SPELLO: CASA DE ENCUENTRO Y ACOGIDA

Franco Ribolla es un Hermano del Evangelio que vive actualmente en Spello, pueblecito de la Umbría, a diez kilómetros de Asís. Nuestro encuentro en el retiro de la fraternidad seglar en el puente de la Inmaculada en la Casa diocesana de Espiritualidad de Guadix (Granada) aviva momentos de amistad cuando allá por los años ochenta y cuatro – ochenta y cinco Franco hacía su noviciado acompañado por André Berger en la barriada de Los Albaldinales del término municipal de Roquetas de Mar en Almería. En aquella etapa fecunda, por iniciativa de los Hermanos y con el apoyo de la parroquia que yo servía, se construyó la ermita de Los Jarales en el término municipal de Lubrín y quedan cientos de recuerdos compartidos con aquellas gentes en barriadas deprimidas en pleno corazón del desierto con decenas de jóvenes que admiraban a los novicios. Si las piedras hablaran gritarían en Rambla Aljibe, Rambla Honda, el Marchal y tantos otros lugares. Recuerdo de manera especial la peregrinación con cientos de feligreses el domingo de resurrección de mil novecientos ochenta y cuatro al santuario mariano de El Saliente en la villa de Albox. Muchos recuerdos que vienen a mi mente y que, al fin y al cabo, demuestran que la amistad no muere jamás.

Manuel Pozo Oller

Hermanos del Evangelio. Comunidad de Spello

P. Es inevitable al hablar de Spello recordar a Carlo Carretto, ¿qué huellas perduran de este amigo de Dios con el paso del tiempo?

R. Spello es conocido por todos los amigos del Hermano Carlos de Foucauld porque está unido a la figura de Carlo Carretto que residió allí veinte años . Él fue quien puso en aquel lugar el carisma foucaldiano al servicio de aquellos que buscan a Jesucristo y quieren comprometerse con el Evangelio. El Hermano Carlo tenía un gran carisma personal y era un hombre de una rica personalidad. No olvidemos que fue presidente nacional de la Acción Católica con lo que este cargo suponía de liderazgo y de amistad con personajes del momento tales como Andreotti o Scalfaro. El Hermano Carlo, por poner un ejemplo, casi todas las semanas despachaba asuntos con los pontífices de turno y era querido tanto por Pío XII como por Pablo VI con los que trabajó como inmediato colaborador. Su gran carisma y sus dotes de líder se manifestaban, no obstante, en el trato con todos sin diferencias, de manera especial si cabe con los sencillos del pueblo y gentes del campo de Spello donde le recuerdan con mucho cariño.

P. Y los Hermanos que ahora vivís en Spello, ¿cuál es vuestra ocupación?

R. Actualmente vivimos en la comunidad de Spello cuatro hermanos. Dedicamos nuestra vida a procurar vivir el Evangelio incidiendo en las notas específicas de nuestro carisma religioso procurando compartir la vida, el trabajo, la oración y la eucaristía con aquellas personas que vienen a nosotros buscando encontrarse consigo mismo y con Dios. Dedicamos tiempo a la escucha de las personas y, si llega el caso, a acompañar humana y espiritualmente a quienes de manera voluntaria nos lo piden.

P. ¿Cuál es la procedencia de las personas que llegan a Spello?

R. Generalmente vienen de toda Italia aunque también vienen de otros países, en su mayoría de Europa.

P. ¿Y la edad?

R Suelen venir de todas edades entre dieciocho y setenta años. Más que la edad sólo se requiere venir a compartir con sencillez lo que le ofrecemos y a buscar lo que Dios quiere de cada uno. Muchos descubren el sentido a su vida, otros orientan algún aspecto de su existencia. El lugar, la acogida comunitaria y el silencio son medios para la búsqueda de lo esencial. También quiero resaltar que la comunidad ofrece una experiencia fuerte de silencio a través de la adoración eucarística prolongada y, a veces, nocturna y la práctica del desierto y la revisión de vida.

P. ¿La comunidad sigue ofreciendo la posibilidad de silencio prolongado en las ermitas?

R. Efectivamente. En estos últimos años, a partir del desgraciado terremoto de mil novecientos noventa y siete que dañó la iglesia y derribó prácticamente las ermitas, hemos repensado llevados por la necesidad esta oferta de silencio y soledad. Después del terremoto fue necesario interrumpir la acogida durante tres años. Antes acogíamos a centenares de personas y actualmente no acogemos en los encuentros más de cuarenta personas. La masificación ciertamente que no ayuda al trato personal ni facilita la escucha. En este sentido las ermitas se han reducido en número muy a nuestro pesar pues al no ser de nuestra propiedad y encontrase en la zona del terremoto los propietarios han recibido muchas ayudas de organismos oficiales y las han reconvertido en casas de campo para el turismo rural. Actualmente disponemos de seis ermitas para la acogida en soledad.

P. ¿Nada es de vuestra propiedad?

R. De las veintiséis ermitas que teníamos antes del terremoto ninguna era de nuestra propiedad de ahí que sólo hemos recuperado aquellas que los propietarios han creído conveniente cedérnoslas para la acogida. Ni siquiera el convento donde vivimos es nuestro. Es propiedad del Ayuntamiento.

P. Para terminar te pregunto sobre tu presencia en España y en este retiro.

R. Volver a España es recordar muchos momentos vividos en plenitud al tiempo que encontrarme con familias y amigos muy queridos. Durante mi noviciado trabajé en los invernaderos y bajo el mar de plástico se tejen muchas y hondas amistades. Es un gozo poder encontrarse con mis Hermanos con los que compartí años de mi vida. El lugar ha cambiado bastante. Es más rico y, al tiempo, existen más pobrezas humanas baste señalar el gran problema de la inmigración. Nuestra casa, la casa de la calle don Quijote en Roquetas de Mar está rodeada de gentes que han venido de África. Es impresionante compartir la fe con tantas culturas en la eucaristía del domingo a medio día y, finalizada ésta, charlar sin prisas en la plaza de la iglesia intercambiando experiencias de vida y sueños para el futuro.

P. ¿Cómo has encontrado las distintas  fraternidades españolas?

R. Este retiro es una señal de la vitalidad del carisma por estas tierras del sur y sureste español. Me agrada sobremanera que el tema elegido para este encuentro sea la eucaristía. También ha sido una suerte escuchar los distintos encuentros de oración y eucarísticos celebrados con motivo de la beatificación del Hermano Carlos de Foucauld. Ya conocía algo por la página web de las Familias pero ciertamente he quedado impresionado por los muchos actos y por el número de asistentes de todas las edades incluidos adolescentes y jóvenes.

El Hermano Franco me pide, por último, que facilite la dirección postal y electrónica de su Comunidad: Piccoli Fratelli del Evangelo, Vía San Girolamo, 1, 06038 Spello –PG- Italia; FRATERNITA.SPELLO@TIN.IT

Al teclear sobre mi ordenador las notas tomadas con rapidez he sentido la necesidad de buscar en mi archivo lejanos recuerdos y he encontrado fotografías del Hermano Franco, mucho más joven, y he dado gracias a Dios por la vida religiosa que al fin y a la postre es un reflejo de la presencia del amor de Dios en nuestro mundo y anuncio del reino futuro.

Carlo Carretto y las Fraternidades de desierto

NOVEDAD EDITORIAL en eBook Kindle y Libro en tapa blanda

Con el presente escrito, Carlo Carretto y las Fraternidades de desierto, además de ofrecerle un homenaje agradecido, quisiéramos presentar la importancia de las Fraternidades del padre Foucauld, lideradas por el hermano René Voillaume, y en particular las Fraternidades de desierto encarnadas de un modo particular en el hermano Carlo Carretto. Y en esta línea, cogiendo esta antorcha, las hermanas y hermanos de la Comunidad Ecuménica Carlos de Foucauld pretendemos vivir esta dimensión de desierto, acogida y oración, sabiendo que el encuentro íntimo con el Señor Jesús transforma nuestras vidas.

Testimonio del cardenal Carlo María Martini

El cardenal Carlo María Martini, entonces arzobispo de Milán dijo el 22 de marzo de 1990 ante la tumba de Carlo Carretto:

«Llegaron aquí millares de jóvenes de todas partes de Italia, con el deseo de llevar a cabo un novicido de oración, aceptando este silencio interminable. Es por eso por lo que me parece que Spello responde a una necesidad de nuestra época, a una búsqueda; es una escuela de oración que sigue italiana. Muchas han sido las personas que han venido aquí y que han obtenido inspiración para la supremacía de la contemplación en la vida. ¿Qué significa meditar sobre una figura como la del hermano Carlo Carreto? Incluso siendo distintos, FRancisco de Asís y Caarlo Carretto son figurasa las que ligamos la tentativa de realizar el Sermón de la montaña en su tiempo, de vivir el Evangelio en su tiempo. Francisco sigue en una luz altísima, tal vez un ejemplo perfecto, casi inimitable de vida. Pero el mensaje del hermano Carlo es prácticamente igual al del santo: también hoy se puede vivir el Evangelio con coherencia y honestidad. El Evangelio no solo es un nombre, una serie de nombres, una serie de reglas que nosotros repetimos; es una persona concreta y puede convertirse en vida. Jesús puede revivir, la gracia es la venccedora, la gracia siempre gana y no existe compejidad social, cultural o política en la que la gracia evangélica no pueda penetrar y encontrar canales de comunicación. Esta es la certeeza que muchos han obtenido en lugares como este. Hablo de lugares porque toda la montaña se ha transformado en muchas peequeñas ermitas e as que muchos jóvenes han llevado y llevan a cabo la experiencia del desierto. Este es el mensaje que podemos obtener de la figura del hermano Carlo, que ha irradiado a su alrededor esta confianza en la vivencia del Evangelio y en la dicha de vivirlo»»i


i  G. DI SANTO, Carlo Carretto, el profeta de Spello, San Pablo, Madrid 2010, 34-36

Las «Fraternidades de adoración» (René Voillaume)

“El padre Foucauld redactó sus primeras reglas, la de los Hermanos de Jesús, en 1896, y la de los Hermanos del Sagrado Corazón, en 1899, refiriéndose a un concepto de la vida de Nazaret muy separada y silenciosa. Este concepto respondía a una necesidad sentida por él durante ese período de oración solitaria que fue su vida en la Trapa y en el convento de las Clarisas de Nazaret. Aun cuando la vida de sus hermanos haya sido concebida por él con arreglo al tipo clásico de una vida comunitaria, en el fondo desea que vivan como solitarios; de ahí el nombre de Eremitas del Sagrado Corazón con que les llamó algún tiempo: «Se consideran como solitarios, aun viviendo varios juntos, a causa del gran recogimiento en el que transcurre su vida»

Más tarde, en Beni-Abbés y en Tamanrasset, cuando el hermano Carlos de Jesús tenga a la vista realizar la vida de Nazaret viviendo en íntimo contacto con las gentes del país, buscará la soledad con intervalos, bien sea en sus ermitas, bien sea en el curso de sus viajes a través del desierto. También los hermanos están llamados, a causa precisamente de su vocación para la vida de Nazaret, a vivir periódicamente en el desierto, especialmente en ciertas ocasiones; por ejemplo, en el transcurso de su formación, o a intervalos regulares durante su vida entre los hombres, y también en la época de estancias más o menos prolongadas, sobre todo para aquellos hermanos que se sintieran interiormente llamados por Dios, con miras a una oración de intercesión más urgente dentro de la línea misma de su vocación, que les destina a ser redentores con Jesús. Las fraternidades en el desierto parecen responder, por tanto, a una doble necesidad de los hermanos: la de una iniciación progresiva a la oración contemplativa dentro del marco de una vida de Nazaret más solitaria, iniciación que se efectúa principalmente en las fraternidades de noviciado; y la de una vida de adoración y de intercesión, cuya intensidad requiere como de sí misma lo absoluto del desierto. Es a esta última necesidad a lo que responden, sobre todo las fraternidades de desierto propiamente dichas. Es con la intención de mantener este ritmo de oración solitaria por lo que las fraternidades, y especialmente las establecidas en aglomeraciones urbanas y dedicadas al trabajo, deben establecer en los alrededores inmediatos una ermita que ofrezca las condiciones de aislamiento y de silencio que permitan efectuar periódicamente verdaderas estancias en el desierto. Estas breves estancias en una ermita serán ya para los hermanos ocasión de entregarse a una oración de intercesión más apremiante. Pero otras fraternidades deben ser capaces de procurar a los hermanos unas condiciones que hagan posible estancias prolongadas en la soledad, añadiéndoles el ambiente de recogimiento de una comunidad fraternal, del que muchos tendrán necesidad para renovarse, dentro de la fidelidad a su vocación de “permanentes de la oración”. Las contradicciones aparentes de la vida de las fraternidades hacen difícil a los hermanos la perfecta realización de su vocación. Por esto es indispensable que los hermanos que hayan vivido o trabajado durante largo tiempo en medio de un ambiente materialista, puedan encontrar no solamente lugares desiertos favorables a la oración, sino, además, verdaderas fraternidades que les aseguren el ambiente de recogimiento, de oración y de adoración al santísimo Sacramento de que tienen necesidad. Es, sobre todo, en estas fraternidades en donde son llamados a vivir los hermanos que, por su vocación, pedirían orientar su vida hacia una oración solitaria más apremiante. Las fraternidades de desierto, están, por tanto, estrechamente asociadas a las otras fraternidades dentro de la realización de una vocación única” (R. VOILLAUME, Por los caminos del mundo, Marova, Madrid 1973, 296-299)

Nota: Ejemplo de esto son los lugares de “desierto” que las distintas fraternidades de hermanas y hermanos tienen en España, como Farlete, Guadalupe, “El monte de la Paz” en Murcia, o la Comunidad de Jesús en Tarrés. Existen, también, otras iniciativas de “comunión en la intercesión”, en sintonía con el texto que aquí se expone, como la Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld.