¿En qué consiste la espiritualidad de Carlos de Foucauld?

Como todos sabéis, Carlos de Foucauld murió sin tener, como deseaba, ningún compañero que compartiese su vida religiosa al servicio de los que, por su experiencia vital, considera más alejados, los tuareg, a los que consagra su vida. Unos pocos años antes de su muerte, durante los años 1909-1913 redacta el Directorio, que es el libro que él considera indispensable para todos aquellos que quieran seguir tras sus pasos, que no es otro espíritu que el de las Bienaventuranzas de Jesús. En un principio el hermano Carlos el año 1896 escribe un Proyecto de congregación de los Hermanos de Jesús. En 1899 redacta 40 artículos correspondientes al «Reglamento de los Eremitas del Sagrado Corazón», regla de vida que llamará enseguida, después de correcciones menores, Reglamento de los Hermanos del Sagrado Corazón. Es, según las disposiciones de este reglamento, que el hermano Carlos de Jesús se instala en la Fraternidad de Beni-Abbés, esperando la llegada de algunos compañeros.

Pronto los datos de su implantación en el Sahara son modificados. No teniendo clausura ni vida «regular», el hermano Carlos continua siguiendo su reglamento, pero «como se sigue un directorio«, siendo la orientación idéntica: llevar la vida de Nazaret, y esto «en el lugar que sea más útil para el prójimo«[1].

Tres años más tarde, 1908-1909, las intuiciones del principio se alargan y se inscriben en un Directorio, destinado a la animación de un gran grupo de Hermanos y Hermanas de Sagrado Corazón, sacerdotes, laicos y religiosos, diseminados en Francia y en sus colonias, bajo el nombre de Unión de Hermanos y Hermanas del Sagrado Corazón. Todavía algunos años después, Carlos de Foucauld, algunos meses antes de su muerte, quería dar lo esencial del Directorio bajo la forma de Consejos..., pues habiendo aprendido mucho de la vida y habiendo pasado por la prueba, quería transmitir discretamente a sus amigos lo mejor de su experiencia. Pero Carlos de Foucauld, despegado de sus antiguas formulaciones, acepta ser como un grano caído en tierra, dejando al Misterio de la Vida divina el trabajo de hacer florecer la obra que él tanto había deseado.

Este libro fue publicado gracias al islamólogo, amigo, discípulo y continuador de su obra Luis Massignon en 1929, junto a la lista de los 49 miembros de la Unión (Massignon es el nº 48 de la lista), que el mismo Carlos de Foucauld fundó y que más tarde se denominó «Asociación Foucauld» y en la actualidad Sodalidad Carlos de Foucauld. Las congregaciones religiosas que tienen a Carlos e Foucauld por fundador nacieron a partir de 1933, gracias a la gran difusión que tuvo la biografía del hermanos Carlos de René Bazin, que también promovió Luis Massignon el año 1921.

He comentado todo esto para indicar que si queremos conocer la espiritualidad del hermano Carlos tenemos que hacer referencia expresa a su Directorio, que se convierte en un don para la Iglesia y la Sociedad. De todos modos, si hay una palabra que exprese mejor el mensaje de aquel que se dejó conducir por el Espíritu de Amor para realizar su misión concreta, esta sería NAZARET. Es una llamada a vivir el amor apasionado por la persona de Jesús en las situaciones comunes de la vida, como El, que vivió plenamente la relación filial con el Padre, viviendo en el seno de una familia, ejerciendo un oficio, morando en una aldea y caminando por las veredas de Palestina. Hay que señalar que en la primera parte del Directorio, el padre Foucauld incorpora el texto de El Modelo único[2], en el sentido de que Jesús es «modelo de vida», no es un ídolo, sino que es el modelo de perfección de vida que hemos de tener siempre presente. Por eso se nos invita a hacernos siempre esta pregunta. ¿Qué haría Jesús en mi lugar? y hacerlo!. 

La espiritualidad de Carlos de Foucauld es una llamada a vivir el amor apasionado por la persona de Jesús en las situaciones más ordinarias de la vida, a ejemplo del mismo Jesús, que no evadió la servidumbre de las relaciones humanas y tomó él mismo la condición de servidor para vivir plenamente su relación única de intimidad con el Padre en el seno de una familia humana, ejerciendo un oficio, morando en una aldea y caminando por las veredas de Palestina. Este realismo de la Encarnación, Charles de Foucauld lo vivió también de forma excepcional, dentro de relaciones muy personales con hombres y mujeres, en una cercanía cada vez mayor con ellos, y, esto, tras haber creído que debía vivirlo lejos de todos, en el silencio de un monasterio, primero, y luego en la soledad eremítica.

Su misión fue la de mostrar que esta espiritualidad de Nazaret se puede vivir en cualquier situación, en la vida religiosa y en la vida de familia, en el sacerdocio y en el laicado, solo o haciendo vida en común. Se expresa en un lenguaje de presencia ante Dios y ante los hombres, de reparto de vida, de amistad y de solidaridad. No es una espiritualidad del desierto ni eremítica. Es, por el contrario, una espiritualidad de la relación.


[1] Carnets de Tamanrasset, 22.07.1905, Nouvelle Cité, págs. 45-47.

[2] Este texto, escrito en Nazaret (1898-1899), fue publicado en El Cairo en 1917 y se puede encontrar editado en el No. 42 de la revista Jesus Caritas 1983).

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