“SEGUIR A JESÚS Y ENCONTRARLO EN LOS HERMANOS» (Arzobispado de Piura, noroeste de Perú)

Mons. Guillermo Elías acompaña Jornada de Espiritualidad y Consejo de Continente de la Fraternidad Carlos de Foucauld.

15 de septiembre de 2024 (Oficina de Prensa).- La última semana de Agosto, las integrantes de la Fraternidad Carlos de Foucauld, se reunieron en la Casa de Convivencias San Juan Pablo II, de nuestra ciudad de Piura, con la finalidad de vivir una Jornada de Espiritualidad, que estuvo a cargo de la reconocida teóloga y periodista española, Margarita Saldaña, quien trató el tema: “Una espiritualidad al cuidado de Carlos de Foucauld”.

Durante este Encuentro Continental, las integrantes de la Fraternidad reflexionaron sobre el cuidado que Dios tiene sobre la creación, así como la responsabilidad que cada una de ellas tiene, a la luz de la experiencia de su fundador, de cuidar la creación, así como de ser conscientes del propio cuidado. Posteriormente se realizó el Consejo Internacional de América Latina para lo cual contaron con la presencia de la representante internacional, Angélika Koopman, de Alemania, e invitadas provenientes de España. Participaron, además, delegadas de países como México, Argentina, Colombia, Perú, Brasil y Chile.

Cabe destacar que, a lo largo del Encuentro Latinoamericano, nuestro Administrador Apostólico, Mons. Guillermo Elías Millares, atendiendo gentilmente a la invitación que le hicieran, acompañó a las integrantes de la fraternidad y celebró con ella la Santa Misa, compartiendo además momentos de fraternidad y cercanía con estas hermanas nuestras que realizan un importante apostolado en nuestra Arquidiócesis. Durante la Celebración Eucarística, nuestro Pastor animó a todas las participantes a continuar viviendo con absoluta entrega y desprendimiento, su espiritualidad.

Carmen Martha Pérez Carreño, Responsable de la Fraternidad para América Latina, nos comenta su experiencia durante el encuentro con nuestro Pastor: “Ha sido un hermoso compartir en torno a la Mesa del Altar, que nos ayudó a sentirnos hermanos e hijos de un mismo Padre, nos ha permitido renovarnos en nuestra misión y compromisos como Fraternidad, terminando la celebración con la Oración de Abandono, cuyo autor es nuestro fundador, San Carlos de Foucauld. Agradecemos mucho la presencia, palabras y buenos deseos de Mons. Guillermo Elías, y por nuestra parte le acompañamos con nuestras oraciones en su tarea como Pastor que se le ha encomendado en la región de Piura y Tumbes”.

La Espiritualidad del Hermano Carlos de Foucauld

Unido a Jesús y descubriendo su Rostro en los demás San Carlos de Foucauld se centra en vivir el evangelio, la buena noticia de que somos hijos de Dios, hermanos de todos, en especial de los pobres. Como Jesús, y amando desde Su Corazón, sabe ver cómo Dios actúa en las personas y colabora con Él, ayudando a los más pobres y abandonados, siendo su hermano y mostrándoles el cariño de Dios, en la vida de cada día. No buscó tanto hacer cosas, sino ser buen cristiano, buen hijo de Dios, amigo, lleno de humanidad, humildad, caridad y bondad; compartiendo la vida, como uno de tantos, y amando de corazón a la gente. Valorando a todos, de cualquier origen o cultura. El amor le llevó a conocer la realidad, denunciar injusticias, acoger y liberar esclavos, valorar a las personas y promocionarlas, fueran o no cristianas. Él decía que no se trata tanto de hacer sino de ser, de vivir, como hijos de Dios que somos, el evangelio y la hermandad. Se trata de estar como Jesús en Nazaret, en medio de la gente, compartiendo, dando esperanza, viviendo los valores del Reino de Dios, gritando el evangelio con nuestra vida, humanizando el mundo. Se trata de ser profundamente humano, vivir como hermanos con amistad y bondad, porque así se ayuda a experimentar la presencia de Dios en nuestras vidas. Dejar que Dios se encarne en nosotros, en nuestro mundo, descendiendo, como Jesús, que haciéndose uno de tantos, pasó haciendo el bien, sanando, salvando.

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La caricia de Charles de Foucauld

Testigos. La caricia de Charles de Foucauld Por eso es el «hermano universal»
Riccardo Maccioni
En la última Encíclica, el Papa lo define como modelo de fraternidad Hermano Paolo Maria Barducci, Prior General de los «Hermanitos de Jesús Caritas»: lo que lo movió fue el amor a Jesús

Hay personas que parecen tener cosido el Evangelio, como una segunda piel. Hombres y mujeres para quienes vivir la fe es tan natural como respirar. Testigos tan auténticos que sugieren que en su predicación Jesús pensó en ellos. Charles de Foucauld, por ejemplo, es la síntesis perfecta de la famosa imagen del Evangelio de Juan: «si el grano de trigo, caído al suelo, no muere, se queda solo; si en cambio muere, da mucho fruto ». Al parecer su vida fue un fracaso: ninguna conversión al cristianismo, una muerte violenta, víctima de un grupo de merodeadores en el desierto donde había elegido vivir con el pueblo tuareg. Sin embargo, precisamente ese vaciamiento, ese olvido de sí mismo era la meta a alcanzar. «Dios – escribió – no se basa en nada. Es con su muerte que Jesús salvó al mundo; con la nada de los apóstoles fundó la Iglesia; es con la santidad y en la nada de los medios humanos que se conquista el cielo y se propaga la fe ”. Una reflexión tan cierta que el aparente «nada» obtenido en la vida ha dado paso a un gran florecimiento espiritual. De hecho, hoy son muchos los grupos, familias religiosas que se inspiran en Charles de Foucauld, un monje que el Papa, en la encíclica «Hermanos todos», propone como modelo. «Quería ser en última instancia ‘el hermano universal’ – escribe Francisco -».

Una profecía, un proyecto, una vocación que se persigue identificándose con los más pequeños. «Trató de construir una fraternidad que afectara a todos los hombres – explica el hermano Paolo Maria Barducci, prior general de los“ Hermanitos de Jesús Caritas ”-. Lo vemos sobre todo cuando va a Beni Abbés (el único sacerdote en un radio de 400 kilómetros de ed desierta) y habla explícitamente de la fraternidad como de su hogar, como el lugar donde todos: cristianos, musulmanes, judíos, pero también los que él llama idólatras, que se sientan bienvenidos. Un concepto de fraternidad que encontrará su plenitud cuando acuda al Hoggar para compartir la vida con los tuareg

Humanamente se puede decir que su vida fue un fracaso …
Es un poco como la experiencia de Jesús: si la semilla que cayó en la tierra no muere, no da fruto. Y el fruto de Charles de Foucald fue la familia espiritual nacida tras su muerte tras la publicación de la biografía de René Bazin en 1921.

¿Cómo se inspira su fraternidad en Charles de Foucauld?
Los pilares son la oración, la vida fraterna, el compartir. Como “hermanitos de Jesús Caritas” tenemos entonces como servicio específico a la Iglesia local, en la que estamos plenamente insertados.

De la Encíclica, ¿qué te parece más relevante y qué es más profético?
Me parece muy oportuna la invitación a la fraternidad, que al principio comienza con San Francisco de Asís y al final indica a Carlos de Foucauld. Figuras significativas de una Iglesia que se abre y tiene el aliento del Reino. Una indicación actual y profética al mismo tiempo, también porque el Papa se dirige no solo a los católicos, sino a todos aquellos que quieran caminar por un camino de comunión y fraternidad universal.

No es casualidad que entre los modelos propuestos como pacificadores también haya Martin Luther King, Mahatma Gandhi y Desmond Tutu que no eran católicos. Gandhi ni siquiera era cristiano.
Sin embargo, esto no significa renunciar a la propia identidad. En el caso de Carlos de Foucauld, el Papa lo expresa muy bien cuando habla de su camino, que parte del enamoramiento de la persona de Jesús. Su espiritualidad es fuertemente cristocéntrica y tiene en la Eucaristía, para utilizar una expresión de la Concilio, su fuente y su culminación. La Eucaristía es el mismo Cristo, su presencia viva que luego ya no se convierte en el sacramento del altar, sino en el sacramento de los hombres, de los pobres. Aquí no se trata de una visión ideológica o filantrópica, sino de amor a Jesús, que nos lleva a caminar con todos. Además, los signos del espíritu, los signos del Evangelio están presentes en todo hombre, en quien sabe tomar nota de su conciencia, o sabe vivir la fe como lugar de expresión del reino. Ha habido guerras religiosas, ¿no? Bueno, San Francisco fue el hombre que, diría el Papa Juan, puso sus ojos en los ojos del sultán, su corazón en su corazón, tanto es así que sin saber sus respectivos idiomas se hablaban entre ellos. Esta es la fraternidad.

Pero, ¿hay escuela, una posible educación en fraternidad?
Ciertamente. En primer lugar, salir de uno mismo. En este sentido, quizás Covid nos ha permitido entender que no podemos ser egocéntricos, que no nos salvamos. El camino es ir hacia el otro, construir juntos un camino común. Una educación que comienza desde niños, que debe partir de la mirada para luego poder tocar el corazón. Pensamos en las colas en el banco o en la oficina de correos, cuando nos miramos con recelo por miedo a que alguien nos pase. Son formas que no ayudan a la fraternidad. Es necesario educarse desde las pequeñas cosas para luego llegar a las más importantes. Desafortunadamente, la sociedad en la que vivimos no ayuda mucho. Se hablan a través de la pantalla de su teléfono móvil o tableta, pero no pueden levantar los ojos para mirar al otro.

La cultura del encuentro es otra cosa. Hay que verse, tocarse.
Esta es otra lección que nos da Covid. Necesitamos comunicarnos, encontrarnos, compartir, tocar. Creo que los apretones de manos, los abrazos que todos se perdieron. Sobre todo necesitamos la caricia, para la que parece que no tenemos más tiempo. Y esto significa no vivir la dimensión de la gratuidad de la vida, la posibilidad de dar. Charles de Foucauld, en cambio, dio testimonio de esta capacidad de empatizar con la gente: no acogió, se dejó acoger.

Si dijeras lo que más te fascinó de la figura de Charles de Foucald, ¿quién quizás inspiró tu elección de vida?
Amor por Jesús, también es mi idea fija. El único que puede transformarme es Él. Esta es la gran enseñanza que me transmitió Charles de Foucauld. Una experiencia que no significa tanto hablar de oración sino vivirla, que significa una relación de confianza, confianza, abandono, ser llevado por Él. Charles de Foucauld bailó su vida con Dios, se dejó guiar por caminos que tal vez jamás hubiera imaginado caminar, se dejó llevar por el Espíritu. No elaboró ​​una espiritualidad, dio un mensaje espiritual a lo largo de su vida.

Además de la figura de Charles de Foucauld, para entender los puntos clave de “Hermanos todos”, ¿por qué debemos partir?
Pienso desde el desarme, desde la capacidad de saber cuestionarse, de involucrarse, de experimentar la alegría de la conversión. Se aplica a todos. Y luego se puede abrir la mano, se pueden abrir los labios para sonreír. Debemos creer que puede haber una forma de vida diferente, una forma que lamentablemente no es la que vivimos hoy. Debemos ir contra corriente, debemos tener el coraje.

«Foucauld es el padre del desierto contemporáneo»

Beni Abbés (Sahara argelino)

Yolanda Gomila es miembro de la Fraternidad de Carlos de Foucauld en Málaga. Así han vivido la noticia de que será pronto canonizado.

Mi nombre es Yolanda Gomila Álvarez y pertenezco a la Fraternidad de Carlos de Foucauld, que tiene su origen en la Fraternidad Jesús Cáritas, en el año 1952 (Francia), con la ayuda de René Voillaume. A lo largo de los años en diversas Asambleas Generales Internacionales, la Fraternidad hizo un proceso de discernimiento de su propia identidad. Será en la asamblea Internacional del 7 de agosto de 1991 (Bayona), Francia, donde se inicia un nuevo camino, constituyéndose la Fraternidad de Carlos de Foucauld. Compuesta de mujeres que han escogido vivir para Dios en el celibato, miembro de la gran familia Asociación General de las Familias del Hermano Carlos de Jesús, ha encontrado y profundizado su misión propia en el seno de la Iglesia y se desarrolla en distintos países y continentes. La Fraternidad ayuda a sus miembros a discernir el proyecto de Dios en su vida, a tener una mirada contemplativa sobre los acontecimientos y la historia, según el carisma de Charles de Foucauld; que ella les invita a mantener un estilo de vida simple y a compartir con los pobres y los pequeños, inspirándose en la vida de Jesús de Nazaret; que en unión con la Iglesia Local, les sostiene en sus compromisos en los sectores socialmente difíciles. El deseo es que la Fraternidad sea cada vez más testimonio del Absoluto de Dios, por fundirse ”en el corazón de las masas”, fermento evangélico de comunión, lugar de revisión de orientación de la vida social, siguiendo las huellas de Jesús, invitando a la Fraternidad, en la perspectiva del Tercer milenio, a testimoniar sin miedo que Jesús es Salvador de toda la humanidad, que las mujeres tienen una misión específica para dar a la Iglesia, Esposa de Cristo, un rostro cada vez más conforme a este gran misterio.

La Fraternidad llegó a Málaga como Jesús Cáritas en 1958 y será en 1991 cuando pasará a llamarse Fraternidad Carlos de Foucauld. Actualmente somos tres personas.

¿Cómo definirías a Carlos de Foucauld?

Foucauld es el padre del desierto contemporáneo. Para encontrar el sentido de la vida hay que descalzarse como hizo Moisés en el monte Sinaí. Hay que entrar en el silencio del corazón. Charles, vincula el desierto a la conversación amorosa del alma con Dios, para que después se pueda encontrar con el amor de Dios en la propia vida y con la misión.

Foucauld, es el ideal de la evangelización a través de la vida, “pregonar el Evangelio a través de su propio vivir”. Vida que encuentra todo su sentido en el servicio más desinteresado. Vida ofrecida, en acción de gracias y en comunión, a todos los sedientos de Vida.

Foucauld “es Nazaret”. De Foucauld releva la extrema humildad de vida que debió haber llevado Jesús en “el pobre taller del carpintero José” con todas “las inconveniencias de la gente pequeña” y los bienes que resultan de vivir completamente apartado del “crédito, la influencia, los honores y el poder”.

Foucauld se “inculturó”. Él cultivó la amistad con todos los que se acercaban a su casa, Las personas con las encuentra también tienen libertad y dignidad y los invita al diálogo más que a imponer sus propias convicciones; se encuentra con la libertad de Dios, que se ha manifestado a esas personas por unos medios que le son desconocidos.

Foucauld es oración contemplativa, crear una relación de amistad, de confianza, de intimidad con el Modelo Único, él lo llamó “Mi Bien amado Hermano y Señor”. Connotación de fraternidad y adoración.

Foucauld es la “desolación”. No tuvo ningún seguidor. No logró convertir a ningún musulmán, visto desde los parámetros habituales, fue un total fracaso. Hoy su familia espiritual es inmensa, Charles es hoy lo que quiso ser entonces: el hermano Universal.

¿Cuál es la tarea que lleva a cabo en Málaga la fraternidad?

Al no tener obras propias, desde la Fraternidad de Carlos de Foucauld (F.C.F.) intentamos estar allí donde vemos que nos necesitan, sobre todo con los más más pobres. De las tres personas que estamos en Málaga, una está jubilada y las otras dos trabajamos y vivimos en fraternidad; estamos en las parroquias de los barrios donde vivimos, colaborando con mayores, talleres de costura, animando la liturgia, Cáritas, adultos, talles de niños, apoyo escolar, acompañando, escuchando a las familias del barrio, etc. Se trata de la necesidad de la evangelización a través de la simple presencia; por un intento de aprender de las realidades a las que hemos sido enviadas, porque en todas germina inequívocamente la semilla del Verbo. Y colaboramos con el crecimiento de tales semillas presentándonos abiertamente como amigas, porque la amistad, en cuanto cercanía abordable y gozosa, permitirá que las semillas contenidas en el campo de nuestra tarea consigan el crecimiento humano y espiritual. Sabemos que nuestra labor no es ruidosa, no es llamativa. Pero no importa, intentamos compartir con los demás lo que hemos recibido; un sentido de la vida basado en el amor, una experiencia de saberme amado en las coordenadas más apremiantes de nuestra existencia; ser fieles a nosotras mismas y ser hermanas de todos/as. Queremos que las personas conozcan a Jesús; apoyándonos en las palabras del papa Francisco, podemos concluir «No hay mayor libertad que la dejarse llevar por el Espíritu, renunciar a calcularlo y controlarlo todo y permitir que Él nos ilumine, nos guíe, nos oriente, nos impulse hacia donde Él quiera». (EG 280)

¿Qué aporta la espiritualidad de Carlos de Foucauld, su legado, a la realidad concreta de Málaga?

1. Una manera de situarse, de estar.

2. Una mirada liberadora y humanizadora sobre nosotros mismos y sobre nuestros hermanos/as.

3. Una relación con Jesús, honda y profunda, personal y comunitaria, que engloba las otras dos.

No digo que esto sea todo, quizá para alguno/a hay algún aspecto que le parece esencial y que no se refleja aquí, pero a mí me convence y creo que da razón de lo que intento vivir.

Para explicar lo que aporta nuestra espiritualidad a nuestra realidad, me he centrado en tres historias, que Jesús nos cuenta y que nos transmite Lucas.

Son historias de tres personajes muy distintos entre ellos y que nos hablan de salvación, de encuentro gozoso, de vida nueva.

Tres aspectos que nos ayudarán a formular lo que aporta nuestra espiritualidad:

– junto con los pobres

– como pobres

– mirados por Jesús

¿Cuáles son estas historias?

La primera es Lucas 16,19 ss.: Lázaro “echado a la puerta del rico…” el abandonado, al que nadie ve salvo los perros, al que no le tocan ni las migajas. Jesús nos invita a “sentarnos”. Y nos invita, en primer lugar, a verlo; no a mirar, sino a verlo, que es fijar la vista con atención, con cuidado, con interés; y, en segundo lugar, la invitación es a sentarnos a su vera… Precisamente, a este sentarse junto a los Lázaros de nuestra sociedad es a lo que somos invitados por Jesús, y sentarnos de una manera propia, nuestra.

“Amar a algunos hombres, los que Jesús quiera, amarlos con amistad, con ternura, como personas»  (C. de Foucauld)

“ Esta amistad hace buscar espacios para acoger y ser acogidos, espacios de escucha, de vida para percibir el paso de Dios en nuestra historia, ir hacia los que están más solos, más abandonados.

“La caridad fraterna y universal… recibir a cualquier ser humano como a un hermano bien amado” (C. de Foucauld)

Un segundo personaje… es el publicano anónimo de Lucas (18,9 ss.). O sea, nosotros en nuestra verdad más íntima.

Cuántas veces jugamos a fariseos satisfechos, cuidadores de nuestra imagen, que torcemos el “morro” dando gracias de no ser como “esos”.

Reconocer nuestras “sombras”, nuestras heridas, nuestro sufrimiento, intentar abrirlos poco a poco a los otros, abrirlos a Dios, es camino de humanización, de liberación.

Es camino de abandonarse, dejar obrar a Dios que actúa en nosotros a través de la vida y de la experiencia que la misma vida trae consigo. Trabaja en nosotros vaciados y despojados…

Nuestra tercera persona es Zaqueo (Lc 19, 1ss.). El bueno del publicano (que también fue salvado) no se atrevía a levantar los ojos en el templo. A Zaqueo quien le mira, levantando los ojos, es Jesús y este ser mirado le hace cambiar de vida y, también, ser salvado. Dejarse mirar por Jesús es el tercer rasgo que quería compartir con vosotros. Me resuenan las palabras de René Voillaume: “Todo consiste, realmente, en verter toda oración en el corazón de Jesús. Y cuando no podáis más, contentaros con abrir vuestro vacío al Señor para que Él llene con su propia oración…”

¿Cómo recibe la noticia de su próxima canonización?

Ha sido y es un momento de fiesta para su muy numerosa familia espiritual, entre ellas nosotras, y también para la Iglesia que sirve a Dios y a los pobres. Lo sabíamos desde siempre, pero es necesario este reconocimiento por lo que significa para todas nosotras, porque hemos encontrado una forma de vida, un ejemplo de búsqueda en el camino de la fe, un modo de entrega a Jesús por quien finalmente Charles fue encontrado. En el corazón de Charles habitaba Jesús, el Señor y sus hermanos los musulmanes, en su mente sólo había preocupación porque a nadie le faltara la libertad, la alegría y el pan. Tenemos la esperanza de un sueño que tenía el Hermano Charles de Foucauld y era el de futuro de “resucitados”, mujeres y hombres audaces y libres amantes apasionados de la vida y arriesgados defensores de la dignidad y lo derechos humanos; bienaventurados en la pobreza de su espíritu solidario; bien dispuestos a entregar sus vidas en el día a día de sus responsabilidades, como “el grano de trigo que no teme morir para dar fruto abundante de bien común”.

(Ana María Medina, Diócesis de Málaga) Agencia SIC