeñan para que las iglesias sean como un hospital de campaña, no tenemos que olvidar, llevando adelante esos tres principios”, agradeció Francisco. «Tenemos que ser conscientes que a la Iglesia viene poca gente, tenemos que ir a buscarlos». Al tiempo, alabó el trabajo de acogida, “más con los gestos que con las palabras”. “Los animo a seguir viendo en cada uno de ellos, vulnerables, el rostro de Cristo”, caminando junto a los pobres, el auténtico rosto del Salvador.
Foto de familia del grupo
«Me hacen bien anécdotas de gente pobre, en Italia, sur de España, que anuncian a Cristo como pueden, con los gestos, con la acogida, el acompañamiento, la promoción del migrante… . Es una de las realidades, acoger a los migrantes. Demos gracias a que vienen los migrantes. El nivel de edad es un poquito escandaloso… No tienen hijos, ¡todos tiene un perrito o un gato!, pero no hijos. Los inmigrantes, de alguna manera, son los hijos que no queremos tener», improvisó.
En segundo lugar, “reparar las desigualdades”. “Con su apostolado, denuncien a la sociedad que la desigualdad, a veces tan grande, entre los ricos y pobres, no es lo que Dios quiere de la humanidad y, en justicia, estas requieren ser resueltas”, rogó el pontífice ante la comitiva, presidida por Lucía Caram, el padre Ángel y Peio Sánchez. “Hay que restablecer el tejido social reparando las desigualdades, nadie puede quedarse indiferente ante el sufrimiento de los demás», subrayó, criticando ‘a braccio’ el descarte de los «viejos» y de los «chicos», a los que se «usa» y «después se les abandona».
«¿Qué pasa con los chicos, qué pasa con los ancianos? Estamos asistiendo al escándalo de guardarlos en el ropero de un geriátrico»
«¿Qué pasa con los chicos, qué pasa con los ancianos? Estamos asistiendo al escándalo de guardarlos en el ropero de un geriátrico», lamentó.
Y, por último “es necesario sembrar esperanza”. “En cada persona que acogen, ya sea porque no tiene hogar, por ser refugiado, por ser parte de una familia en estado de vulnerabilidad, por ser víctima de la guerra o por cualquier otro motivo que lo vuelve marginado de la sociedad, siembren esperanza”, rogó Bergoglio. «Quiero agradecer públicamente tu trabajo, Lucía, lo que hacéis inspira tanto», señaló el Papa a sor Lucía, recordando su trabajo con refugiados o con las víctimas de la guerra en Ucrania. «La guerra es una cosa muy dura, una realidad que mata, destruye» reflexionó, señalando cómo «la guerra les roba la sonrisa a los niños»
El trabajo con los refugiados es «una de las tres cosas que el Antiguo Testamento siempre repite: la viuda, el huérfano y el extranjero», se planteó el Papa en un discurso en el que improvisó continuamente.
Sor Lucía grabando al Papa
“Aunque estos hermanos nuestros muchas veces vivan abrumados ante un panorama que pudiera asemejarse a un “callejón sin salida”»… «Cuántos callejones sin salida encontramos en el día a día», admitió el Papa, pidiendo a los presentes recordar «que la esperanza cristiana es más grande que cualquier situación, porque tiene su fundamento en Dios y no en el hombre”, concluyó el Papa, clamando que “lo que para los hombres parece imposible, no lo es para Dios”. Aunque, asumió, «qué difícil es hacerlo con una víctima de la guerra o del sufrimiento».
Atender a los vulnerables, un privilegio
“Nunca dejen de descubrir que atender a los más vulnerables es siempre un privilegio, porque de ellos es el Reino de los cielos (…).Cada vez que tenemos la ocasión de acercarnos a ellos y brindarles nuestra ayuda, es la oportunidad que tenemos de tocar la carne de Cristo, porque «llevar el Evangelio no es una cosa abstracta o una ideología que se reduce a un adoctrinamiento, la cosa no va por ahí, sino que se hace concreto ahí, en el compromiso cristiano con los más necesitados; ahí está la verdadera evangelización», finalizó su discurso el Papa, volviendo a agradecer a la comitiva “su testimonio de vida cristiana, sigan contagiando de esperanza, misericordia y amor a otras personas, que convencidas de esta verdad puedan sumarse a colaborar en el servicio de los más pobres”.
El Papa se despide del grupo Vatican Media
«Contagien esperanza, contagien misericordia, contagien amor«, finalizó, improvisando. «¿Los tenemos que bautizar o confirmar? No, cualquiera, ateo o no ateo, de cualquier religión o de otra, entre los ma´pobres está Jesús, incluso los que no creen en él. Todos, tod, todos, metidos en la bolsa del servicio, en el compromiso de los demás, concluyó, antes de los saludos y de una petición final: «Recen por mí, pero recen a favor, ¿sí?».
En nombre de los voluntarios que están trabajando en la catástrofe de Valencia, el padre Ángel le hizo entrega de una imagen de Nuestra Señora de Algemesí, rescatada del fango, y trozos del barro provocado por la riada, que el Papa besó y bendijo. «Es una barbaridad lo que ha pasado, gracias por seguir trabajando por Valencia», contestó el Papa.
Francisco recurre a numerosos santos, padres de la Iglesia, fundadores, teólogos y místicos para enriquecer el texto de su última encíclica, Dilexit nos. Hay tres de ellos que son los que más han inspirado al Pontífice en esta ocasión, y los tres son franceses: San Francisco de Sales, San Carlos de Foucauld y Santa Teresa del Niño Jesús. Esta última es la autora de una carta que, según afirma el Santo Padre, «debería ser leída mil veces por su hondura, claridad y belleza». No en vano, es una de las cuatro únicas doctoras de la Iglesia.
Se trata de un escrito que la santa de Lisieux le remitió con fecha del 17 de septiembre de 1896 —un año antes de su muerte— a sor María del Sagrado Corazón. Esta religiosa elogiaba a Teresa «por su generoso amor a Dios dispuesto al martirio». «Ella le responde detenidamente en una carta que hoy es uno de los grandes hitos de la historia de la espiritualidad», subraya Francisco en el punto 138 de su encíclica. «Allí ayuda a la hermana ‘del Sagrado Corazón’ a evitar concentrar esta devoción en un aspecto dolorista, ya que algunos entendían la reparación como una suerte de primacía de los sacrificios o de los cumplimientos moralistas».
«Amar mi pequeñez y mi pobreza»
«Ella, en cambio, resume todo en la confianza como la mejor ofrenda, agradable al Corazón de Cristo: ‘Mis deseos de martirio no son nada, no son ellos los que me dan la confianza ilimitada que siento en mi corazón. A decir verdad, las riquezas espirituales hacen injusto al hombre cuando se apoya en ellas con complacencia, creyendo que son algo grande. […] Lo que le agrada es verme amar mi pequeñez y mi pobreza, es la esperanza ciega que tengo en su misericordia… Este es mi único tesoro […] si deseas sentir alegría o atractivo por el sufrimiento, es tu propio consuelo lo que buscas. Comprende que, para amar a Jesús, para ser su víctima de amor, cuanto más débil se es, sin deseos ni virtudes, más cerca se está de las operaciones de ese Amor consumidor y transformante. […] ¡Ay, cómo quisiera hacerte comprender lo que yo siento…! La confianza, y nada más que la confianza puede conducirnos al amor», prosigue el Papa.
En su encíclica «Dilexit nos» Francisco concluye en el siguiente punto, el 139, señalando que «en muchos de sus textos se advierte su lucha contra formas de espiritualidad demasiado centradas en el esfuerzo humano, en el mérito propio, en el ofrecimiento de sacrificios, en determinados cumplimientos para ‘ganarse el cielo’».
Un poco más adelante, en el punto 141, el Santo Padre recoge otra enjundiosa reflexión de Santa Teresa del Niño Jesús: «A veces, cuando leo ciertos tratados espirituales en los que la perfección se presenta rodeada de mil estorbos y mil trabas, y circundada de una multitud de ilusiones, mi pobre espíritu se fatiga muy pronto, cierro el docto libro que me quiebra la cabeza y me diseca el corazón y tomo en mis manos la Sagrada Escritura. Entonces todo me parece luminoso, una sola palabra abre a mi alma horizontes infinitos la perfección me parece fácil: veo que basta con reconocer la propia nada y abandonarse como un niño en los brazos de Dios».https://www.youtube.com/embed/3cTd1RkFDnk?enablejsapi=1&origin=https%3A%2F%2Fwww.eldebate.com
Por cierto que esta misma carta de la santa de Lisieux inspiró hace unos años al cantautor católico Luis Alfredo para componer una de sus canciones más conocidas: «Lo que agrada a Dios», recogida en uno de sus discos, «Mi vocación es el Amor», que dedicó a Santa Teresa del Niño Jesús.
La carta solemne ofrece una reflexión rica y oportuna sobre la centralidad del amor en la vida cristiana
El papa Francisco subraya en el documento la vitalidad del amor de Cristo como una fuerza capaz de transformar tanto a la Iglesia como al mundo. / Foto AFP
Hernán Olano
La más reciente encíclica del papa Francisco, «Dilexit Nos» (“Él nos amó”), dada a conocer este 24 de octubre, resuena profundamente en su llamado a volver al amor genuino y radical del Corazón de Cristo, tanto humano como divino. Este documento ofrece una reflexión rica y oportuna sobre la centralidad del amor en la vida cristiana, apelando a sus distintas dimensiones históricas, espirituales y teológicas. Como especialista en derecho canónico y vaticanista, observo cómo Francisco busca, con esta encíclica, reavivar la comprensión del amor abnegado que Cristo nos ofrece y que ha sido el fundamento de la fe católica desde sus orígenes.
Primero, «Dilexit Nos» nos recuerda que el símbolo del corazón, con su rica tradición en la teología cristiana, no es un mero ícono sentimental, sino un llamado a profundizar en la esencia misma de quien es Cristo: un puente entre lo humano y lo divino. El Papa urde una conexión magistral entre las descripciones clásicas y teológicas del corazón como centro de la persona, refiriéndose a sus raíces etimológicas y filosóficas que destacan la unidad del ser humano en cuerpo y alma.
La encíclica también aborda el reto de enfrentar un mundo que a menudo se sumerge en la superficialidad y el consumo compulsivo. En este contexto, Francisco impulsa a recuperar el corazón como centro de discernimiento y unidad, que llama a un replanteamiento del modo en que percibimos la vida y nuestras acciones diarias. Aquí, el papa lanza una crítica sutil pero potente contra las estructuras económicas y tecnológicas que buscan vaciar de sentido nuestro existir, y enfatiza la urgencia de cultivar una interioridad fecunda, movida por la autenticidad del encuentro con Cristo.
Es particularmente interesante cómo Francisco interpela a las comunidades cristianas a vivir este amor del Corazón de Jesús de manera activa, en una praxis que implica la reparación de las heridas del mundo. Recordando a figuras importantes en la historia de la devoción al Sagrado Corazón, como san Juan Eudes o santa Margarita María Alacoque, el papa entrelaza esta tradición con un imperativo de justicia social, llamando a una civilización basada en el amor. Esta integración de misticismo y acción social refleja una de las constantes del pontificado de Francisco: la inseparable unión entre contemplación y acción.
En la encíclica se mencionan varios otros personajes históricos de relevancia espiritual y teológica con aportes a su actuar, como es tradicional en los textos de Francisco: San Agustín y su importancia para el desarrollo de la devoción al Sagrado Corazón como símbolo de un encuentro personal con Cristo. San Bernardo de Claraval, quien retomó la idea del costado traspasado de Cristo como revelación del amor de su Corazón, como también lo hizo Guillermo de Saint-Thierry. San Buenaventura, quien unió la fuente de los sacramentos con la relación personal de amor en Cristo. Las visiones del Corazón de Cristo de Santa Gertrudis de Helfta y, la promoción de la confianza en la gracia y el amor del Corazón de Cristo de San Francisco de Sales. San Claudio de La Colombière, quien divulgó las experiencias de santa Margarita María y unió la devoción al Sagrado Corazón con una profunda espiritualidad ignaciana. Santa Teresa del Niño Jesús, la cual enfatizó la confianza ilimitada en la misericordia y el amor de Cristo y, San Carlos de Foucauld, el cual vivió una entrega al amor del Corazón de Jesús que lo llevó a una vida misionera y de fraternidad universal. Todos estos personajes, subrayan la rica tradición y la profundidad espiritual que nutre la devoción al Sagrado Corazón dentro de la Iglesia, según lo presenta el papa Francisco.
A nivel teórico, la cuarta encíclica de Francisco, «Dilexit Nos» (previamente la «Lumen Fidei», escrita en parte por su predecesor el papa Benedicto XVI; en 2015 publicó «Laudato si», sobre la ecología, y la de 2020, «Fratelli tutti», sobre la fraternidad universal), nos ofrece un marco donde la devoción al Corazón de Cristo se despliega en tres dimensiones amatorias: el amor divino, el amor humano espiritual y el amor humano sensible. Esta trifecta no sólo abre las puertas a una vivencia plena del misterio de Cristo, sino que nos convoca a ser sus testigos en un mundo que clama por justicia, solidaridad y paz. El papa subraya que estas expresiones de amor no son capacidades operativas separadas, sino manifestaciones que se integran armoniosamente en la vivencia cristiana auténtica.
«Dilexit Nos» plantea un retorno al corazón –no un regreso nostálgico a prácticas pasadas, sino una vigorizante invitación a vivir con valentía y esperanza el Evangelio hoy, a la luz del Corazón ardientemente amoroso de Cristo–. Esta encíclica es, pues, un llamado a que el amor sea el eje vertebrador de una nueva evangelización que se irradia con humildad y fortaleza desde el corazón mismo de cada creyente.
En la conclusión de la encíclica «Dilexit Nos», el papa Francisco subraya la vitalidad del amor de Cristo como una fuerza capaz de transformar tanto a la Iglesia como al mundo. Destaca cómo este amor genuino y gratuito, representado por el Corazón de Cristo, es fundamental para liberar a la humanidad de las cadenas del consumismo y la indiferencia. Francisco llama a los creyentes a dejarse llenar por el amor de Cristo, que es capaz de dar un nuevo corazón al mundo y renovar nuestras relaciones y estructuras.
El papa también señala que este amor no sólo es un refugio espiritual, sino una fuente de justicia, paz y solidaridad que se debe manifestar en acciones concretas. Advierte sobre la necesidad de que la Iglesia evite estancarse en estructuras obsoletas o fanatismos y abrace el amor vivificante de Cristo como motor de verdadera reforma y evangelización.
Finalmente, Francisco pide a Cristo que de su Corazón fluyan los ríos de agua viva para sanar y revitalizar la humanidad, llevándonos hacia un mundo más justo y fraterno, hasta que todos partamos del banquete del Reino celestial en unidad y plenitud.
La comunidad católica que se va a encontrar el Papa Francisco tiene poco que ver con la que hace 29 años recibió a San Juan Pablo II. Acudió a beatificar al Padre Damian de Molocai, el apóstol de los leprosos, quien por cierto en 2005 fue elegido en su país «el belga más grande de todos los tiempos».
Por distintas circunstancias, los últimos informes anuales publicados por la Iglesia belga (el último corresponde a 2022) confirma el descenso de la práctica religiosa. Entre los datos positivos, en los últimos años han aumentado los peregrinos a los cuatro principales santuarios marianos (Banneux, Beauraing, Oostakker y Scherpenheuvel) y han disminuido las solicitudes formales para abandonar la Iglesia
Así es la Iglesia Católica de Bélgica
En estos momentos Bélgica cuenta con 3.656 parroquias, que son atendidas por 2.066 sacerdotes diocesanos de 55 nacionalidades diferentes. El clero es de avanzada edad: más de la mitad de los presbíteros supera los 75 años. Bélgica es un país con una gran variedad de nacionalidades, y eso se refleja también en su Iglesia. Entre los sacerdotes extranjeros, la mayoría son congoleños, le siguen los franceses, polacos, italianos e indios.
En Flandes, 107 iglesias están abiertas a actividades religiosas de otras comunidades cristianas.
El pasado mes de junio la Conferencia Episcopal de Bélgica anunció que llevará a cabo una investigación sobre los abusos sexuales cometidos por miembros del clero en el país.La investigación se realizará junto con la universidad católica de Lovaina.Los resultados servirán para aplicar las recomendaciones de las comisiones parlamentarias dedicadas a investigar los abusos en la Iglesia.
El recién nombrado arzobispo de Malinas-Bruselas es Luc Terlinden, de 54 años. Por primera vez en casi un siglo (desde el cardenal Van Roey en 1926), un sacerdote que aún no es obispo recibió este nombramiento. Es el décimo arzobispo desde la creación de la Bélgica independiente. Con este nombramiento la Santa Sede continúa con el principio de designar alternativamente a un flamenco y a un francófono. Es miembro de la fraternidad sacerdotal de Charles de Foucauld, y ha sido la mano derecha de su predecesor, el cardenal De Kesel.
“Rezo para que los gobernantes sepan asumir su responsabilidad, el riesgo y el honor de la paz y sepan alejar el peligro, la ignominia y la absurdidad de la guerra. Rezo para q teman al juicio de la conciencia, de la historia y de Dios, y que conviertan la mirada y los corazones” (Papa Francisco)
De manera inédita, el Papa Francisco mantiene un pronunciamiento muy avanzado sobre la acción climática. La encíclica Laudato Sí fue la primera en la historia de la Iglesia centrada en la “casa común” desde el punto de vista ambiental, ligado a la pobreza. De igual manera, la exhortación Laudate Deum, publicada el 4 de octubre de 2023 ante la Cumbre de Dubái, se ha centrado directamente en la crisis climática, con una clara llamada a la acción. Sus textos son útiles para contraargumentar discursos negacionistas o retardistas.
Rogelio Fernández-Reyes. Investigador en la comunicación del cambio climático. Doctor en Periodismo por la Universidad de Sevilla y la Universidad Pablo de Olavide. Revista Ecologista nº 118.
Las creencias religiosas pueden promover el aumento o la disminución del impacto del ser humano en la Tierra. El discurso de los líderes espirituales puede tener más peso para los creyentes que los resultados científicos o las legislaciones sobre el tema. Por tanto, sus narrativas a favor de la acción climática pueden complementarse con las planteadas en ámbitos sociales, económicos, políticos y científicos1.
Resulta extraño que un artículo en la revista de Ecologistas en Acción aborde publicaciones de un papa. No sería así si el sumo pontífice de la Iglesia católica no mostrara una actitud especialmente activa en un tema tan candente como es el cambio climático. “El Papa tiene un liderazgo que no veo en los políticos” exponía Naomi Klein. The Guardian, en un editorial, definía al Papa como “un elocuente defensor de los derechos humanos, el medio ambiente y la paz”. Lo cierto es que la actitud de Bergoglio está influyendo para que el desafío climático esté llegando a un público que, de otra manera, no escucharía hablar de este tema en los salones de su casa. Y es que la realidad nos dice que la ciudadanía acepta integrar los retos (como crisis climática) si lo hacen sus referentes, sus iguales, si se abordan desde sus valores, su identidad, su vocabulario, sus emociones… En este sentido mantengo la hipótesis de que buena parte de la ciudadanía conservadora en España ha escuchado hablar del cambio climático de manera receptiva a partir de las palabras del Papa Francisco. Digo buena parte porque la más conservadora parece percibirlo como un hereje o está deseando que llegue un sucesor.
En estas líneas trataré de aproximarme a la evolución del compromiso de Bergoglio hacia la crisis climática a través de dos documentos. En junio de 2015, meses antes de la Cumbre de París, el Papa Francisco publicó la carta encíclica Laudato Si’´2, un documento que supuso un aldabonazo para la Iglesia católica. Significa “Alabado seas” y lo toma del Cántico de las criaturas de Francisco de Asís. El subtítulo es “Sobre el cuidado de nuestra casa común”.
El papa Francisco. Ilustración: Andrés Espinosa.
Por primera vez en la historia, una encíclica situaba los retos ambientales, ligados a la pobreza, en el centro del discurso. En este documento, el Papa reconocía que el cambio climático planteaba “uno de los principales desafíos actuales para la humanidad” (LS:25), apostando por la “ecología integral”. Entre sus frases nos encontramos con palabras que se hallan en línea con los principios constituyentes del paradigma ecológico3: aboga por una alianza entre la humanidad y el ambiente (LS:209), defiende el principio de precaución (LS:186), habla del principio de subordinación de la propiedad privada al destino universal de los bienes (LS:93), apuesta por la sobriedad (LS:222), propone aceptar cierto decrecimiento (LS:193), detener la marcha e incluso volver atrás antes que sea tarde (LS:193), critica el sometimiento de la política ante la tecnología y las finanzas (LS:54), alude al rebasamiento de límites (LS:27), a la mentira de la disponibilidad infinita de los bienes del planeta (LS:106), a un mundo limitado y finito (LS:56), al reto ambiental-pobreza como causa común y prioritaria (LS:139), a las responsabilidades comunes pero diversificadas (LS:52) o diferenciadas (LS:170), o alerta del riesgo de especulación de los bonos de carbono (LS:171). Todo ello en el marco de una percepción holística aludiendo a un cambio radical (LS:4 y 171) y una valiente revolución cultural (LS:114).
Naomi Klein: “El Papa tiene un liderazgo que no veo en los políticos”
La encíclica recibió críticas y alabanzas. Sectores conservadores y liberales la atacaron por su concepción de la propiedad privada, el libre mercado o por reconocer el cambio climático. Desde sectores progresistas y ecologistas le reprocharon las posiciones en torno al género, al aborto y a la demografía, pero, por otro lado, hubo una valoración especialmente positiva de buena parte de la encíclica. En el editorial de Ecologista número 86, otoño 2015, se estimaron las propuestas del Papa: “Nunca se había mandado un mensaje tan rotundo y claro con un contenido tan inequívocamente ecologista y social (…) en no pocos casos, en la encíclica se reflejan planteamientos más avanzados que los defendidos desde algunas posiciones ambientalistas”.
“Lo que está pasando en nuestra casa”
Pero, ciertamente, la encíclica Laudato Si´ no tuvo al cambio climático como referente, sino a “la casa común”. El cambio climático tuvo un protagonismo específico en el Capítulo 1, titulado “Lo que le está pasando a nuestra casa”. El primer epígrafe se dedicaba a la “Contaminación y Cambio climático”. Y éste a su vez se dividía en el apartado “Contaminación, basura y cultura del descarte” y otro titulado “El clima como bien común”. En éste último reivindicaba directamente un cambio: “La humanidad está llamada a tomar conciencia de la necesidad de realizar cambios de estilos de vida, de producción y de consumo, para combatir este calentamiento” (LS:23).
El 4 de octubre de 2023, el Papa iba más allá en su postura y publicaba la exhortación apostólica Laudate Deum(“Alabad a Dios”, también inspirado en Francisco de Asís)4. La exhortación tenía menos páginas (18 frente a las 192 de la encíclica) y tuvo menos eco mediático.
Pero, en esta ocasión, el desafío climático era el protagonista. Bergoglio comenzaba: “Han pasado ya ocho años desde que publiqué la Carta encíclica Laudato Si´ (…) con el paso del tiempo advierto que no tenemos reacciones suficientes mientras el mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre. Más allá de esta posibilidad, es indudable que el impacto del cambio climático perjudicará de modo creciente las vidas y las familias de muchas personas (…) la situación se vuelve más imperiosa” (LD: 2 y 4).
La exhortación abordaba los signos del cambio climático “cada vez más patentes”, citando, hasta en siete ocasiones, al VI Informe del IPCC. La frase “Ya no se puede dudar del origen humano” (LD:11) tumbaba cualquier titubeo negacionista. Y señalaba manifestaciones irreversibles, lamentando que “las demás criaturas de este mundo han dejado de ser compañeros de camino para convertirse en nuestras víctimas” (LD:15). También alertaba de los riesgos de la inercia: “Ya no podemos detener el enorme daño que hemos causado. Solo estamos a tiempo para evitar daños todavía más dramáticos (…) la posibilidad de llegar a un punto crítico es real. Pequeños cambios pueden provocar cambios mayores, imprevistos y quizás ya irreversibles, debido a factores de inercia. Así se terminaría desencadenando una cascada de acontecimientos que se precipiten como una bola de nieve”. Por otro lado, seguía criticando el paradigma tecnocrático: “En el fondo consiste en pensar como si la realidad, el bien y la verdad brotaran espontáneamente del mismo poder tecnológico y económico” (autocita de LS, LD:20). Como lógica consecuencia, “de aquí se pasa fácilmente a la idea de un crecimiento infinito o ilimitado, que ha entusiasmado tanto a economistas, financistas y tecnólogos (autocita de LS, LD:20).
“Terminemos de una vez con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo sólo ambiental, “verde”, romántico, frecuentemente ridiculizados por los intereses económicos (…)”
Asistencia a la COP28
Bergoglio mostró su intención de asistir a la COP 28 de Dubái. Las limitaciones por enfermedad se lo impidieron. De haber asistido posiblemente habría generado titulares en las portadas y ejercido cierta presión. En un epígrafe de la exhortación dedicado a dicho evento espetaba: “la transición que se necesita hacia las energías como la eólica o la solar, abandonando los combustibles fósiles, no tiene la velocidad necesaria. Por consiguiente, lo que se está haciendo corre el riesgo de interpretarse solo como un juego para distraer” (LD:55). Y recordaba palabras ya expuestas en Laudato Si´: “las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global” (autocita de LS, LD:52).
Otro párrafo interesante, de apoyo al activismo, lo encontramos en el número 58: “Terminemos de una vez con las burlas irresponsables que presentan este tema como algo sólo ambiental, “verde”, romántico, frecuentemente ridiculizados por los intereses económicos (…) Suelen llamar la atención en las Conferencias sobre el clima las acciones de grupos que son criticados como “radicalizados”. Pero en realidad ellos cubren un vacío de la sociedad entera, que debería ejercer una sana “presión”, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos” (LD:58).
Acaba con el epígrafe de “Las motivaciones espirituales”, destinado a las personas creyentes. Destacaría aquí su convicción de que “todo está conectado”, señalado con anterioridad (LD:19). Aludía a una frase aportada en Laudato Si´: “todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde” (LD:62). Esta percepción está también en otras tradiciones, tanto abrahámicas, dhármicas o étnicas: el principio del Tawhid o de unidad en las enseñanzas islámicas; la consideración de que todo está interconectado basado en Prithvi, la diosa hinduista; la narrativa budista sobre la comprensión de la interconexión; o la experiencia de los pueblos indígenas de sentirse parte integral de la Tierra. Es más, esta convicción de que “todo está conectado” también está presente en el mismo paradigma ecológico. Un punto de encuentro para que la fe, la ciencia y la sociedad puedan dialogar.
A mi juicio, la exhortación muestra una limitación al no abordar el crecimiento demográfico desde la opción de la planificación optativa. Pero en general, la exhortación no tiene desperdicio, merece la pena leerla. La gran aportación quizás no sean solo sus planteamientos muy avanzados, sino que sea un líder espiritual (el de una de las religiones con más seguidoras del mundo) el que se pronuncie sobre ellos.
Fernández-Reyes, R. (2023); Marshall et al., 2016
Carta encíclica Laudato Si’ del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común (2015).
Fernández-Reyes, R. (2009). El cambio climático en editoriales de prensa. Ecología política y periodismo ambiental: una propuesta de herramienta de análisis. Tesis doctoral Universidad Pablo de Olavide/
Exhortación apostólica Laudate Deum a todas las personas de buena voluntad sobre la crisis climática, con el subtítulo “A todas las personas de buena voluntad sobre la crisis climática”.
Durante un encuentro con Anita Fernández, nieta de Esther Ballestrino de Careaga, Madre de Plaza de Mayo secuestrada y desaparecida en 1977, el Papa definió como “peligrosa” la visita de los diputados libertarios a los genocidas presos.
“No aflojen, conserven la memoria de lo que han recibido. No solo de las ideas sino de los testimonios», la frase la dijo el papa Francisco en un video que grabó a pedido de Anita Fernández durante un encuentro que mantuvieron en Roma para el Instituto Espacio para la Memoria. La mujer es alguien especial para el Pontífice ya que Anita es nieta de su amiga Esther Ballestrino de Careaga, secuestrada y desaparecida por la dictadura militar, e hija de Ana María Carreaga, que también estuvo secuestrada mientras estaba embarazada de ella. Durante la charla privada en la residencia de Santa Marta, el Papa reconoció que estaba al tanto del encuentro entre diputados de La Libertad Avanza con genocidas presos en la cárcel de Ezeiza. Una reunió que el jefe de la iglesia Católica caracterizó como «muy peligrosa» y llamó «a cuidar la democracia».
“Yo llegué al encuentro con la idea de preguntarle a Francisco su parecer sobre la visita de los legisladores a los represores, pero resultó que el Papa me dijo a mí, antes de que yo pudiera preguntarle, que se había enterado de la visita a estos genocidas y que estaba muy preocupado por eso” dijo Anita Fernández en un entrevista concedida a la radio AM 750. Allí destacó también que “tiene mucha relevancia que sea el Papa el que envía al pueblo argentino este mensaje de memoria, verdad y justicia, que fue un mensaje directo de no acabar con esta lucha”.
La información y el video de la entrevista fueron difundidos por el Instituto Espacio para la Memoria y no directamente por el Vaticano dado que se trató de una reunión privada. Junto a Fernández también participó del encuentro su esposo, Pablo Mac Cormack, su padre, Jorge Fernández y la esposa Bibiana Belbasso.
La amistad entre Bergoglio y Careaga
Siendo un joven de apenas 16 años Bergoglio conoció Esther Ballestrino de Careaga cuando él trabajaba como técnico químico en un laboratorio y la mujer, luego secuestrada, se desempeñaba como su jefa en un laboratorio en Buenos Aires. Careaga fue una de las tres Madres de Plaza de Mayo que fueron secuestradas en diciembre de 1977 –gracias a la infiltración de Astiz en el incipiente movimiento de derechos humanos y fue víctima de los llamados “vuelos de la muerte” mediante los cuales los militares arrojaron a prisioneros vivos al Río de la Plata.
Anita Fernández relató que el Papa le contó en esta ocasión como había conocido a su abuela y la calificó como “una mujer amorosa, extraordinaria y muy divertida”. De acuerdo al comunicado difundido por el Instituto Espacio para la Memoria “en la entrevista, el Papa también recordó con admiración a su amiga y compañera Esther Ballestrino de Careaga y dijo que de ella había aprendido su amplitud política, entre otras palabras afectuosas”.
Francisco y la Argentina
Quienes frecuentan a Francisco en el Vaticano suelen afirmar que el Papa sigue de cerca la actualidad de su país natal. Por esto tampoco extraña que este no sea el primer gesto de Jorge Bergoglio en relación a la pretensión de LLA de clausurar la memoria del genocidio cometido por la dictadura militar.
Esther Ballestrino de Careaga formaba parte del primer grupo de Madres de Plaza de Mayo que junto a militantes y religiosos, entre los que se encontraban las monjas francesas Alice Domon y Léoni Duquet, se reunían en la Iglesia de la Santa Cruz para recabar información sobre los detenidos desaparecidos. En uno de esos encuentros participó el marino Alfredo Astiz que, haciéndose pasar por un familiar de desaparecido, fue parte de la patota que el 8 de diciembre de 1977 secuestró este grupo. Hoy Astiz se encuentra condenado y preso en el penal de Ezeiza.
La semana pasada y de manera imprevista, Francisco incluyó en su agenda de visita en Italia un encuentro con la religiosa Geneviève Jeanningros, sobrina de Léoni Duquet hermana de su madre. Según la información oficial brindada por el Vaticano se mostró muy cercano y cordial con la religiosa francesa quien en su momento fue crítica con la Iglesia por su “silencio” en relación a la dictadura militar pero que luego terminó aceptando que “fue la cercanía y la ternura del Papa lo que me curó de tanto sufrimiento”.
Ahora Geneviève Jeanningros, de la congregación de las Pequeñas Hermanas de Jesús de Charles de Foucauld, trabaja en el barrio romano de Ostia en un proyecto que incluye a personas en situación de pobreza, de la comunidad LGTB+, trabajadoras y trabajadores de circos ambulantes.
La visita a Ezeiza y el respaldo del oficialismo
El grupo de diputados que realizó la visita a Ezeiza estuvo integrado por Beltrán Benedit, María Fernanda Araujo, Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra, Rocío Bonacci y Lourdes Arrieta, pero una vez conocido el hecho salieron a la luz otros contactos de miembros de LLA con represores detenidos en Campo de Mayo.
Según lo que dijo Bonacci, la visita no era extraña para el titular de la Cámara de Diputados, Martín Menem, y que fue la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien dio instrucciones al Servicio Penitenciario Federal para facilitar el acceso de los legisladores al penal.
Al respecto la diputada Rocío Bonacci admitió que “parece que esto tenía el acuerdo de Patricia Bullrich” y concedió que el protocolo de seguridad con el que fueron recibidos los legisladores en Ezeiza “fue todo muy irregular”. Vale recordar que los visitantes ingresaron sin ningún tipo de registros e incluso portando sus teléfonos celulares –algo que no está permitido- lo que hizo posible además que se tomara una “foto de familia” conjunta con los represores, imagen que ahora fue difundida a través de los medios de comunicación.
Bullrich había señalado en una visita a Mendoza que “una cosa es cumplir con una condena y otra es infligir a esa condena una situación de extrema gravedad, como es tener una persona con cáncer terminal en una cárcel». Una afirmación que carece de fundamento de acuerdo a la información que emana del Servicio Penitenciario.
El propio ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, argumentó a favor de conceder la prisión domiciliaria a los represores hoy encarcelados. En una oportunidad anterior el ministro había manifestado que “estamos afectando el criterio de humanidad de las penas. Estamos afectando el criterio de dignidad y esto no se ha convertido en justicia, sino que se toma en venganza”. Dijo a su vez que «para mí hay gente de más de 80 años que está enferma, débil y en la cárcel, que bien podría estar en otras condiciones de detención», afirmó el ministro. Y agregó que se trata de «personas que merecen morirse en su casa con una tobillera de la mano de la esposa».
Ahora, en su entrevista con AM 750, Anita Fernández reconoció que “no me sorprendió pero sí me generó mucha angustia” la visita a Ezeiza porque sabemos que “(Victoria) Villaruel viene trabajando hace muchísimo en la reivindicación del terrorismo de Estado”. Y subrayó “la necesidad de hacer todo lo que podamos para que no puedan avanzar en ese sentido, porque eso sería muy grave para toda la sociedad argentina”.
Un intento de condenar la visita de los diputados oficialistas al penal de Ezeiza se vio frustrada esta semana en la Cámara baja por el bloqueo consumado por Hacemos Coalición Federal, restando el quórum a la sesión en la que debía tratarse la iniciativa.
Según el fiscal Félix Crous, que actúa en la causa ESMA, “la política oficial es el amparo de los represores”. El fiscal agregó al respecto que “la política retórica y en acciones del gobierno va en la dirección de simpatía, apoyo y complicidad con los condenados de la dictadura” y denunció que LLA “no es un gobierno negacionista ni relativista sino que tiene puntos de identificación con el proceso” agregando que “parte de la política oficial es de amparo de los represores y esto hay que decirlo sin eufemismos”.
El encuentro de Bergoglio con la familiar de Léoni Duquet se dio en medio del escándalo por la visita de los legisladores de La Libertad Avanza al represor en la unidad 31 de Ezeiza.
El Papa se reunió en Italia con la hermana Geneviève Jeanningros, sobrina de Léoni Duquet, una de las monjas secuestradas hace 47 años por la dictadura militar, en un operativo en el que tuvo un rol central Alfredo Astiz. El ex marino se había infiltrado en el grupo de la Iglesia Santa Cruz haciéndose pasar por el hermano de un desaparecido y fue su delación la clave para el secuestro masivo.
El encuentro de Bergoglio fue confirmado oficialmente por el Diario Vaticano, después de que se conoció la visita de un grupo de diputados de La Libertad Avanza (LLA) al condenado a prisión perpetua, en la unidad 31 del penal de Ezeiza, adonde está alojado junto a otros represores.
El pontífice hizo una pausa en sus vacaciones el miércoles para visitar a la monja católica francesa, en la comunidad Pequeñas Hermanas de Jesús de Charles de Foucauld, que trabaja con la comunidad LGBTQ+, pobres y trabajadores nómades de circos.
El líder de la Iglesia Católica fue recibido por la ‘enfant terrible’ como la apodó Francisco, que está en sillas de rueda con las palabras: «¡Qué gran alegría nos regala!». Hubo un aplauso cerrado cuando entró con sus colaboradores al lugar, mientras repartían caramelos y rosarios entre los asistentes.
«Les agradezco a todos por lo que hacen, por hacer sonreír a la gente», les respondió el papa Francisco, quien presenció un espectáculo de circo a cargo de las personas que son asistidas en la congregación. Desde la Santa Sede mostraron a Francisco bendiciendo una estatua religiosa cerca de algunas de las montañas rusas.
LA VISITA LIBERTARIA A ASTIZ
El represor fue visitado el 16 de julio último por los legisladores de LLA Beltrán Benedit, María Fernanda Araujo, Guillermo Montenegro, Alida Ferreyra, Rocío Bonacci y Lourdes Arrieta. Esta última aseguró desconocer a Astiz porque ella había nacido años después de la última dictadura: “Como no viví en esa época, como nací en 1993 y no tengo ni idea de quiénes eran los personajes de esa época, la verdad es que vi internos de 80 años”.
El genocida Alfredo Astiz fue condenado a cadena perpetua en 2011, entre otros crímenes, por la desaparición de las monjas Alice Domon y Léonie Duquet, secuestradas en 1977, torturadas en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y arrojadas al mar en los llamados «vuelos de la muerte».
El papa visitó este miércoles por sorpresa la zona marítima de Ostia, en un parque de atracciones en el que se reunió con una monja a la que conoce y feriantes y artistas de circo que toman parte en un festival de verano en el lugar
«Bendijo una imagen de la Virgen protectora del espectáculo ambulante y del circo, y saludó a las familias y los niños presentes»
El papa Franciscovisitó este miércoles por sorpresa la zona marítima de Ostia, área de Roma en la costa del Mediterráneo, donde realizó una visita en un parque de atracciones en el que se reunió con una monja a la que conoce y feriantes y artistas de circo que toman parte en un festival de verano en el lugar.
El pontífice, oficialmente en su período vacacional, se presentó sin anuncio público previo al Ostia Summer Park, festival que este año celebra su primera edición, donde fue recibido por sor Geneviève Jeanningros, hermanita de Jesús, y la comunidad de feriantes y artistas circenses, informó la oficina de prensa de la Santa Sede.
“El Santo Padre bendijo una imagen de la Virgen protectora del espectáculoambulantey del circo, y saludó a las familias y los niños presentes”, concretó la misma fuente, sobre la estancia del pontífice en el llamado Luna Park de Ostia.
Es común que el papa haga este tipo de visitas por sorpresa, como ha hecho en numerosas ocasiones en parroquias, monasterios o comunidades de vecinos de la ciudad de Roma.
Según medios locales, un niño llamado Óscar regaló al pontífice una cajita de música, símbolo de los carruseles.
El Papa Francisco dedica su Encíclica Fratelli Tutti a «la fraternidad y a la amistad social» (FT nº 2), que son también dos de los puntos principales de la espiritualidad de Carlos de Foucauld. Lo que pretendo ahora es repasar la (FT) poniendo las concordancias que encuentro con la persona y mensaje de Carlos de Foucauld en relación a la amistad social y a la Fraternidad universal. Así, lo que el Papa Francisco dice sobre Francisco de Asís podría proyectarse en Carlos de Foucauld:, que considero que es el san Francisco de nuestro tiempo: «Porque san Francisco, que se sentía hermano del sol, del mar y del viento, se sabía todavía más unido a los que eran de su propia carne. Sembró paz por todas partes y caminó cerca de los pobres, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos» (FT nº 2). También podríamos decir: Carlos de Foucauld, hombre del desierto, sembró paz por todas partes y caminó cerca de los pobres tuareg, de los abandonados, de los enfermos, de los descartados, de los últimos, siendo hermano universal.