«La tumba del Teniente Foucauld, explorador del norte de África en el siglo XIX»

Publicado por Juan Ramón Nieto (JR) el 11 de Marzo de 2025 a las 21:01 en Ejército y Historia militar

La tumba del Teniente Foucauld, explorador del norte de África en el siglo XIX

Charles de Foucauld (1858-1916) cayó asesinado a finales de la Primera Guerra Mundial. Su tumba sigue allí, en nuestros días. 

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Sus trabajos le hicieron merecer la medalla de oro de la Sociedad de Geografía de París y obtuvo reconocimiento internacional tras la publicación de su libro Reconnaissance au Maroc (1883-1884).  Sus Obras en la Bibliothèque nationale de France

Me impresiona su tumba, ahí, en El Menia, Argelia, todavía hoy. Me impresiona su muerte, asesinado a traición. Me impresiona su figura, su carácter, su talento, su coraje, su vida y su valor. Altos mandos, generales y almirantes visitaron el lugar. Uno en concreto imitó su estilo de vida.

Si se visita la página (en francés) del Ministerio de Defensa de Francia, se destaca su perfil patriótico y militar.

 ALBUM Militar y de explorador. (Contiene 121 fotografías).

Imágenes de Defensa – Tumba de Foucauld

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El relato de su muerte es éste:

(…) » abrió la puerta sin temor por tratarse de un conocido. Pero los visitantes eran en verdad una banda de forajidos, senusistas y tuaregs disidentes, que había rodeado el lugar sigilosamente.​

«Forzaron a Carlos hacia el exterior, lo obligaron a ponerse de rodillas, maniataron sus manos a los tobillos por la espalda, pusieron ligaduras en torno a su cuerpo y dejaron al joven Sermi ag-Tohra, de unos quince o dieciséis años, como custodio. Luego, unos veinte hombres entraron violentamente al interior del bordj: el plan de la banda era saquearlo y quizá tomar a Carlos como rehén. Algunos de los miembros de la banda fueron a buscar a Paul Embarek a su cabaña, lo tomaron prisionero y lo llevaron al lado de Carlos. Paul se convertiría así en testigo de aquella noche. Mientras desvalijaban la capilla y las dependencias del humilde cenobio, alguien anunció con un grito la llegada de dos meharistas. El joven que custodiaba a Carlos de Foucauld —quien permanecía de rodillas y en silencio— perdió el control y descargó su fusil contra él sin que mediara razón o resistencia alguna.​ El proyectil penetró por su oreja derecha y salió por su ojo izquierdo.​ Fue un asesinato precipitado. Los senusistas mataron seguidamente a Mohamed ben Bou Aïcha y Boudjemâa ben Brahim, los dos meharistas del servicio de correos que cumplían funciones operativas en Fort-Motylinski,​ y pasaron parte de la noche banqueteando con la carne del camello de Bou Aïcha.​ Después durmieron en el fortín. Al día siguiente también mataron a Kouider ben Lakhal, el correo de Fort-Motylinski que llegaba con la correspondencia para Carlos de Foucauld.​ Paul Embarek consiguió escapar del exterminio durante la noche. Cuando retornó con algunos aldeanos, todo había terminado. Embarek recorrió cincuenta kilómetros de desierto hasta Fort-Motylinski para informar sobre la tragedia al capitán de la Roche».

 «Carlos» es Charles de Foucauld. No ejercía ya como militar, pero su actividad era igualmente valiosa. Un año antes de su muerte, (sigo citando):

«Se interesó por las actividades encaminadas a la instalación de la transmisión inalámbrica, como también a la construcción de carreteras.​ Ayudó al ejército a trazar caminos en el Ahaggar, esperando ver pronto los primeros vehículos.

En enero de 1915, se produjeron revueltas al sur de Tripolitania, a raíz de la rápida ocupación italiana y de la guerra santa organizada por la cofradía de Senousiya.​​ Había grupos armados que hostigaban en muchos lugares. Foucauld lo sabía, por lo cual, entre los veranos de 1915 y de 1916,​ aseguró su ermita de Tamanrasset construyendo un fortín de ladrillos para dar a la población nativa un refugio en caso de ataque.​​ Contenía víveres, un pozo y armas.​

En enero de 1916 se sucedieron los ataques senusistas en el territorio del Adrar y con ellos sobrevino el peligro creciente. Sin embargo, Carlos permaneció con los tuaregs.

Hay que hacer por los argelinos y por los tuaregs más de lo que hemos hecho en el pasado.38

(C. de Foucauld)

El 28 de abril, los senusistas tomaron Djanet después de sitiarla durante 18 días. Progresivamente, buena parte de la población del Sáhara y del Sahel se sublevó contra la ocupación francesa por instigación de la cofradía senusista procedente de Trípoli (Libia).​ El 15 de septiembre (Carlos cumplía 58 años) escribió a su prima:

Las noticias de la frontera tripolitana son malas. […] Nuestras tropas se repliegan frente a los sinusistas. […] Si no se cambia de método, los tendremos aquí dentro de muy poco tiempo.

(C. de Foucauld)

El 28 de noviembre, tres días antes de su muerte, terminó la copia-revisión de las poesías tuaregs.

Puede verse en WIKIPEDIA – Muerte en Tamanrasset

Su obra está ahí, en las grandes bibliotecas. Sus méritos le fueron reconocidos en su momento. Su elevado espíritu le ha llevado a lo más alto. Su vida le ganó un último honor póstumo, muy reciente: el 15 de mayo de 2022 ha sido declarado santo de la Iglesia Católica. Así vivió y murió, a caballo entre la vida militar y la vida en el desierto.

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De custodiar a Carlos de Foucauld a luchar contra el barro para reabrir el colegio parroquial de Benetússer

Jesús Cervera es sacerdote en uno de los pueblos valencianos más afectados por las inundaciones Su centro, en el que estudia un millar alumnos y que ha sufrido muchos daños, trabaja a contrarreloj Tres escuelas católicas (incluida una de Polonia) se han ofrecido a apoyarles con material y mobiliario

Jesús Cervera, párroco de Benetússer, Valencia

El sacerdote valenciano Jesús Cervera está acostumbrado a agarrarse a los rayos de esperanza, aunque sean mínimos. Una experiencia a la que sin duda han contribuido sus años de misionero en Argelia, donde, además de ser el pastor responsable de custodiar la tumba de un gigante de la Iglesia como Carlos de Foucauld, sabía que tenía que actuar siempre con mucha delicadeza, pues en el país africano está prohibida cualquier manifestación pública de la fe cristiana y allí Jesús de Nazaret se testimonia de un modo pleno con “la amistad” hacia el otro.



Esa misma fuerza es la que experimenta desde hace dos semanas en el pueblo de Benetússer, uno de los más afectados por las inundaciones que han asolado Valencia, dejando casi 20 víctimas en una población con 15.000 habitantes. Al frente de la Parroquia Nuestra Señora del Socorro, “que afortunadamente apenas ha sufrido daños por estar en la parte alta del pueblo”, este presbítero explica a Vida Nueva cómo si ha sufrido un gran impacto una de sus grandes obras, el colegio del mismo nombre, de titularidad parroquial y en el que estudian casi un millar de alumnos.

Un edificio está menos dañado

Justo cuando hablamos con él, esboza una sonrisa: “Hoy podemos decir que estamos más animados. Con los directores del centro, nos hemos reunido con el Ayuntamiento y con la Consellería de Educación y parece que, el próximo lunes, podremos reabrir uno de nuestros dos edificios, el de Secundaria y Bachillerato, que ha sufrido menos daños, entrando ahí solo 20 centímetros de agua y barro”.

El otro, el de Infantil y Primaria, donde hay matriculados 640 niños, sí está muy afectado: “Ahí la inundación fue enorme y hemos perdido toda la planta baja, llevándose la corriente hasta tabiques y los fogones de la cocina, con lo que pesan. No queda nada: la dirección, la secretaría, el comedor, todas las aulas de Infantil… Todo está arrasado”.

Colegio parroquial de Benetússer, en Valencia, golpeado por las inundaciones. Foto: Víctor

Plan de viabilidad

Al salvarse las tres primeras plantas, salvo la baja, y gracias a la inspección de tres arquitectos, que han avalado que no hay un daño estructural, “estamos trabajando en un plan por el que los alumnos de Infantil suban al primer piso y los de Primaria, que estaban ahí, al segundo y al tercero. A los chicos de 1º y 2º de la ESO, que ocupaban esa última planta, los trasladaríamos al otro edificio. Esa es nuestra propuesta, que tienen que aprobar las autoridades. Si se acepta, construiríamos un acceso seguro desde una escalera que se ha salvado en la primera planta y, si todo va bien, nos gustaría reabrir en 15 días. Pero todo está en el aire”.

Ahora, toca ponerse a fondo “en las labores de albañilería y electricidad, lo que nos va a costar mucho dinero”. Por ello, han abierto una cuenta solidaria y “estamos recibiendo muchos donativos”. De particulares y entidades, resaltando “el fuerte apoyo que nos han dado tres colegios católicos. El principal, desde el primer día, fue el del Colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón, en Valencia. Son nuestros ángeles de la guarda y, cuando abramos, nos aportarán muchos materiales escolares y muebles”. También ofrecerán su aporte otro centro levantino que prefiere permanecer en el anonimato y “otro más de Polonia, con el que estamos hermanados y compartimos alumnos de intercambio de Erasmus”.

Una gran familia

En este sentido, el Colegio Parroquial Nuestra Señora del Socorro es una gran familia: “Estudian cientos de alumnos del propio pueblo, pero también de otros cercanos y que ahora han sido muy afectados, como Sedaví, Alfafar o Masanasa. Es otra prioridad para nosotros asegurar que puedan venir en transporte público, lo que sin duda implica otro reto por el mal estado de las comunicaciones”.

Pero, para ellos, ningún esfuerzo es pequeño: “Ha sido increíble ver cómo se han volcado estos días profesores, alumnos y sus familias. Muchos de ellos han venido a limpiar a colegio para poder reabrir lo antes posible”.

Colegio parroquial de Benetússer, en Valencia, golpeado por las inundaciones. Foto: Víctor

Impacto emocional y espiritual

Otro aspecto en el que deberán recuperarse es en el emocional y espiritual: “Mucha gente lo ha perdido todo. Los coches, las primeras plantas de las casas, los comercios de hasta cuatro generaciones y que ya no abrirán… Y, aun así, sabemos que tenemos que dar las gracias a Dios por la vida”.

Aquí, hay un testimonio que a Cervera le ha llegado al corazón: “Un día, limpiando en la parroquia, vino un hombre, se sentó en un banco y empezó a llorar. Al preguntarle, me contó que, ese día, al tratar de salvar el coche, le sorprendió la corriente y se lo llevó… Durante una hora, estuvo atrapado en el coche, yendo a la deriva. Al principio, estaba desesperado, pero hubo un momento en el que rezó y dijo: ‘Padre, ¿de verdad vas a dejar que muera aquí, ahogado en mi propio coche?’. En el fondo, era la oración de Jesús en la cruz, su ‘¿por qué me has abandonado?’… Y lo bonito es que funcionó. Tras rezar, se calmó”.

Salvación milagrosa

Por fortuna, “la historia acabó bien y, hubo un momento en el que el coche paró y pudo salir por una puerta trasera. Fue apenas un segundo, ya que, según escapó, el coche ya no estaba… Había vuelto a emprender la marcha con mucha fuerza. Que salvara la vida es un milagro”.

Tristemente, no todas las historias han tenido este final feliz. Ni mucho menos: “Hay varias familias que conozco golpeadas mortalmente. Ya he enterrado a un padre de dos mellizos a los que doy catequesis… O a una alumna del colegio de 11 años cuyo padre tenía agarrada por las manos y que acabó siendo arrastrada por la corriente. Su cadáver apareció dos kilómetros más allá y ha sido muy duro”.

Colegio parroquial de Benetússer, en Valencia, golpeado por las inundaciones. Foto: Víctor

Que afloren la confianza y la esperanza

Por todo ello, el sacerdote acepta que “este es un momento de rabia e ira. Va a costar, pero debemos tratar de sacar ese veneno y que afloren la confianza y la esperanza, que sí construyen. Son días en que se repite mucho que ‘el pueblo salva al pueblo’, pero es Dios el único que nos salva verdaderamente”.

Para ello, hay que agarrarse al mejor signo de todos: “La gran fraternidad que ha surgido, por la que, hasta los que habían perdido mucho, se han volcado con los que no tenían nada. Ha muerto mucha gente sola, especialmente viudas que vivían en casas bajas. Pero también se han salvado muchas personas a las que sus vecinos han socorrido y acogido en su casa”.

Fotos: Víctor Gutiérrez / Comunicación Arzobispado de Valencia.

El último lugar de Carlos de Foucauld

Imagen de la exhumación de los restos del
 Hto Carlos de Jesús

Hace unos días nuestro amigo Lennie Tighe en su página de facebook; Blessed Charles de Foucauld publicó una imagen del momento de la exhumación del cuerpo del Hermano Carlos de Foucauld.Recordemos que desde el momento de su muerte había sido enterrado en la fosa en las arenas de Tamanrasset, lugar donde reposaba junto a los camelleros que murieron junto a él aquel 1º de diciembre de  1916.La fotografía que muestra el sudario que contenía las reliquias de nuestro Beato es de la excavación real de la fosa conde  se encontraba el cuerpo del Hermanito; la misma no es muy clara, pero es una de las pocas de la exhumación del cadáver de Charles de Foucauld

1º tumba del Hermanito Carlos de Jesús en Tamanrraset

He buscado insistentemente la fecha de este evento, pero lamentablemente no lo he conseguido.La imagen me impactó aunque ya la conocía y reconozco que  me impactó precisamente la coherencia del seguimiento en la humildad nazarena hasta en su ultima morada.
Su primer lugar de descanso quedaba junto al monumento recordatorio de su gran amigo y camarada general Laperine. 

Hoy  la tumba del Hermano se encuentra al pie de la Iglesia de San José en  el convento de los Padre Blancos en Bel-Bechir  cerca de El Golea, al centro de Argelia.  

Cabe destacar que para sus vecinos musulmanes el Hermanito Carlos de Jesús es un  Marabout, es decir un “hombre santo” y según sus costumbres debe estar inhumado en un lugar céntrico, de paso, un cruce de caminos cercano a las personas para que ellas puedan reflexionar acerca de la vida del Marabut y su seguimiento de Dios.

Es interesante tener en cuenta que el Hermanito Carlos de Jesús en cada una de las casas donde residió por un tiempo más o menos prolongado y siguiendo las costumbres de la Trapa cavaba y bendecía en un rincón de los jardines de las fraternidades una tumba donde quería ser inhumado.

Su corazón quedó en Tamanrraset en aquel día, sus reliquias están al pie de San José y hoy hay conversaciones para ver si sus restos y debido a la inseguridad puedan ser trasladados a Tamanrraset o a Francia.

Publicado por Hno. Claudio en El Marabut del corazón rojo