BONHÖFFER: CARTA DE NAVIDAD DESDE LA CÁRCEL

Dietrich Bonhoeffer: reflexiones éticas y teológicas a 80 años de su  ejecución - Hispanic L.A.

  • [Tegel] 17 de diciembre 1943

No me queda más remedio que escribiros ya una carta navideña en previsión de lo que pueda pasar. Aunque supera mi capacidad de comprensión el que posiblemente quieran retenerme aquí hasta después de navidad, en los ocho meses y medio pasados he aprendido a tener por verosímil lo inverosímil y a soportar con un sacrificium intellectus lo que no me es posible cambiar. Aunque ciertamente este «sacrificium» no es completo y el «intellectus» prosigue en silencio sus propios caminos.

Ante todo, no os vayáis a imaginar que me deje abatir por estas navidades que pasaré en solitario; ocuparán para siempre un lugar especial en la serie de variadas navidades que he celebrado en España, en América y en Inglaterra. no quiero recordar en el futuro con vergüenza estos días, sino evocarlos con cierto orgullo. Es lo único que nadie podrá quitarme.

Pero el hecho de que nadie os ahorre a vosotros, a María y a mis hermanos y amigos la tristeza de saberme en la cárcel estas navidades, y de que por esta causa una sombra se cierna sobre las escasas horas de alegría que aún podéis disfrutar en estos tiempos, sólo lo podré soportar porque creo y sé que vosotros no pensaréis de modo distinto que yo, y que estamos de acuerdo sobre nuestra actitud ante estas fiestas de navidad. no puede ser de otra manera, porque dicha actitud no es sino una herencia espiritual vuestra. No es preciso que os diga cuán grande es mi anhelo de libertad y de todos vosotros. Pero durante tantas décadas nos habéis deparado unas navidades tan incomparablemente hermosas, que su grato recuerdo es lo suficientemente fuerte como para poder iluminar incluso unas navidades más oscuras. En unos tiempos como éstos, es cuando realmente queda patente lo que significa poseer un pasado y una herencia interior independiente del cambio de los tiempos y de las contingencias. La conciencia de estar sostenido por una tradición espiritual que se remonta a varios siglos nos da una sensación de cobijo frente a todas las pesadumbres pasajeras. Creo que quien se sabe en posesión de tales reservas de fuerza, no debe avergonzarse de sentirse embargado por unos sentimientos más tiernos, que a mi parecer son los más nobles y mejores del hombre, si los suscita el recuerdo de un pasado bueno y rico. Tales sentimientos no dominarán a quien mantiene firme unos valores que ningún hombre puede quitarle.

Desde el punto de vista cristiano, unas navidades pasadas en la celda de una prisión no plantean ningún problema especial. En esta casa habrá posiblemente muchos que celebren unas navidades más auténticas y llenas de sentido que allí donde sólo se conserva el nombre de esta fiesta. El que la miseria, el sufrimiento, la pobreza, la soledad, el desamparo y la culpa tienen un significado muy diferente ante los ojos de Dios que en el juicio de los hombres; el que Dios se vuelve precisamente hacia el lugar de donde acostumbra a apartarse el hombre; el que Cristo nació en un establo, porque no hubo sitio para él en la hospedería, esto lo comprende un preso mucho mejor que cualquier otra persona, y para él significa una auténtica buena nueva. Al creer esto, el recluso sabe que participa en la comunión de los cristianos, que rebasa todos los límites temporales y espaciales, y los muros de la cárcel dejan de tener importancia para él.

Pensaré mucho en vosotros en la nochebuena, y quisiera que creyeseis que también yo pasaré unas horas verdaderamente hermosas, y que la aflicción ciertamente no se apoderará de mí. Quien lo pasará peor será María. Sería agradable saber que está con vosotros. Pero para ella será mejor quedarse en casa. Si pensamos en el terror que en estos últimos tiempos se ha apoderado de tantas personas en Berlín, nos damos cuenta de todo lo que tenemos que agradecer. Estas navidades serán en todas partes muy tranquilas, y más tarde los niños las recordarán durante largo tiempo. Pero quizás alguno comprenderá con esto por vez primera el verdadero sentido de la navidad.

Saludad de mi parte a todos los hermanos, a los chicos y a todos los amigos. Que Dios nos proteja a todos.

Os saluda con gran agradecimiento y amor, vuestro

Dietrich

Equipo Atrio

PREGÓN DE NAVIDAD

Todo empezó con un «Ven». O con muchos.

Ven a poblar nuestra soledad, decía el abandono

Ven a traer respuestas, pedía la inquietud.

Ven a sanar las heridas, clamaba la compasión.

Ven a tender puentes, proponían los abismos.

Ven a mostrarnos un camino, gritaba el extravío.

Ven a saciar nuestra hambre, rogaba la pobreza.

Ven a mostrarnos tu rostro, decía el amor.

Y Dios quiso venir.

Las llamadas desencadenaron una respuesta.

El silencio se abrió a la Palabra.

La Palabra se hizo carne.

La carne se volvió abrazo y en ese abrazo cabíamos todos.

En Belén, la soledad se encontró con el cariño.

La pregunta se convirtió en sabiduría.

Las heridas dejaron de doler.

Se trenzaron caminos en la niebla.

La mesa se dispuso para todos,

y Dios se hizo historia, con rostro de niño.

Hoy, mucho tiempo después, seguimos llamando: *Ven*.

Es el momento de recordar una respuesta que, desde entonces, es promesa cumplida.

Dios-con-nosotros. ¡Para siempre!

(José María R. Olaizola, SJ)

Carlos de Foucauld y los pastores de Belén


Jesús elige a sus adoradores él mismo …
Atrae a los pastores hacia él con la voz de los ángeles, que primero quieren verlos alrededor, después de María y José. Para los padres eligió a dos trabajadores pobres; para los primeros adoradores, elige pastores pobres … Siempre la misma abyección, siempre el mismo amor a la pobreza y al pobre. Jesús no rechaza a los ricos, murió por ellos, los llama a todos, los ama, pero se niega a compartir sus riquezas y es el primero en llamar a los pobres. ¡Qué divinamente bueno eres, Dios mío! Si hubieras sido el primero en llamar a los ricos, los pobres no se habrían atrevido a acercarse a Ti, se habrían creído obligados a permanecer al margen por su pobreza. Te habrían observado desde lejos, dejando que los ricos te rodearan. Pero al llamar primero a los pastores, llamaste a todos a ti.
Todos: los pobres, porque con esto les demuestras, hasta el fin de los siglos, que son los primeros llamados, los favoritos, los privilegiados; los ricos, porque por un lado no son tímidos y por el otro depende de ellos hacerse pobres como pastores. En un minuto, si quieren, si tienen el deseo de ser como Tú, si temen que sus riquezas los alejen de Ti, pueden volverse perfectamente pobres.

¡Qué tan bueno es Dios! ¿Cómo eligió el medio correcto para llamar a todos sus hijos a su alrededor a la vez, sin excepción? Y qué bálsamo has puesto en el corazón de los pobres, los pequeños, los despreciados por el mundo hasta el fin de los siglos, mostrándoles ya desde tu nacimiento que son tus privilegiados, tus favoritos, los primeros llamados: los que siempre llamas. a Ti que quisiste ser uno de ellos y estar rodeado de ellos desde tu cuna y durante toda tu vida.

NAVIDAD 2022

¿Cómo puedes tú «saber» que Dios está contigo?

Pagola: «Dios está en ti sosteniendo tu fragilidad y haciéndote vivir»

Pagola: "Dios está en ti sosteniendo tu fragilidad y haciéndote vivir"

«Ya nunca estarás solo. Nadie está solo. Dios está con nosotros. Ahora sabes «algo» de la Navidad. Puedes celebrarla, disfrutar y felicitar. Puedes gozar con los tuyos y ser más generoso con los que sufren y viven tristes. Dios está contigo»

 José Antonio Pagola

La Navidad está tan desfigurada que parece casi imposible hoy ayudar a alguien a comprender el misterio que encierra. Tal vez hay un camino, pero lo ha de recorrer cada uno. No consiste en entender grandes explicaciones teológicas, sino en vivir una experiencia interior humilde ante Dios.

Las grandes experiencias de la vida son un regalo, pero, de ordinario, solo las viven quienes están dispuestos a recibirlas. Para vivir la experiencia del Hijo de Dios hecho hombre hay que prepararse por dentro. El evangelista Mateo nos viene a decir que Jesús, el niño que nace en Belén, es el único al que podemos llamar con toda verdad «Emmanuel», que significa «Dios con nosotros». Pero ¿qué quiere decir esto? ¿Cómo puedes tú «saber» que Dios está contigo?

Ten valor para quedarte a solas. Busca un lugar tranquilo y sosegado. Escúchate a ti mismo. Acércate silenciosamente a lo más íntimo de tu ser. Es fácil que experimentes una sensación tremenda: qué solo estás en la vida; qué lejos están todas esas personas que te rodean y a las que te sientes unido por el amor. Te quieren mucho, pero están fuera de ti.

El vale del silencio
El valle del silencio

Sigue en silencio. Tal vez sientas una impresión extraña: tú vives porque estás arraigado en una realidad inmensa y desconocida. ¿De dónde te llega la vida? ¿Qué hay en el fondo de tu ser? Si eres capaz de «aguantar» un poco más el silencio, probablemente empieces a sentir temor y, al mismo tiempo, paz. Estás ante el misterio último de tu ser. Los creyentes lo llaman Dios.

Abandónate a ese misterio con confianza. Dios te parece inmenso y lejano. Pero, si te abres a él, lo sentirás cercano. Dios está en ti sosteniendo tu fragilidad y haciéndote vivir. No es como las personas que te quieren desde fuera. Dios está en tu mismo ser.

Según Karl Rahner, «esta experiencia del corazón es la única con la que se puede comprender el mensaje de fe de la Navidad: Dios se ha hecho hombre». Ya nunca estarás solo. Nadie está solo. Dios está con nosotros. Ahora sabes «algo» de la Navidad. Puedes celebrarla, disfrutar y felicitar. Puedes gozar con los tuyos y ser más generoso con los que sufren y viven tristes. Dios está contigo.