«San Carlos de Foucauld y santa Teresa del Niño Jesús, sin pretenderlo, han reconfigurado algunos elementos de la devoción al Corazón de Cristo, ayudándonos a entenderla de un modo todavía más fiel al Evangelio. Veamos ahora cómo se expresó en sus vidas esta devoción. En el próximo capítulo volveremos a ellos para mostrar la originalidad de la dimensión misionera que ambos desarrollaron de modos diversos.
En Louye, san Carlos de Foucauld hacía visitas al Santísimo con su prima, Madame de Bondy, y un día ella le señaló una imagen del Sagrado Corazón. Esta prima fue fundamental en la conversión de Carlos, tal como él lo reconoce: «Puesto que Dios te ha hecho el primer instrumento de sus misericordias para conmigo, de ti proceden todas. Si tú no me hubieras convertido, llevado a Jesús y enseñado poco a poco, como letra a letra, todo lo que es piadoso y bueno, ¿estaría hoy donde estoy?». Pero precisamente, lo que ella despertó en él es la conciencia ardiente del amor de Jesús. Allí estaba todo, eso era lo más importante. Y esto se concentraba particularmente en la devoción al Corazón de Cristo, donde él encontraba la misericordia sin límites: «Esperemos en la misericordia infinita de aquel cuyo corazón tú me hiciste conocer».
Luego su director espiritual, el abate Henri Huvelin, le ayudará a profundizar ese precioso misterio: «Este corazón bendito del que usted me habló tantas veces». El 6 de junio de 1889, Carlos se consagró al Sagrado Corazón, donde él hallaba un amor absoluto. Él le dice a Cristo: «Me habéis colmado de tales beneficios, que me parece sería ingratitud para con vuestro corazón no creer que está dispuesto a colmarme de todo bien, por grande que sea, y que su amor y su liberalidad no tienen medida». Él será el ermitaño «bajo el nombre del corazón de Jesús».
El 17 de mayo de 1906, el mismo día en que fray Carlos, solo, ya no puede celebrar la misa, escribe que promete «dejar vivir en mí el corazón de Jesús para que ya no sea yo quien viva, sino el corazón de Jesús quien viva en mí, como vivía en Nazaret». Su amistad con Jesús, corazón a corazón, no tenía nada de un devocionalismo intimista. Era la raíz de esa vida despojada de Nazaret con la cual Carlos quería imitar a Cristo y configurarse con él. Aquella tierna devoción al Corazón de Cristo tuvo consecuencias muy concretas en su estilo de vida y su Nazaret se alimentaba de esa relación tan personal con el Corazón de Cristo.»
Papa Francisco, Encíclica Dilexit nos, (Cap. IV, Nums. 129-132)
Hoy, en nuestro encuentro mensual, Francisco de Asís (1181-1226) y Carlos de Foucauld (1858-1916) están juntos con nosotros. El hermano Pablo nos mostrará el encanto común de estos ardientes y entusiastas místicos:
“su fascinación por el misterio de la Encarnación y la manera apasionada y tierna de seguir los pasos de Aquel que siendo Dios asumió nuestra fragilidad humana, colocándose en el último lugar”.
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En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espiritu Santo.
Amén.
MÚSICA: Hna. Julia
LECTOR- 1º: Hno. José Luis
INVOCACION AL ESPIRITU SANTO
¡Ven Espíritu de Jesús!
¡Ven a los que tienen un corazón de pobre,
de niño y de poeta!
Dános tu luz y tu consuelo.
Ven a lo más profundo de nuestro ser
y sana nuestro corazón enfermo.
Dános la fuerza para caminar tras tu sendero.
Sendero estrecho de amor y de servicio;
de lucha por la verdad y compromiso
que nos conduce a la VIDA.
Amén.
LECTOR 2º: Hno. Hugo
Oración de San Francisco ante la cruz de San Damián.
¡Oh alto y glorioso Dios!, ilumina las tinieblas de mi
corazón y dame fe recta, esperanza cierta y caridad
Los hermanos y hermanas de la Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld nos reunimos virtualmente cada Primer Viernes de mes PARA ORAR Y COMPARTIR. Este mes de mayo hemos desplazado el primer viernes al lunes 15 de mayo. Dejamos aquí el horario, el link y las lecturas por si alguien nos quiere acompañar.
a) Horario
España y Suecia: a las 21 horas.
Argentina, Brasil, Chile, Uruguay: a las 16 horas
Cuba, Paraguay, Puerto Rico, Venezuela: a las 15 horas.