Montevieo, junio de 2025 Pronto, dentro de unos días, concretamente el 14 de junio, nos trae la memoria del secuestro y desaparición de nuestro Hno Mauricio Silva. Mientras vamos profundizando, conociendo un poco más sobre él, su testimonio nos interpela y desafía. Fiel seguidor de Cristo, es un buen ejemplo de libertad interior, de desasimiento de todo aquello que no suma para el seguimiento evangélico y servicio a los hermanos, y seguro que, en muchas ocasiones no le habrá sido facil, andar y desandar, abandonar para volver a comenzar, de ir haciendo nuevas opciones que implicaban dejar, despedirse, mirar hacia adelante. Su pasión fue la de Jesús Nazareno, el Amor y la cercanía con todo ser humano, que es nuestro hermano, y en un momento de su vida identifica la forma de vivir esa pasión, en la espiritualidad propuesta por Carlos de Foucauld, convirtiéndose así en Hermano del Evangelio. Carlos de Foucauld irá al desierto, no a quedar cómodamente instalado en él, “sin molestias de vecinos” por el contrario, va a llenarse de Dios en la oración y encontrar a los hermanos que el desierto ocultaba, los más alejados, desconocidos, sintiéndose llamado a ser allí “hermano de todos”.. Así también Mauricio hizo su recorrido y tomó el tan deseado escobillón de barrendero municipal en Buenos Aires que lo acercaba a esa masa de laburantes sencillos, viviendo y creando con ellos fuertes lazos de amistad, compañerismo y lucha.. Hoy el mundo, la sociedad actual, nos ponen ante escenas realmente dantescas, muy dolorosas, con el aumento del individualismo, los nuevos autoritarismos, la exacerbación de los fundamentalismos e integrismos de toda especie, vemos y escuchamos que son siempre los pobres, los últimos, las minorías sociales, étnicas, de identidad, culturales, etc, las más perjudicadas por ellos. Contemplando el hermoso y doloroso testimonio de Mauricio Silva, podemos hoy tomar el trabajo, la acción del barrendero y transportarlo como imagen simbólica al interior de nuestra alma, psique, y comenzar a hacer allí adentro, en lo profundo, dejándonos guiar por Dios y con algo de valentía, esa limpieza a fondo (como dice Don Pedro Casaldaliga “Al viento del Espíritu, que siempre barre los miedos..) y remover, despejar, quitar todo aquello que nos impide ser fraternos, cercanos, especialmente de los que están en periferias sociales o existenciales, y libres de temores, preconceptos y prejuicios infundados por el desconocimiento e ignorancia, ir hacia ellos, con quienes compartimos el mismo origen filial, que son de nuestra misma carne, que con su diversidad y la nuestra, aún así, muchas veces será como mirarnos en un espejo.. enriqueciéndonos mutuamente en la vivencia de la gran fraternidad que alabe así gozosamente a nuestro Abba! El desafío es grande “ser Hermanos de Todos “, pero no es imposible. Hablando sobre el construir en este mundo el Reino de Amor y Justicia, Papa Francisco nos dice en su Encíclica “Dilexit nos” Nuestro corazón,unido al de Cristo, es capaz de este milagro social.. Kléber Silva Iribarnegaray, Hno Mauricio, ¡Presente! Jorge Márquez (miembro de Familia Espiritual Foucauld)
Se llevó a cabo en el recinto otra conmemoración por el Día Nacional del Barrendero, que en General Pueyrredon está normada por el Decreto Nº 2596/22. En su momento, esta fecha fue contemplada para llevar a cabo un acto alusivo en este recinto a instancias del Concejal Mandato Cumplido (CMC) Roberto Gandolfi, presente en la ocasión.
El acto, empero, fue presidido por Miguel Guglielmotti. Estuvieron, también, Valeria Crespo y Mariana Cuesta; la Hermana Marta; la ex diputada nacional Adela Segarra; representantes del Sindicato de Camioneros, de la UTEP y de la Pastoral Social, la CGT, la CTA, Cooperativa CURA, María Luisa Corlatti (Madres de Plaza de Mayo-Línea Fundadora), de Presos Políticos Mar del Plata, además de trabajadores del sector.
Guglielmotti, en su rol de anfitrión, dio la bienvenida a los presentes: “Muy buenos días, bienvenidos a La Casa del Pueblo, a este recinto. Quiero agradecer a Roberto Gandolfi, que me ha pasado la posta de este hermoso homenaje. La intención de la ley que respalda este acto, impulsada por Adela Segarra, es recuperar la memoria de quien fue Mauricio Silva, un cura barrendero, un sacerdote que barría las calles de la ciudad de Buenos Aires. Todos sabemos quienes fueron blanco de la dictadura, hubo 80 curas desaparecidos”
Mas adelante reconoció que “Él fue semilla que cayó en tierra fértil, dio sus frutos y hoy está presente junto a ustedes. Quisiera destacar el trabajo gremial que hizo Mauricio. En esa época se decidió privatizar el servicio, lo que generó el comienzo de una resistencia por parte de los trabajadores, más de 400 representados por él. Hubo dos desapariciones previas a la de Mauricio, que tenía 51 años. Hoy estamos homenajeando su compromiso de lucha, su caminar por los más pobres”.
Argumentos de la conmemoración
El 14 de junio de cada año se contempla la realización de un acto en el ámbito del Honorable Concejo Deliberante, en conmemoración del “Día Nacional del Barrendero”, en homenaje al sacerdote Mauricio Kleber Silva, trabajador del Corralón Municipal de Floresta quien fuera detenido desaparecido durante la última dictadura cívico-militar, en consonancia con lo dispuesto por la Ley Nacional 27.069 que así lo instituye.
La ley Nacional 27.069 del año 2015 la cual instituye el día 14 de junio de cada año como “Día Nacional del Barrendero” en homenaje a Mauricio Silva, sacerdote barrendero desaparecido el 14 de Junio de 1977.
La ley 27069, por la que se instituye el “14 de junio el Día Nacional del Barrendero”, fue un proyecto presentado por la Diputada Nacional del Frente para la Victoria, Adela Segarra, y sancionada el 10 de diciembre de 2014.
Dicho proyecto tuvo como objetivo recuperar, para la memoria colectiva, el testimonio de vida de Kleber Silva Irebarnegaray (1925-1977), nombre de pila de Mauricio Silva, Hermano del Evangelio, cura barrendero, quien fuera detenido desaparecido cuando barría la calle de Margariños Cervantes de la ciudad de Buenos Aires, un 14 de junio de 1977.
La normativa nacional señalada pretendió reconocer en Mauricio Silva a todos los trabajadores, quienes, según datos de la CONADEP, fueron blanco favorito de la última dictadura militar, como también a los ochenta sacerdotes desaparecidos en ésa misma época.
Kleber “Mauricio Silva”, nació en Uruguay un 20 de Septiembre de 1925. La condición humilde de su familia se ve reflejada en su partida de nacimiento al ser “exonerado del pago de la estampilla por justificar pobreza”.
Junto con Jesús, uno de sus cuatro hermanos y quien sería su compañero inseparable, ingresan en el Seminario Menor de los salesianos. Mauricio continúa sus estudios en Argentina en la provincia de Córdoba, entre sus compañeros de estudios y promoción se encuentra quien fuera después el obispo Don Jaime de Nevares, uno de los pocos que se enfrentó al gobierno de facto denunciando su violación a los DDHH y solicitara, en la Conferencia Episcopal, que se realizaran gestiones para saber “qué había pasado con Mauricio”. También de su promoción era Carlos Dorniak, el primer sacerdote asesinado por la Triple A.
Su destino, una vez ordenado, fue la Patagonia en Puerto San Julián. El tiempo de Mauricio de salesiano, tanto como seminarista y sacerdote, deja un recuerdo imborrable en el lugar. Su amor por brindar alegría a los niños del sur, lo lleva a formar “el grupo de niños felices”, y durante meses pedir golosinas para anunciar en una fiesta patronal que “el día de gloria a llegado” y los niños encontraran un patio alfombrado de golosinas.
De regreso a Uruguay, debido a problemas familiares, decide quedarse. Se integra al clero diocesano. Acompaña a parejas jóvenes, también se compromete con la Marcha de los Cañeros, encabezada por Sendic.
Era tiempo del Concilio Vaticano II y de la palabra de Arturo Paoli, emblemático sacerdote italiano descubre la Espiritualidad del Hno. Carlos de Foucauld, de seguir el modelo de Jesús de Nazareth, de encontrarlo en el rostro del hermano más humilde, de los que ocupan el “último lugar”.
Regresa a Argentina y se incorpora a los Hermanos del Evangelio, una de las congregaciones de la familia espiritual de Foucauld. En el proceso de integración estará un tiempo en la Rioja de Angelelli. Luego en Fortín Olmos, para finalizar en la ciudad de Buenos Aires, en una comunidad en el barrio de La Boca y luego en un conventillo de la calle Malabia, donde crea una pequeña comunidad.
Al momento de buscar trabajo al ver un “hombre pequeño y sucio recogiendo la basura”, decide que ése era el trabajo que quería y lo logra.
Como barrendero, Mauricio se integra como uno más, pero su conducta y su compromiso hacen que pronto se convierta en un referente para sus compañeros. Se incorpora a la actividad gremial.
En Colombia, en reunión de su congregación, Paoli le pide que no regrese, se niega y pregunta: “¿Qué peligroso puede ser un cura armado de escobillón?”, y a Pérez Esquivel en Ezeiza le responde que no va a dejar a sus compañeros. Sigue trabajando después de la desaparición de sus compañeros de corralón: Sanmartino y Goitía.
El 14 de junio sale a trabajar como todos los días cuando de un Ford Falcon blancose bajan tres hombres de traje y lo suben al coche sin encontrar resistencia de su parte.
De inmediato el superior latinoamericano que se encontraba en Argentina se presenta ante las autoridades eclesiales en el consulado uruguayo y presentan un recurso de Habeas Corpus. En el año 1978, su hermano de sangre y congregación, Jesús Silva, y Patricio Rice, iniciaron denuncias a nivel internacional, Rice de origen irlandés, también había sido secuestrado y salvado por la gestión de su país ante el gobierno argentino.
Los Hermanos del Evangelio, fue la primera congregación que se presentó como querellante ante el Estado argentino por la desaparición de un miembro de su familia religiosa.
Mauricio Silva fue un hombre que buscó un lugar donde vivir el Evangelio, lo encontró en la espiritualidad de Foucauld y en el trabajo de barrendero y fue feliz. Sabía que su opción por trabajar con los más pobres, comprometerse con su vida y sus reclamos, provocaba un fuerte rechazo en los responsables de la dictadura, sabía lo que le podía suceder, se había preparado.
Mauricio con su testimonio de vida y de martirio desde su opción y compromiso de caminar junto a los más pobres, fue semilla que cayó en tierra fértil y dio sus frutos. El paso del tiempo no logró borrar sus huellas y hoy está presente en sus compañeros barrenderos y recolectores. Como dijo uno de ellos:“son herederos de la lucha de Mauricio, porque a ellos, cuando se rompen los guantes, piden la reposición, en cambio Mauricio y sus compañeros luchaban para que se los dieran”.
Origen del Día Nacional del Barrendero en Argentina
En 2014, el Congreso argentino aprobó una ley que declara el 14 de junio como el Día Nacional del Barrendero, en homenaje a Mauricio Silva, un sacerdote salesiano uruguayo y barrendero.
El 14 de junio de 1977, mientras barría las calles del barrio Villa General Mitre en Buenos Aires, Mauricio Silva fue secuestrado. Silva es uno de los casi cien religiosos de la Iglesia Católica asesinados durante el terrorismo de Estado que golpeó a Argentina en la década de los 70. Esta ley busca honrar su memoria y reconocer su sacrificio.
La Iniciativa del Congreso Argentino
La entonces diputada nacional Adela Segarra, del FpV-Movimiento Evita, fue la autora de esta ley. Según Segarra, su iniciativa pretendía “homenajear a los barrenderos que cada día realizan una tarea abnegada que no siempre es bien valorada” y “reconocer en el hermano Mauricio Silva a todos los trabajadores que, según el informe de la CONADEP, fueron el blanco favorito de la dictadura militar”.
El Legado de Mauricio Silva
Alicia Vázquez, ex secretaria de Cultos de Buenos Aires, recuerda a Mauricio Silva como “un cura que buscaba un lugar donde vivir el Evangelio”. Silva encontró su lugar en la espiritualidad de Carlos de Foucauld y en su trabajo como barrendero. Su dedicación pastoral y su compromiso con los pobres lo hicieron ser visto como una figura peligrosa. Su muerte, en plena práctica de su fe y por su coherencia y amor hacia los demás, lo convierte en un mártir. Vázquez espera que este martirio sea reconocido oficialmente por la Iglesia Católica.
Día Nacional del Barrendero
Este año, la Misa del Barrendero es organizada por barrenderos y recolectores, con la adhesión de diversas organizaciones religiosas, sociales y sindicales de Argentina y otros países de América Latina. La celebración tuvo lugar hoy, 14 de junio a las 11 hs. y fue presidida por monseñor Gustavo Carrara. La misa se pudo seguir en vivo por los canales de Facebook del Sindicato de Choferes de Camiones y de la Parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé.
Desde Montevideo, Uruguay, también se unirán al homenaje con una celebración ecuménica a través de Zoom el mismo lunes a las 17 hs. La Comisión por la memoria de Mauricio Silva, la Familia Carlos de Foucauld y Ademar Olivera, pastor de la Iglesia Metodista de Uruguay, serán algunos de los participantes.
Aunque la Iglesia Católica aún no lo ha reconocido oficialmente como patrono de los barrenderos, en la religiosidad popular ya lo consideran un poderoso intercesor. Silva es visto como un Hermano del Evangelio, un sacerdote que estuvo dispuesto a entregar su vida por defender los derechos de sus compañeros.
El Día Nacional del Barrendero no solo honra a Mauricio Silva, sino también a todos los barrenderos que, con su trabajo diario, contribuyen significativamente a la sociedad. Este reconocimiento es un paso importante para valorar y dignificar una labor esencial que muchas veces pasa desapercibida.
Cada 14 de junio, día de Memoria por la desaparición en manos de la dictadura argentina, del religioso y sacerdote uruguayo Mauricio Silva, en 1977, va sumando corazones, voluntades, a esta ya “celebración obligatoria de un santoral popular” que sintonizan con su profundo y silencioso testimonio, como el de “una semilla que cae en tierra y muriendo da mucho fruto” el de un hombre de Evangelio! Quiero aquí simplemente compartir una mirada, una reflexión, intentando acercarme a como habrá sido,(o lo fue) su vivencia de “la fraternidad” en esa última etapa de su vida, como pequeño Hermano del Evangelio, inspirado en Carlos de Foucauld. Los que, de una u otra forma intentamos seguir a Jesús a través de la espiritualidad de Nazareth al estilo propuesto por el Espíritu a Carlos, aún hoy seguimos descubriendo, vamos profundizando, se nos va “como revelando” el sentido que esta palabra tan querida tiene dentro de la misma, y es gracias también a la atención minuciosa que se ha ido haciendo sobre los últimos años de la vida de Carlos ¿tal vez de sus últimos 8 años? donde él define y acepta su ser más profundo y vocación,“el self” nos dirá hoy la psicólogía, y en su caso, etapa clave de despojarse, de verse tal cual es, de abandonar proyectos propios para dejarse guiar y asumir “lo que el Espíritu le susurraba” descubriéndose, aceptándose como “un misionero aislado”, “un desbrozador evangéliico”, ir solo y sin apoyos visibles, al encuentro de los hermanos alejados, ocultos, siendo éstos, en lo concreto de su vida “su única fraternidad”.. sugiriendo así una impronta innovadora y hasta podríamos decir “revolucionaria” dentro de la misma vida consagrada y o asociativa de quienes luego harán suyo este carisma en sus diversas modalidades. Cuando uno tiene la suerte de encontrarse con alguno de los amigos o amigas que compartieron la vida con Mauricio Silva, nos transmiten la figura de un hombre fraterno, abierto, compañero, de escucha, el del mate calentito con el que te podía esperar y recibir en el conventillo de la calle Malabia, donde vivía en fraternidad de Hermanos. Con la distancia que nos imponen los años ya pasados, pero con la cercanía y calor del corazón, acompañémosle “en el trillar de su laburo diario” como barrendero municipal, reuniéndose con sus compañeros para luego salir a la tarea, un hombre profundamente contemplativo, tratando de escrutar los mensajes que aquellos paisajes callejeros le ofrecían, hechos de vecinos, transeúntes, comerciantes, personas de diversas edades, realidades.. Tratando de ser hermano de todos en medio de aquellas vivencias cotidianas, me pregunto, por ejemplo ¿Cómo viviría las tensiones entre empleados y empleadores, de las que seguramente habrá sido confidente? sobre todo escuchando las justas y dolorosas quejas del trabajador sobrecargado (tal vez el de las empleadas domésticas..) o viendo el rostro curtido y cansado de los que realizaban actividades itinerantes y a intemperie para ganarse el sustento… o en lo personal, recibiendo la mirada agradecida y sonriente de quién le reconocía su trabajo para el bien común, o por el contrario, la de aquellos que le mirarían por encima del hombro.. sin lugar a dudas, ese, el que él eligió para vivir, compartir y servir ¡es un último lugar! Hacer memoria por un testigo como Mauricio, es una Acción de Gracias, también un acto reivindicatvo por la Verdad, ¡Hasta que toda la verdad sea conocida! y una buena oportunidad para abrirnos y recibir esa lucesita fraterna que nos llega desde la gran Comunión de los Santos (dimensión esta, muy sentida por Foucauld) en la que todos
participamos gracias al Espíritu del Resucitado, que nos puede ayudar a cada uno, y también en lo comunitario, a discernir, asumir y enfrentar los desafíos actuales para ser y vivir como hermanos de todos, ahí están, y sólo por nombrar algunos: el de las soledades, en esta sociedad actual, donde estamos “más conectados pero menos comunicados” y ahí van quedando, muchas veces atrás, nuestros viejos, nuestros enfermos.. o ante el escándalo de millones de personas viviendo bajo niveles de pobreza, muchos de ellos, vecinos de nuestros propios barrios.. o ante las minorías y diversidades, tal vez hoy con más leyes que aseguran sus indiscutibles derechos sociales, etc, pero cuánto aún por trabajar sobre los dolorosos prejuicios de los que siguen siendo victimas.. o ante el sufrimiento dantesco de aquellos que son golpeados por las guerras, los conflictos armados y las masacres de inocentes, (esta última expresión la tomo literal de Papa Francisco) que estamos presenciando casi a diario, y a la vista de un mundo mayoritariamente en silencio e inoperante.. o ante las tensiones entre hermanos de nuestra comunidad cristiana, entre los que tratan de ir sintonizando con el aliento del Espíritu, que invita a pujar por una Iglesia más despojada, austera, acogedora, de puertas abiertas, en definitiva, más evangélica, y aquellos que ofrecen duras e implacables resistencias, abrazados a costumbres y formas por sobre lo esencial…o ante.. ¿Cómo ser nosotros hermanos de todos, hermanos universales? Grande es el desafío.. Carlos de Foucauld tratará de ser fiel al mandamiento del Amor que recibimos de Nuestro Bienamado Señor Jesús, y exclamará ¡Con que ternura debemos recibir a todo ser humano, sea quien sea! ¡Recibir a todo ser humano como a un hermano muy querido! pero sabe también que un amor fraterno muchas veces nos exigirá tomar necesarias y oportunas opciones, con posicionamientos claros y firmes ante el sufrimiento de tantos y tantos, pues dirá “hay que amar la justicia y odiar la iniquidad, no tenemos derecho a ser centinelas dormidos, perros mudos, pastores indiferentes”.. Por esas opciones caminó el pequeño Hermano Mauricio, amando, entregándose, “esperanzando” (diría un querido hno) a todos los de su alrededor, por más que las sombras de muerte asechaban, a que un Hombre Nuevo, miembro de una Humanidad Resucitada, construyendo un mundo más fraterno, es posible! María, Pequeña Nazarena, ayúdanos a estar atentos a todo clamor de liberación y vida de los pequeños, los últimos, acompáñanos en la hermosa y desafiante aventura de ser hermanos de todos ! Jorge Márquez, miembro de la Familia Espiritual Carlos de Foucauld.
La piedad popular considera patrono de los barrenderos a Kleber Silva Iribarnegaray. Este sacerdote fue desaparecido en la última dictadura militar mientras barría en la Ciudad de Buenos Aires. Este lunes habrá una misa virtual y un homenaje ecuménico en Uruguay.
Por Lucas Schaerer
Daba misas en basurales. Así era Kleber Silva Iribarnegaray nacido en 1925 en Uruguay, formado con los salesianos, aunque en Argentina se incorporó a la espiritualidad de los Hermanitos del Evangelio, inspirados en el francés contemplativo Charles de Foucauld.
Silva en el año 1973 decidió hacerse barrendero para acompañar a los trabajadores que se encontraban en condiciones laborales muy precarias siendo empleados municipales. Todavía es recordado por sus misas en basurales o la «quema», como se llama popularmente a los incendios de basura al aire libre en extensos terrenos en la periferia de Buenos Aires, donde luego se constituyeron las villas miserias.
Un laico formado en la Compañía de Jesús, Carlos Zavalla, recordó que se enteró del cura-barrendero en el invierno del año 1971. «Pese a que ya había pasado el Concilio Vaticano II, todavía había una gran inercia preconciliar, era muy chocante una misa que no fuera en una iglesia y más en un basural. Cuando estaba en la misa me dije: ‘Acá está Dios’. Mauricio hablaba con los botelleros. La zona más brava de la villa, pegada a la Cárcova, en el partido de San Martín, provincia de Buenos Aires».
En Argentina no se usa el nombre Kléber por eso lo empezaron a llamar Mauricio. Su padre lo bautizó en homenaje a un mariscal de Napoleón, Jean Baptiste Kléber. Como un giro inesperado, una especie de predicción, este militar en su expedición a Egipto fue conocido como «el barrendero del Cairo» en su proceso de convertirse en egiptólogo.
El cura-barrendero estudio sobre Charles de Foucaultd gracias a lo realizado por otro sacerdote, Virgilio Filippo, que llegó en la década del 40 a diputado nacional de Argentina y pasó a la historia porque sus discursos en el parlamento fueron arrancados de los tomos de las versiones taquigráficas como toda placa con su nombre.
«Me sorprendí mirando a un barrendero…un hombre pequeño y sucio limpiando una calle. Fue cosa de segundos. Allí estaba mi lugar». Es un texto que figura en un flyer de convocatoria a la misa virtual en su homenaje este lunes 14 de junio, a partir de las 11 am (de Argentina), desde el playón de una empresa de recolección y barrido de residuos. La celebración religiosa se podrá seguir por los canales de facebook del Sindicato de Choferes de Camiones: @CamionerosBA y de la Parroquia Virgen de los Milagros de Caacupé: @CaacupeBarracas. Monseñor Gustavo Carrara, titular de la Vicaría de Sacerdotes de las Villas en Buenos Aires, encabezará la misa que es organizada por barrenderos a la que se adhieren diversas organizaciones religiosas, sociales y sindicales de la Argentina y otros países de América Latina.
En Montevideo, capital de Uruguay, se sumarán al homenaje a Mauricio Silva con una celebración ecuménica desde la plataforma Zoom también este lunes 14 pero a las 17 horas, convocada por la Comisión por la memoria del sacerdote Mauricio Silva; la Familia Carlos de Foucauld y Ademar Olivera, pastor de la Iglesia Metodista de Uruguay y militante en derechos humanos, entre otros.
Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz por su lucha en defensa de los derechos humanos, conocía al cura-barrendero. «Te tenés que ir del país» le pidió a Silva cuando por casualidad se cruzaron en un aeropuerto. El religioso y barrendero sabía de los peligros que corría pero no escapaba a su martirio.
En 1977, el brigadier Osvaldo Cacciatore, de facto el gobernador de Buenos Aires, quiso privatizar el servicio de higiene urbana. Los trabajadores municipales del barrido y la recolección se resistieron. Ya organizados sindicalmente más de 400 trabajadores contaban con un cuerpo de delegados entre ellos el sacerdote que todos llamaban Mauricio. Esa actividad gremial en defensa del servicio estatal fue reprimida sin piedad. Primero desaparecieron dos de sus compañeros de trabajo y amigos del cura, el secretario general del llamado Corralón, Julio Goitia –desaparecido el 6 de mayo de 1977–, y el delegado gremial de los chóferes de camiones de la recolección, Néstor Sanmartino –desaparecido el 5 de mayo de 1977–. Un mes más tarde, en la mañana del 14 de junio de 1977, mientras barría a los 51 años, fue secuestrado el hermanito del evangelio.
Con el regreso de la democracia se inició un proceso judicial, aún abierto, sobre estas desapariciones. Mientras que el reconocimiento al sacerdote alcanzó una declaración a nivel nacional el Día del Barrendero, el 14 de junio fecha de la desaparición de Silva.
El cura-barrendero y desaparecido también llegó al cómic. «Se armó de una escoba, una pala y un carro para ser el Quijote de un sector social oprimido y relegado que no tenía voz», comienza el relato titulado “Barrendero de Jesús”, realizada por el ilustrador Caito y Anita Zen, responsable de los textos.
Alicia Vázquez es una de las laicas más activas en difundir la misión del cura-barrendero. «Mauricio era un cura que buscaba un lugar donde vivir el Evangelio. Ese lugar lo encontró en la espiritualidad de Carlos de Foucauld y en su trabajo de barrendero. Que haya muerto en profesión de su fe, por su coherencia y amor por el otro, lo convierten en mártir. Los católicos esperamos que ese martirio sea reconocido».
La iglesia católica en Argentina tiene casi un centenar de religiosos desaparecidos durante el terrorismo de Estado en la década del ’70.
Aunque aún no es reconocido oficialmente como patrono de los barrenderos, en la religiosidad popular de los trabajadores y personas de a pie ya lo consideran el barrendero de Dios.
Presentación visual del libro con la biografía del sacerdote Mauricio Silva, barrendero en la ciudad de Buenos Aires. Desaparecido el 13 de junio de 1977 en el barrio La Paternal mientras cumplía su tarea. Desde 2003 cada 13 de junio se celebra el Día del Barrendero en Buenos Aires en su homenaje. Permanece desaparecido.
El próximo fin de semana, más concretamente el domingo 14, estaremos recordando una vez más, la desaparición forzada, a manos de la dictadura argentina, de nuestro Hermanito Mauricio Silva, acaecida en 1977.El año pasado y desde estas mismas páginas escribíamos sobre él“y es que la pequeña y oculta vida del Hto Mauricio, hombre profundamente contemplativo y solidario con sus compañeros de trabajo, irradiaba una luz fuerte que cegó la mirada de los autoritarios y violentos, creyéndolo digno de persecución y seguramente de cruel tortura y de una muerte violenta…” Esa Luz era la presencia de Jesús en él, presencia que Mauricio alimentaba en la espiritualidad de Charles de Foucauld, nuestro hermano mayor, ¡y cuya canonización ha sido aprobada recientemente!!En este artículo, compartimos dos pequeños pasajes de “Cartas a los Hermanos”,escritas por René Voillaume y dirigidas a las Fraternidades de Hermanitos, en sus dos vertientes, “Hermanitos de Jesús” y “Hermanitos del Evangelio”, ambas iniciadas por él, dónde vemos el llamado a una vocación de Nazareth, que es mucho más que un estilo, es una forma de ser, de vivir, de entregar la propia vida a Dios y por los hermanos, y en la que Mauricio junto a otros hermanos vivieron, viven y vivirán con la misma pasión !Contemplativos:La originalidad de nuestra vida religiosa se deriva de esta idea central: mantener una vida contemplativa, no en un claustro, sino en medio de las condiciones de vida de los pobres y entre los hombres, imitando la vida de Jesús en Nazareth. Para nosotros ahí está el centro de todo y de ahí proceden los aspectos particulares de nuestra vida: la pobreza de vida, la vivienda en casas pobres, las relaciones de amistad con los hombres, la adoración del Santísimo Sacramento, la naturaleza del trabajo, el uso de ropas vulgares, todo se atiende y se explica por esta vocación contemplativa y de presencia entre los hombres.Amor apostólico:La evangelización es el fin principal de los Hermanitos del Evangelio, pero ese deseo de conducir a los hombres a Jesús no tiene sentido si no amamos a los hombres como los amó Jesús y en vista de su mejor bien. Por tanto la evangelización no podría ser vista como “una obra que hay que hacer”, exclusiva, y como pudiendola separar del mejor bien inmediato de los hombres, con los cuales debemos compartir todo lo que es bueno, justo y legítimo en sus aspiraciones hacia una vida más humana… No son almas, sino hombres a los que hay que salvar…En la Comunión de los Santos, gran participación de bienes en la que todos estamos unidos gracias al Espíritu del Resucitado, “hoy rezamos en una litugia itinerante, acompasando las Horas al ritmo del escobillon del barrendero” y pedimos con fe, que nos dejemos transformar en en hombres y mujeres nuevos, almas enamoradas de Jesús, vidas comprometidas con el proyecto liberador del Evangelio, siendo en y con los últimos, construyendo así, por la cercanía y la amistad, la fraternidad universal, para ello nos confiamos a Maria Sma, a quien seguramente Mauricio invocaba como Auxilio Nuestro!Quiero recordar con gratitud a algunos amigos del Hto Mauricio a quiénes he ido encontrando en mi camino: a los Villalba Treglia, a través de quienes lo conocí escuchando hablar de él ! A “la Sellera” incansable de su causa! A Juan e Imelda,, preciosa gente! … Jorge Márquez, jardinero.