El poder de lo divino y la música: de dónde viene la predisposición por la fusión entre religión y hits

Rosalia presentando la portada de su nuevo disco ‘Lux’, en la plaza de Callao, Madrid / Europa Press News

Artistas como Rosalía llevan lo sacro muy presente en sus trabajos, pero ¿cómo ha llegado esta mezcla hasta nuestros días?

Andrea Sanzmipropioinsta

Se sabe que los primeros instrumentos de los que se tiene constancia aparecieron hace unos 40.000 años. Los estudiosos de la historia y de la música hablan de cómo esta surgió de necesidades comunicativas, mucho antes de que existiera la religión organizada. Sin embargo, con el paso de los años, la música y la religión fueron uniéndose, casi como hermanas, hasta llegar juntas a nuestros días.

Rosalía es una genia de nuestros tiempos, una precursora valiente que desde el inicio de su carrera se atrevió a decir abiertamente que Dios tenía una gran influencia en ella y, sobre todo, en su arte, por eso es el mejor ejemplo de lo que se trata hoy. Es cierto que no ha sido hasta este último anuncio, su próximo álbum Luxcuando hemos visto la gran importancia que la espiritualidad tiene para la artista. En la proyección que realizó el pasado lunes 20 de octubre en Callao, Madrid, pudimos ver la portada de su próximo trabajo, donde aparecía como una especie de novicia, mostrando claramente cuál será la línea central de esta nueva era: Dios y todo su imaginario. Pero si algo también es cierto, y así lo demuestra la propia Rosalía, es que esto viene de mucho antes, de nuestros ancestros y de aquellos que introdujeron por primera vez las imágenes religiosas en la cultura popular.

Fusión de la religión y la música popular

Antes de que Rosalía, Madonna o Kanye West usaran crucifijos, cánticos o simbología espiritual en sus trabajos, la relación entre religión y música ya se daba en los templos y los campos del sur de Estados Unidos. Esta fusión nació a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando los cánticos religiosos afroamericanos, los llamados spirituals y el gospel, comenzaron a salir de las iglesias para impregnarlo todo, incluso los sonidos profanos. Aquellos cantos de fe, sufrimiento y esperanza se convirtieron en la base rítmica y emocional del blues, el soul y, posteriormente, del rock and roll. Encontrar fe y esperanza en un ser superior como Dios ha dado origen a algunos de los mejores estilos y creaciones musicales de la historia.

La llamada “madre del rock and roll”Sister Rosetta Tharpe, fue la primera en ponerle tintes eléctricos a la palabra divina. En los años 30 y 40 tocaba la guitarra con una energía inédita mientras cantaba alabanzas a Dios. Su estilo rompió las fronteras con lo sagrado, inspirando a figuras como Elvis Presley, Johnny Cash o Little Richard: auténtica historia viva de la música. La fuerza espiritual del gospel se transformó en una nueva forma de expresión popular: el rock nacía con raíces profundamente religiosas, aunque con el curso normal de la historia acabaría convirtiéndose en sinónimo de rebeldía y reivindicación.Otro fenómeno cultural que dio forma a lo que hoy conocemos fue el pentecostalismo. En las iglesias del sur de Estados Unidos, los cultos pentecostales eran auténticos espectáculos de música en vivo, éxtasis y emoción. Aquellos ritos, basados en la improvisación, el trance y la intensidad rítmica, moldearon la manera en que artistas como Aretha Franklin se movían sobre el escenario y componían sus letras con pasión y entrega. Al final, la pasión de Cristo se convirtió en pasión por la música.

El soul como guía

En las décadas de los 50 y 60, el gospel fue colándose poco a poco en el pop y el soulElvis Presley grabó varios discos de música religiosa y siempre reconoció que este estilo fue la fuente de su inspiración y la raíz de su estilo. Aretha Franklin, por su parte, pasó de cantar en la iglesia de su padre, un famoso predicador de Detroit, a convertirse en la “Reina del Soul”. Su voz mantenía intacta la intensidad espiritual de sus orígenes; incluso cuando cantaba sobre el amor o el desamor, su interpretación seguía acompañada por la presencia de Dios.

Con el tiempo, la espiritualidad fue evolucionando, y con ella llegaron nuevos artistas con visiones distintas sobre lo que la religión podía aportar a su imaginario. George Harrison, tras su etapa en The Beatles, comenzó a mezclar referencias cristianas, hindúes y orientales en canciones como My Sweet Lord (1970). Desde ese momento, la espiritualidad, en cualquiera de sus formas, empezó a cobrar una importancia cada vez mayor como recurso simbólico y estético para los artistas que buscaban explorar lo trascendente desde la cultura pop.

¿Qué explicación puede haber para este hecho?

El ser humano no es tan misterioso como solemos pensar. La religión lleva existiendo siglos, al igual que la música. Podrían considerarse hermanas, pues una se inspira en la otra constantemente. Las personas artísticas buscan expresar lo que llevan dentro a través de casi cualquier medio: hay quienes pintan lienzos, otros escriben, algunos hacen películas… y otros cantan. Pero el arte casi nunca está alejado de lo espiritual. Todos buscamos sentido a las cosas, y todo lo que hacemos suele tener un origen simbólico o emocional. Por eso, tantas veces la religión aparece en el arte y la música.

Las dudas existenciales nos llevan a explorar la fe y las creencias, y ese es, probablemente, el mayor motivo de esta fusión entre creer y crear. Las religiones están llenas de simbolismo y tradiciones profundamente arraigadas, lo que facilita encontrar inspiración en algo con tanta historia y carga emocional. También son fuente de críticas, y eso da lugar al mismo arte, pero desde perspectivas diferentes. Al final, como humanos, nos repetimos: siempre necesitamos creer en algo, ya sea una religión, las energías o las personas que admiramos, pero siempre buscaremos fuentes de inspiración y, también, de reflexión y crítica.

Fuente: https://los40.com/2025/10/21/el-poder-de-lo-divino-y-la-musica-de-donde-viene-la-predisposicion-por-la-fusion-entre-religion-y-hits/

 Diálogo interreligioso a través de la música

Rawalpindi (Agencia Fides) – La música se ha mostrado como una herramienta poderosa para el diálogo interreligioso, capaz de promover la comprensión y el vínculo humano y espiritual entre personas de distintas creencias. Gracias a las experiencias musicales compartidas, las personas pueden encontrar un terreno común, apreciar diversas expresiones culturales y construir puentes de empatía y respeto.

Con esta convicción, músicos, artistas, académicos y simples aficionados de diferentes comunidades religiosas de Pakistán se han reunido gracias a una iniciativa del «Centro para la Justicia Social», fundado y dirigido por el católico pakistaní Peter Jacob, quien durante años trabajó en la Comisión «Justicia y Paz» de los Obispos de Pakistán.

En un taller teórico-práctico de tres días celebrado recientemente en el «Christian Study Centre» de Rawalpindi, una reconocida institución ecuménica, los participantes pudieron compartir ideas y prácticas musicales, reflexionando sobre cómo la música facilita el diálogo interreligioso, ayuda a superar barreras lingüísticas y culturales y permite conectar a nivel emocional y espiritual. Un elemento destacado de la experiencia fue el encuentro con la música sacra de las diferentes tradiciones, que ofreció momentos de reflexión y unión entre creyentes de diversas religiones.

Además, los participantes señalaron que la música fomenta la colaboración y fortalece la amistad: las actuaciones conjuntas, como los coros y las orquestas interreligiosas, permiten a las personas «crear algo bello y significativo, promoviendo un sentido de unidad y de propósito compartido». La música también ayuda a «humanizar al otro», superando estereotipos y prejuicios, y generando espacios inclusivos donde las personas pueden dialogar, establecer relaciones y disfrutar de la riqueza de la diversidad.

El taller tuvo como objetivo valorar la amplia gama de expresiones poético-musicales propias de Pakistán. Por ejemplo, el libro bíblico de los Salmos fue traducido hace un siglo a poesía lírica punjabi y adaptado a formas musicales locales, utilizándose como recurso para encuentros de diálogo entre musulmanes y cristianos.

El taller concluyó con actuaciones de diversas tradiciones religiosas. Las comunidades participantes compartieron su música sacra, interpretando himnos cristianos, cantos devocionales musulmanes y piezas de música hindú, sij y kalasha. También participaron artistas de renombre como Karishma, Sameer Robin, Emmanuel Shafqat y el reconocido cantante sufí Arieb Azhar, quienes ofrecieron un valioso aporte desde su patrimonio espiritual y musical.

Peter Jacob agradeció a todos los participantes y expresó su esperanza de que «estas iniciativas artísticas promuevan el entendimiento mutuo y la convivencia pacífica entre las diferentes comunidades de Pakistán». Para concluir, citó al gran líder espiritual, poeta y místico musulmán del siglo XIII Jalal al-Din Muḥammad Rumi: «La música ya no es un fin, sino un medio. El canto ya no es un fin, sino un medio de transporte, un camino hacia lo divino».
(Agencia Fides 2025)