
EL NUEVO SANTO, CARLOS DE FOUCAULD, HERMANO DE TODOS – Testimonios de Perú




Puerto Príncipe, 16 de abril de 2022
Sábado Santo
“Por tanto, tenemos un gran sumo sacerdote, que tiene
habiendo cruzado los cielos, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la profesión de nuestra fe.
De hecho, no tenemos un sumo sacerdote que no sepa compadecerse de nuestras debilidades,
habiendo sido probado en todo a semejanza de nosotros, excepto en el pecado.
Acerquémonos, pues, al trono de la gracia con plena confianza, para recibir misericordia y
hallar gracia y ser socorrido en el momento oportuno«.
De la carta a los Hebreos 4,14-16
Sábado Santo ….
….. día en que piensas en el sufrimiento vivido, atravesado y callas porque es
es realmente difícil encontrar una explicación a la crueldad, a la violencia que el hombre puede infligir a
propio hermano
Precisamente el pasado sábado, hace una semana, una familia de la Cité pidió al párroco de
celebrar una misa funeral por su hijo asesinado en las afueras de la capital, en una
zona actualmente controlada por uno de los grupos de bandoleros más organizados del país.
El hijo había ido a visitar a su esposa enferma y al entrar en la zona se topó con los
bandidos que lo despojaron de todo. Tenía que acompañarlos a casa y allí estaban los
abuelos y una joven que evidentemente en su lógica sólo podía ser
un excelente ‘botín’ y comenzaron a violarla. Los abuelos se atrevieron a hablar
preguntando por qué la maltrataban tanto… en respuesta los mataron, como el señorito.
Los bandidos se fueron con los cuerpos para evitar que la gente hiciera rituales contra ellos,
según las costumbres de aquí. Y así el sábado en la iglesia solo había una gran foto en blanco y negro
que trajeron los padres para la celebración de la misa funeral…terrible!
Solo la fe en Dios, el poder de la oración calmaron el tormento de esta familia.
Luego abro las noticias y leo los mismos tristes acontecimientos infligidos en los territorios de guerra en Ucrania, pero también en Myanmar, en África Oriental y quién sabe en cuántos otros lugares donde el hombre da gratis rienda suelta a su maldad, al deseo que tiene en él de aplastar al otro…
Pero, ¿por qué actuamos así? ¿Por qué nos vemos así?. Porque?. .porque esta violencia que sentimos incluso en nosotros?
¿Qué habrán pensado María en este día y las mujeres que estaban con ella?
Tal vez recordaron la ‘primera palabra’ de Jesús en la cruz: «Padre, perdónalos por qué no
saben lo que hacen «… Y al repetir la palabra ‘Padre’ sus corazones no se han endurecido, la
en ellos ha entrado la gracia del perdón… Sí, porque el perdón es de Dios, de Dios que muere por
amor por nosotros
Es esta gracia que el Señor dio a la familia el pasado sábado que decidió no
vengarse, sino orar, no seguir una espiral de muerte, sino elegir la Vida…
Me quedé sin palabras ante tanta fuerza, tanta fe vivida con sencillez,
en silencio, viviendo la Palabra: ‘Acerquémonos, pues, con plena confianza al trono de
gracia… para encontrar ayuda en el momento oportuno’.
¡Que la Misericordia envuelva nuestra miseria y nos haga resucitar!
Con esta confianza en nuestros corazones, continuamos nuestra presencia junto a la gente del barrio.
La foto de las cometas hechas con niños y jóvenes, una tradición de
Semana Santa… ganas de crear cosas bellas y grandes, ganas de bien!
Con inmensa gratitud y siempre tanta gratitud,
recordándoles a cada uno de ustedes en la oración,
¡Feliz, Santa Pascua de Misericordia!
Ps Luisa

NOVENA DEL HERMANO CARLOS DE FOUCAULD Unidos en la alegría y el agradecimiento por su vida, celebraremos la CANONIZACIÓN del HERMANO CARLOS DE JESÚS “Volvamos al Evangelio”.
Vamos a profundizar el testimonio de vida y la espiritualidad del hermano Carlos de Jesús. Con él nos será más fácil “volver al Evangelio” para seguir a Jesús hasta las últimas consecuencias. 1Fraternidad Hermanitas del Evangelio, La Inmaculada, Riobamba, Ecuador.
PRESENTACIÓN Presentamos esta novena dándole gracias a Dios por la espiritualidad que nos dejó para su “familia” y la Iglesia universal.
ÍNDICE
1. La conversión de Carlos de Foucauld
2. Imitar a Jesús de Nazaret
3. Gritar el Evangelio con la vida
4. Evangelización desde los pobres
5. Hermano de los pobres y hermano universal
6. Amor a la Eucaristía, a los pobres y a la Iglesia
7. Oración y desierto
8. Oración de abandono
9. Una muerte pascual
ORACIÓN DEL HERMANO CARLOS DE JESÚS:
Padre mío, yo me abandono a ti, Haz de mi lo que quieras,
Lo que hagas de mí, te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo
Con tal que tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Dios mío. Pongo mi alma en tus manos,
Te la doy, Dios mío Con todo el amor de mi corazón,
Porque te amo, y porque para mí amarte es darme,
Entregarme en tus manos sin medida,
Con una infinita confianza, porque Tú eres mi Padre.
DIA 1º: LA CONVERSIÓN DE CARLOS DE FOUCAULD HECHOS DE LA VIDA Y ESCRITOS DEL HERMANO CARLOS
1. Hechos de la vida del hermano Carlos (1858-1886)
La conversión de Carlos de Foucauld se produce cuando tiene 28 años. Carlos de Foucauld nace en la ciudad francesa de Estrasburgo, el 15 de diciembre de 1858. Huérfano de padre y madre a los 6 años, es adoptado, con su hermana María, por sus abuelos. Su juventud fue bastante desordenada. Al terminar la escuela secundaria, entró en una academia militar donde se graduó, después de varias sanciones por mala conducta. Luego es enviado a Argelia, país musulmán y colonia francesa de África del Norte. Tiene 22 años. Dos años más tarde, se retira del ejército para dedicarse a la exploración de Marruecos, país vecino de Argelia. Durante otros 2 años, recorre más de 2.250 kilómetros y publica en Paris, con gran éxito, los resultados sobre todo geográficos de su exploración. Al mismo tiempo, queda impactado por la fe, la sencillez y la amabilidad de los musulmanes. En el año 1886, gracias a una prima, conoce a un gran predicador en Paris, el Padre Huvelin. Este encuentro, donde se confiesa y comulga, produce en Carlos de Foucauld una conversión radical.
2. Escritos de la vida del hermano Carlos
A los 17 años era todo egoísmo, todo deseo de mal, estaba como enloquecido. Jamás creo haber estado en tan lamentable estado espiritual. Vivía como se puede vivir cuando se ha extinguido la última chispa de la fe.” “El Islamismo produjo en mí una profunda conmoción. La vista de esta fe, de estas almas viviendo en continua presencia de Dios, me hizo entrever algo más grande y más noble que las tareas de este mundo.” “Dios mío, si existes, házmelo saber.” “En cuanto creí que Dios existía, no pude hacer otra cosa que vivir sólo para El.” “Mi vocación religiosa nace a la misma hora que mi fe.”
1ª pregunta: ¿Qué comentarios hacemos de esta etapa de la vida del hermano Carlos? EVANGELIO. Lucas 15,4-7: La oveja perdida y reencontrada.
2. ¿Qué nos llama la atención de esta lectura bíblica?
3. ¿Qué relación hacemos con la vida y las palabras del hermano Carlos?
4. A partir de nuestras reflexiones, ¿a qué nos sentimos llamados como persona y grupo?
Oraciones comunitarias. Oración de abandono del hermano Carlos. Bendición final.
DIA 2º: IMITAR A JESÚS DE NAZARET HECHOS DE LA VIDA Y ESCRITOS DEL HERMANO CARLOS
1. Hechos de la vida del hermano Carlos (1890-1896)
Luego de su conversión a los 28 años, Carlos decide entrar en un monasterio para imitar a Jesús de Nazaret en su vida oculta y pobre de carpintero. Entra como novicio a la Trapa de Nuestra Señora de las Nieves, por el sur de Francia, en 1890. Buscando una Trapa de mayor pobreza para que pueda mejor imitar este Jesús de Nazaret, el mismo año va a la Trapa de Nuestra Señora del Sagrado Corazón a Akbés en Siria, cerca de Palestina.
2. Escritos del hermano Carlos
“Mi Señor Jesús, ¡qué pronto será pobre aquel que, amándole con todo su corazón, no pueda sufrir ser más rico que su amado!” “Yo no puedo concebir el amor sin una necesidad, sin una imperiosa necesidad de conformidad, de semejanza y sobre todo, de participación en todas las penas, en todas las dificultades, en todas las durezas de la vida”. “Siempre en el último lugar: ‘Cuando le inviten a un banquete, pónganse en el último lugar’. Esto es lo que él mismo hizo al venir al banquete de la vida, y lo hizo hasta su muerte. Vino a Nazaret, el lugar de la vida oculta, de la vida ordinaria, de la vida de familia, de oración, de trabajo, de oscuridad, de virtudes silenciosas, practicadas sin más testigos que Dios, sus íntimos y sus vecinos; el lugar de aquella vida santa, humilde, benéfica, oscura, que es la vida de la mayor parte de los seres humanos, de la que dio ejemplo durante treinta años…” “Mi única originalidad es vivir el Evangelio.”
1ª pregunta: ¿Qué comentarios hacemos de esta etapa de la vida del hermano Carlos? EVANGELIO. Marcos 6,1-4: El carpintero de Nazaret.
2. ¿Qué nos llama la atención de esta lectura bíblica?
3. ¿Qué relación hacemos con la vida y las palabras del hermano Carlos?
4. A partir de nuestras reflexiones, ¿a qué nos sentimos llamados como persona y grupo?
Oraciones comunitarias. Oración de abandono. Bendición final.
DIA 3º: GRITAR EL EVANGELIO CON LA VIDA HECHOS DE LA VIDA Y ESCRITOS DEL HERMANO CARLOS (1896-1900)
1. Hechos de la vida del hermano Carlos
Luego de unos estudios de teología en Roma durante 2 años (1896-97), viaja a Palestina. En Nazaret el hermano Carlos es recibido al lado de un monasterio de mujeres donde se desempeña como jardinero, viviendo feliz en una pequeña choza de tablas que llama ‘ermita de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro’. Tiene la oportunidad de ir en un monasterio de la misma fundación en Jerusalén donde tuvo idénticas ocupaciones y casucha. Se hace llamar ‘hermano Carlos de Jesús’.
2. Escritos del hermano Carlos
“Tú estás encargado de ‘gritar el Evangelio’ sobre los tejados, no por tu palabra, sino por tu vida.” “Si no vivimos el Evangelio, Jesús no vive con nosotros.” “Toda nuestra vida, por muda que sea, la vida de Nazaret, la vida del desierto, como la vida pública, debe ser una predicación del Evangelio por el ejemplo; toda nuestra existencia, todo nuestro ser, debe gritar el Evangelio sobre los tejados… Todo nuestro ser debe ser una predicación viva, un reflejo de Jesús, algo que grita a Jesús, que haga ver a Jesús, que brille como una imagen de Jesús.” “Mi apostolado debe ser el apostolado de la bondad. Viéndome deben decirse: ‘Puesto que este hombre es tan bueno, su religión debe ser buena’. Si se me pregunta porque soy dulce y bueno, debo decir: ‘Porque soy el servidor de Alguien mucho más bueno que yo. Si Ustedes supieran qué bueno es mi Maestro Jesús.”
1ª pregunta: ¿Qué comentarios hacemos de esta etapa de la vida del hermano Carlos? EVANGELIO. Lucas 7,18-23: Hablar con los hechos.
2. ¿Qué nos llama la atención de esta lectura bíblica?
3. ¿Qué relación hacemos con la vida y las palabras del hermano Carlos?
4. A partir de nuestras reflexiones, ¿a qué nos sentimos llamados como persona y grupo?
5. Oraciones comunitarias. Oración de abandono. Bendición final.
DIA 4º: EVANGELIZACIÓN DESDE LOS POBRES HECHOS DE LA VIDA Y ESCRITOS DEL HERMANO CARLOS
1. Hechos de la vida del hermano Carlos (1901)
Después de su estadía en Palestina, el hermano Carlos regresa al monasterio de Nuestra Señora de la Nieves donde retoma el nombre de ‘hermano María-Albérico’. Es para prepararse al sacerdocio. Es ordenado sacerdote en el año 1901 en Viviers, ciudad cercana a la Trapa. Tiene 43 años. Monje sacerdote en el monasterio de Nuestra Señora de la Nieves, sueña con regresar a Marruecos, para ser presencia humilde de Jesús de Nazaret.
2. Escritos del hermano Carlos
“Ser sacerdote para los que están más lejos de Dios.” “Llevar la Eucaristía, no a los parientes, a los vecinos ricos, sino a los cojos, a los ciegos, a los pobres.” “Llevar la eucaristía a los más pobres.” “Usted me pregunta si estoy listo a ir a otra parte que no sea Beni Abbés. Para anunciar el Evangelio, estoy listo para ir hasta el final del mundo y a vivir hasta el juicio final.” “Hay que ir, no allá donde la tierra es más santa, sino donde iría Jesús, hacia las ovejas perdidas, hacia las más abandonadas.” “Amar al prójimo, es decir a todos los hombres como uno mismo, es hacer de la salvación la obra de nuestra vida; amarnos unos a otros como Jesús nos amó… incluso, si es necesario, derramar nuestra sangre para Él, como él lo hizo.”
1ª pregunta: ¿Qué comentarios hacemos de esta etapa de la vida del hermano Carlos? EVANGELIO. Lucas 4,14-21: La misión de Jesús, desde los pobres.
2. ¿Qué nos llama la atención de esta lectura bíblica?
3. ¿Qué relación hacemos con la vida y las palabras del hermano Carlos?
4. A partir de nuestras reflexiones, ¿a qué nos sentimos llamados como persona y grupo?
Oraciones comunitarias. Oración de abandono. Bendición final.
DIA 5º: HERMANO DE LOS POBRES Y HERMANO UNIVERSAL HECHOS DE LA VIDA Y ESCRITOS DEL HERMANO CARLOS
1. Hechos de la vida del hermano Carlos (Beni Abbés 1901)
El mismo año de su ordenación emprende el viaje a Marruecos. Al no poder entrar a Marruecos, se instala en el desierto del Sahara, a Beni Abbés, en Argelia, cerca de la frontera marroquí. En Beni Abbés, viste la ‘djelaba’, la larga túnica blanca de la gente del desierto, con un corazón y una cruz dibujados en la parte delantera. Se dedica a atender a todo el que venga ‘sea bueno o malo, amigo o enemigo, musulmán o cristiano’, recibiendo a todos de la mejor manera sin distinción, buscando solamente ser hermano de todos, ‘hermano universal’. Gracias a la ayuda de una prima, puede comprar un pequeño terreno, fuera del oasis de Beni Abbés, donde construye una ermita sencilla a la manera de las casas de los más pobres del lugar. Cierra su propiedad con un muro de una sola hilera de piedras. La primera visita que tiene es la de un muchacho negro que le pide pan. Al no tener, el hermano Carlos le dio dátiles. Con el tiempo, muchos lo visitan y se hospedan en ese lugar acogedor.
2. Escritos del hermano Carlos“
Comienzan a llamar a la casa “la fraternidad”. Eso me resulta muy dulce.” “No puedo concebir el amor sin la necesidad imperiosa de asemejarme a los más pobres y compartir su vida.” “No tenemos derecho a ser perros mudos, centinelas dormidos, pastores indiferentes: Es Jesús quien está en esta dolorosa condición.” “Debemos amar a todos los hombres como a nosotros mismos, pero inclinarnos sobre todo a los más pobres, hacia todos los que el mundo olvida, desprecia, rechaza: los pobres, los pequeños, los sufrientes, los que no saben, porque tienen más necesidades y menos recursos; es por eso que Dios confía a sus servidores los desheredados de la tierra: Él quiere que los que no tienen ni amigos, ni familia en el mundo, encuentren una familia y amigos en aquellos que sirven a Dios.” “Quiero acostumbrar a todos los habitantes, cristianos, musulmanes, judíos y no creyentes, a mirarme como su hermano, su hermano universal.”
1ª pregunta: ¿Qué comentarios hacemos de esta etapa de la vida del hermano Carlos? EVANGELIO. Lucas 14,15-24: Los invitados se excusan.
2. ¿Qué nos llama la atención de esta lectura bíblica?
3. ¿Qué relación hacemos con la vida y las palabras del hermano Carlos?
4. A partir de nuestras reflexiones, ¿a qué nos sentimos llamados como persona y grupo?
Oraciones comunitarias. Oración de abandono. Bendición final.
DIA 6º: AMOR A LA EUCARISTÍA, A LOS POBRES, A LA IGLESIA HECHOS DE LA VIDA Y ESCRITOS DEL HERMANO CARLOS
1. Hechos de la vida del hermano Carlos
El hermano Carlos hace su primera comunión a los 14 años y es confirmado ese mismo año. Cuando se da su conversión, el Padre Huvelin lo invita a confesarse y a comulgar seguidamente. En la regla que hará para la Congregación religiosa que sueña en la Trapa de Akbés, escribe que deberá hacerse 5 horas diarias de adoración al Santísimo. En cuanto a los pobres, su estadía en África del Norte le hace descubrir la pobreza de la mayoría de la gente. Mientras está en Marruecos, se liga de amistad con un monje ermitaño musulmán. En general le llama la atención la fe, la oración y la bondad de los musulmanes. 2. Escritos del hermano Carlos—-“La frase del Evangelio que más sacudió mi vida es ésta: ‘Lo que hacen al más pequeño de los míos, a mí me lo hacen’ (Mateo 25,40). Y cuando se piensa que es la misma persona la que dijo: ‘Este es mi cuerpo, ésta es mi sangre’, con qué fuerza se siente uno impulsado a amar a Jesús en estos pequeños.” “¡La sagrada Eucaristía es Jesús, todo Jesús! En la sagrada Eucaristía vos estás todo entero, todo vivo, mi bienamado Jesús, tan plenamente como estabas en la casa de la santa familia en Nazaret, en la casa de Magdalena en Betania, como estabas en medio de los Apóstoles. ¡Igualmente estás aquí, mi Bienamado y mi todo!” “Cuando más unido se está a la Iglesia, más unido es está al Espíritu Santo, más se ama a aquel de quien ella es el cuerpo, nuestro Señor Jesús.” “La obediencia es la medida del amor.” “Preparar, comenzar la evangelización de los Tuaregs viviendo con ellos, aprendiendo su idioma, traduciendo los santos Evangelios, haciéndome su amigo lo más que se pueda.”
1ª pregunta: ¿Qué comentarios hacemos de esta etapa de la vida del hermano Carlos? EVANGELIO. Mateo 1,25-29: ‘Vengan a mí los que van cansados’.
2. ¿Qué nos llama la atención de esta lectura bíblica?
3. ¿Qué relación hacemos con la vida y las palabras del hermano Carlos?
4. A partir de nuestras reflexiones, ¿a qué nos sentimos llamados como persona y grupo?
Oraciones comunitarias. Oración de abandono. Bendición final.
DIA 7º: ORACIÓN Y DESIERTO HECHOS DE LA VIDA Y ESCRITOS DEL HERMANO CARLOS
1. Hechos de la vida del hermano Carlos (Tamanrasset, 1905)
Unos militares franceses ofrecen al hermano Carlos la posibilidad de adentrarse más al sur en el desierto. Un tal Pablo lo acompaña, como ayudante. Allí viven ‘los hombres azules’, nómadas muy pobres, los Tuaregs, conocidos por vestir noblemente una gran túnica azul. En el oasis de Tamanrasset construye nuevamente su ermita: 1,50 metros de ancho, 1 metro de ancho y 1 metro de alto. Aprende el idioma de los Tuaregs y se pone a traducir el Evangelio en su lengua. Estamos en el año 1905. Se dedica a acoger a los que vienen a él. Empieza la tarea de componer un diccionario, recoger poesías y dichos de los Tuaregs. El hermano Carlos se hace amigo del jefe de los Tuaregs, un tal Musa, musulmán. Se presenta no como misionero sino como amigo y ‘hermanito universal’. Entre los 2 nace una gran amistad en la confianza y el respeto mutuos. 2. Escritos del hermano Carlos– “Orar es pensar en Dios amándolo.” “Hay que pasar por la soledad y el desierto para recibir la gracia de Dios. Ahí uno se vacía, se echa de sí todo lo que no es Dios para dejar todo el lugar solo a Dios.” “Me cuesta desprender mis ojos de este paisaje admirable; su belleza y su impresión de infinito acercan tanto al Creador; al mismo tiempo, su soledad y aspecto salvaje invitan a soledad con Dios.” “Todas las almas, sin excepción, deben en ciertos tiempos de la vida y sobre todo antes de actos importantes, hacer retiros, que son tiempos de soledad, de oración, de meditación y de penitencia más o menos intensos según lo que se busca y según las almas, de manera a hacer el mayor bien posible, y para renovarles, refrescarles, curarles por este retiro que también es descanso para el alma.”
1ª pregunta: ¿Qué comentarios hacemos de esta etapa de la vida del hermano Carlos? EVANGELIO. 1 Reyes 19,10-16: El murmullo de una suave brisa.
2. ¿Qué nos llama la atención de esta lectura bíblica?
3. ¿Qué relación hacemos con la vida y las palabras del hermano Carlos?
4. A partir de nuestras reflexiones, ¿a qué nos sentimos llamados como persona y grupo?
Oraciones comunitarias. Oración de abandono. Bendición final.
DIA 8º: ORACIÓN DE ABANDONO HECHOS DE LA VIDA Y ESCRITOS DEL HERMANO CARLOS
1. Hechos de la vida del hermano Carlos
La ‘oración de abandono’ del hermano Carlos resume la opción de su vida: la entrega total a Dios en el medio de los más pobres. Esta oración tiene una larga historia. El hermano Carlos comienza a escribirla en la trapa de Nuestra Señora de las Nieves. Allí estaba haciendo una meditación sobre Jesús agonizando en la cruz, cuando dice: ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’ (Lucas 23,46). Pero termina esta oración muchos años después cuando está en Tamanrasset.
2. Escritos del hermano Carlos
“Es la última oración de nuestro Maestro, de nuestro Bienamado…. ¡Ojalá fuera la nuestra!… y que sea no solo la del último momento sino la de toda nuestra vida.” “Nuestro anonadamiento es el más poderoso medio que tenemos para unirnos a Jesús y hacer bien a las almas.” Oración del Hermano Carlos de Jesús: ‘Padre mío, yo me abandono a ti, Haz de mi lo que quieras, Lo que hagas de mí, te lo agradezco. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo Con tal que tu voluntad se haga en mi Y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Dios mío, Pongo mi alma en tus manos, Te la doy, Dios mío Con todo el amor de mi corazón, Porque te amo, y porque para mí amarte es darme, Entregarme en tus manos sin medida, Con una infinita confianza, porque Tú eres mi Padre.’
1ª pregunta: ¿Qué comentarios hacemos de esta etapa de la vida del hermano Carlos? EVANGELIO. Filipenses 2,5-11: ‘Vengo para hacer tu voluntad’.
2. ¿Qué nos llama la atención de esta lectura bíblica?
3. ¿Qué relación hacemos con la vida y las palabras del hermano Carlos?
4. A partir de nuestras reflexiones, ¿a qué nos sentimos llamados como persona y grupo?
Oraciones comunitarias. Oración de abandono. Bendición final.
DIA 9º: UNA MUERTE PASCUAL HECHOS DE LA VIDA Y ESCRITOS DEL HERMANO CARLOS
1. Hechos de la vida del hermano Carlos: 1º de diciembre de 1916
Al estallar la primera guerra mundial en Europa, en 1914, la situación se vuelve muy conflictiva en la región de Tamanrasset. En 1915, unos grupos rivales entran en guerra. El hermano Carlos presentía su muerte, vivía con este pensamiento que iba a morir mártir y se iba preparando, fue como la lógica del amor de su vida. El 1º de diciembre de 1916, desde fuera del fortín de Tamanrasset, una voz conocida llama al hermano Carlos. Al abrir la puerta, unos 30 hombres armados se abalanzan, le amarran las manos y le confían a la guardia de un joven de unos 15 años. Mientras tanto, los atacantes invaden el fortín y se ponen a recoger todo cuanto pueden. Al darse la alerta, los atacantes se dan a la fuga y el joven le dispara a quemarropa al hermano Carlos. Pablo, acompañante del hermano Carlos, y los habitantes de Tamanrasset, lo entierran en el mismo fortín, en medio de ellos. Hacía 11 años que el hermano Carlos vivía entre los Tuaregs y 16 en el desierto. Tenía 58 años. Más después se traslada su cuerpo más al norte, al oasis de El Golea en pleno desierto. Musa, el jefe Tuareg amigo del hermano Carlos, escribe una carta a su hermana María, en Francia, anunciándole la muerte de su hermano: ‘Todo es oscuridad en mí. He derramado muchas lágrimas y siento una gran pena. Carlos, el morabito (o ermitaño), no ha muerto solamente para vosotros. Ha muerto también para todos nosotros. Que Dios le dé la misericordia. Y que nosotros nos encontremos con él en el cielo’. Por lo pronto, el hermano Carlos no deja ningún convertido ni ningún seguidor. Pero el testimonio de su vida solidaria y de su sangre regada son granos de trigo enterrados profunda y fértilmente en el corazón de los hombres del desierto. Con el paso de los años, van a surgir muchas Fraternidades del hermano Carlos en los distintos continentes. En este mes de noviembre 2005, el Papa lo va a reconocer santo, porque supo el hermano Carlos, en la soledad del desierto, considerar a todo hombre como su ‘hermano’ en nombre de Jesucristo.
2. Escritos del hermano Carlos
Juan 12,24: ‘El grano que cae en tierra y muere da muchos frutos’. “Nosotros también lo podemos todo en Aquel que nos conforta… Volvamos al Evangelio.” “Piensa que debes morir mártir, despojado de todo, tirado en el suelo, desnudo, cubierto de sangre y de heridas, violentamente y dolorosamente matado… y desea que sea hoy. Para que te regale esta gracia, permanezca vigilante y seas fiel en cargar tu cruz.” “Viva como si debieras morir mártir hoy”.
1ª pregunta: ¿Qué comentarios hacemos de esta etapa de la vida del hermano Carlos? EVANGELIO. Juan 12,23-26: ‘El grano que cae en tierra y muere da mucho fruto’.
2. ¿Qué nos llama la atención de esta lectura bíblica?
3. ¿Qué relación hacemos con la vida y las palabras del hermano Carlos?
4. A partir de nuestras reflexiones, ¿a qué nos sentimos llamados como persona y grupo?

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
PARA LA 107.ª JORNADA MUNDIAL DEL MIGRANTE Y DEL REFUGIADO 2021
[26 de septiembre de 2021]
“Hacia un nosotros cada vez más grande”
Queridos hermanos y hermanas:
En la Carta encíclica Fratelli tutti expresé una preocupación y un deseo que todavía ocupan un lugar importante en mi corazón: «Pasada la crisis sanitaria, la peor reacción sería la de caer aún más en una fiebre consumista y en nuevas formas de autopreservación egoísta. Ojalá que al final ya no estén “los otros”, sino sólo un “nosotros”» (n. 35).
Por eso pensé en dedicar el mensaje para la 107.ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado a este tema: “Hacia un nosotros cada vez más grande”, queriendo así indicar un horizonte claro para nuestro camino común en este mundo.
La historia del “nosotros”
Este horizonte está presente en el mismo proyecto creador de Dios: «Dios creó al ser humano a su imagen, lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer. Dios los bendijo diciendo: “Sean fecundos y multiplíquense”» (Gn 1,27-28). Dios nos creó varón y mujer, seres diferentes y complementarios para formar juntos un nosotros destinado a ser cada vez más grande, con el multiplicarse de las generaciones. Dios nos creó a su imagen, a imagen de su ser uno y trino, comunión en la diversidad.
Y cuando, a causa de su desobediencia, el ser humano se alejó de Dios, Él, en su misericordia, quiso ofrecer un camino de reconciliación, no a los individuos, sino a un pueblo, a un nosotros destinado a incluir a toda la familia humana, a todos los pueblos: «¡Esta es la morada de Dios entre los hombres! Él habitará entre ellos, ellos serán su pueblo y Dios mismo estará con ellos» (Ap 21,3).
La historia de la salvación ve, por tanto, un nosotros al inicio y un nosotros al final, y en el centro, el misterio de Cristo, muerto y resucitado para «que todos sean uno» (Jn 17,21). El tiempo presente, sin embargo, nos muestra que el nosotros querido por Dios está roto y fragmentado, herido y desfigurado. Y esto tiene lugar especialmente en los momentos de mayor crisis, como ahora por la pandemia. Los nacionalismos cerrados y agresivos (cf. Fratelli tutti, 11) y el individualismo radical (cf. ibíd., 105) resquebrajan o dividen el nosotros, tanto en el mundo como dentro de la Iglesia. Y el precio más elevado lo pagan quienes más fácilmente pueden convertirse en los otros: los extranjeros, los migrantes, los marginados, que habitan las periferias existenciales.
En realidad, todos estamos en la misma barca y estamos llamados a comprometernos para que no haya más muros que nos separen, que no haya más otros, sino sólo un nosotros, grande como toda la humanidad. Por eso, aprovecho la ocasión de esta Jornada para hacer un doble llamamiento a caminar juntos hacia un nosotros cada vez más grande, dirigiéndome ante todo a los fieles católicos y luego a todos los hombres y mujeres del mundo.
Una Iglesia cada vez más católica
Para los miembros de la Iglesia católica este llamamiento se traduce en un compromiso por ser cada vez más fieles a su ser católicos, realizando lo que san Pablo recomendaba a la comunidad de Éfeso: «Uno solo es el Cuerpo y uno solo el Espíritu, así como también una sola es la esperanza a la que han sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo» (Ef 4,4-5).
En efecto, la catolicidad de la Iglesia, su universalidad, es una realidad que pide ser acogida y vivida en cada época, según la voluntad y la gracia del Señor que nos prometió estar siempre con nosotros, hasta el final de los tiempos (cf. Mt 28,20). Su Espíritu nos hace capaces de abrazar a todos para crear comunión en la diversidad, armonizando las diferencias sin nunca imponer una uniformidad que despersonaliza. En el encuentro con la diversidad de los extranjeros, de los migrantes, de los refugiados y en el diálogo intercultural que puede surgir, se nos da la oportunidad de crecer como Iglesia, de enriquecernos mutuamente. Por eso, todo bautizado, dondequiera que se encuentre, es miembro de pleno derecho de la comunidad eclesial local, miembro de la única Iglesia, residente en la única casa, componente de la única familia.
Los fieles católicos están llamados a comprometerse, cada uno a partir de la comunidad en la que vive, para que la Iglesia sea siempre más inclusiva, siguiendo la misión que Jesucristo encomendó a los Apóstoles: «Vayan y anuncien que está llegando el Reino de los cielos. Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien a los leprosos y expulsen a los demonios. Lo que han recibido gratis, entréguenlo también gratis» (Mt 10,7-8).
Hoy la Iglesia está llamada a salir a las calles de las periferias existenciales para curar a quien está herido y buscar a quien está perdido, sin prejuicios o miedos, sin proselitismo, pero dispuesta a ensanchar el espacio de su tienda para acoger a todos. Entre los habitantes de las periferias encontraremos a muchos migrantes y refugiados, desplazados y víctimas de la trata, a quienes el Señor quiere que se les manifieste su amor y que se les anuncie su salvación. «Los flujos migratorios contemporáneos constituyen una nueva “frontera” misionera, una ocasión privilegiada para anunciar a Jesucristo y su Evangelio sin moverse del propio ambiente, de dar un testimonio concreto de la fe cristiana en la caridad y en el profundo respeto por otras expresiones religiosas. El encuentro con los migrantes y refugiados de otras confesiones y religiones es un terreno fértil para el desarrollo de un diálogo ecuménico e interreligioso sincero y enriquecedor» (Discurso a los Responsables Nacionales de la Pastoral de Migraciones, 22 de septiembre de 2017).
Un mundo cada vez más inclusivo
A todos los hombres y mujeres del mundo dirijo mi llamamiento a caminar juntos hacia un nosotros cada vez más grande, a recomponer la familia humana, para construir juntos nuestro futuro de justicia y de paz, asegurando que nadie quede excluido.
El futuro de nuestras sociedades es un futuro “lleno de color”, enriquecido por la diversidad y las relaciones interculturales. Por eso debemos aprender hoy a vivir juntos, en armonía y paz. Me es particularmente querida la imagen de los habitantes de Jerusalén que escuchan el anuncio de la salvación el día del “bautismo” de la Iglesia, en Pentecostés, inmediatamente después del descenso del Espíritu Santo: «Partos, medos y elamitas, los que vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y la zona de Libia que limita con Cirene, los peregrinos de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes les oímos decir en nuestros propios idiomas las grandezas de Dios» (Hch 2,9-11).
Es el ideal de la nueva Jerusalén (cf. Is 60; Ap 21,3), donde todos los pueblos se encuentran unidos, en paz y concordia, celebrando la bondad de Dios y las maravillas de la creación. Pero para alcanzar este ideal, debemos esforzarnos todos para derribar los muros que nos separan y construir puentes que favorezcan la cultura del encuentro, conscientes de la íntima interconexión que existe entre nosotros. En esta perspectiva, las migraciones contemporáneas nos brindan la oportunidad de superar nuestros miedos para dejarnos enriquecer por la diversidad del don de cada uno. Entonces, si lo queremos, podemos transformar las fronteras en lugares privilegiados de encuentro, donde puede florecer el milagro de un nosotros cada vez más grande.
Pido a todos los hombres y mujeres del mundo que hagan un buen uso de los dones que el Señor nos ha confiado para conservar y hacer aún más bella su creación. «Un hombre de familia noble viajó a un país lejano para ser coronado rey y volver como tal. Entonces llamó a diez de sus servidores y les distribuyó diez monedas de gran valor, ordenándoles: “Hagan negocio con el dinero hasta que yo vuelva”» (Lc 19,12-13). ¡El Señor nos pedirá cuentas de nuestras acciones! Pero para que a nuestra casa común se le garantice el cuidado adecuado, tenemos que constituirnos en un nosotros cada vez más grande, cada vez más corresponsable, con la firme convicción de que el bien que hagamos al mundo lo hacemos a las generaciones presentes y futuras. Se trata de un compromiso personal y colectivo, que se hace cargo de todos los hermanos y hermanas que seguirán sufriendo mientras tratamos de lograr un desarrollo más sostenible, equilibrado e inclusivo. Un compromiso que no hace distinción entre autóctonos y extranjeros, entre residentes y huéspedes, porque se trata de un tesoro común, de cuyo cuidado, así como de cuyos beneficios, nadie debe quedar excluido.
El sueño comienza
El profeta Joel preanunció el futuro mesiánico como un tiempo de sueños y de visiones inspiradas por el Espíritu: «derramaré mi espíritu sobre todo ser humano; sus hijos e hijas profetizarán; sus ancianos tendrán sueños, y sus jóvenes, visiones» (3,1). Estamos llamados a soñar juntos. No debemos tener miedo de soñar y de hacerlo juntos como una sola humanidad, como compañeros del mismo viaje, como hijos e hijas de esta misma tierra que es nuestra casa común, todos hermanos y hermanas (cf. Fratelli tutti, 8).
Oración
Padre santo y amado,
tu Hijo Jesús nos enseñó
que hay una gran alegría en el cielo
cuando alguien que estaba perdido
es encontrado,
cuando alguien que había sido excluido, rechazado o descartado
es acogido de nuevo en nuestro nosotros,
que se vuelve así cada vez más grande.
Te rogamos que concedas a todos los discípulos de Jesús
y a todas las personas de buena voluntad
la gracia de cumplirtu voluntad en el mundo.
Bendice cada gesto de acogida y de asistencia
que sitúa nuevamente a quien está en el exilio
en el nosotros de la comunidad y de la Iglesia,
para que nuestra tierra pueda ser,
tal y como Tú la creaste,
la casa común de todos los hermanos y hermanas. Amén.
Roma, San Juan de Letrán, 3 de mayo de 2021, Fiesta de los santos apóstoles Felipe y Santiago.

He apenas regresado de Guatemala donde, entre otras, pude ir a conocer la fraternidad de las Hermanitas del Evangelio que desde hace más o menos dos años viven en ese país centroamericano. Las Hermanitas viven en una perifería –entendiendo perifería también con el significado que le da el Papa Francisco– donde se han integrado ya muy bien, realizan algunas pequeñas actividades para beneficio del barrio que las ha recibido y comparten de lleno la vida cotidiana de la iglesia particular. Fue una visita veloz, pero muy intensa, y junto a mis dos hermanos que me acompañaban fuimos recibidos muy bien, personalmente me sentí como en familia.

La presencia de las Hermanitas del Evangelio en la diócesis de Jalapa, guiada aun por el obispo emérito, Mons. Julio Cabrera Ovalle quien las recibió, tiene seguramente una importancia particular a propósito de la espiritualidad del Beato Carlos de Foucauld, porque actualmente “abrazan” el triángulo geográfico Haití-El Salvador-Guatemala: tres naciones que han vivido años de sufrimiento y han sido empobrecidos a pesar de la abundancia de bienes que poseen y la vitalidad de sus pobladores. Debemos añadir también las calamidades naturales (terremots, huracanes, etc.) que no han faltado en los últimos tiempos. Pero tampoco hacen falta la esperanza y la pasión por un mañana mejor. Entre los acontecimientos que podemos subrayar está la profesión perpetua de la hermanita Iris, en programa para este sábado 1° de agosto en la catedral de Jalapa. Se trata del primer evento importante después de la celebración de la memoria litúrgica del Hermano Carlos de Jesús el pasado 1° de diciembre. Las hermanitas se están preparando a recibir un buen número de participantes porque llegarán delegaciones de San Salvador, de Honduras el país de la hermanita Iris y desde otros lugares. También algunos de nuestros familiares viajarán desde Comalapa.
Guatemala es uno de aquellos países latinoamericanos a los que Eduardo Galeano, el escritor uruguayo recientemente fallecido, se refería al afirmar que su propia riqueza es la causa de su maldición: ayer el oro y las piedras preciosas, luego la tierra y actualmente la extracción de recursos minerales y otros sin ningún respeto por la Madre tierra y mucho menos por los derechos humanos. Son esas injusticias que el Papa critica duramente y denuncia en su carta encíclica Laudato si’. Pero en todo eso, la presencia de pequeñas comunidades en el corazón de las poblaciones que sufren y esperan, como las fraternidades del Padre de Foucauld en el mundo entero, son un signo concreto de la Iglesia que ha elegido, y que debería elegir cada vez más, la opción preferencial por los pobres, como no se cansa de recordarnos el Papa Francisco:
«De nuestra fe en Cristo hecho pobre, y siempre cercano a los pobres y excluidos, brota la preocupación por el desarrollo integral de los más abandonados de la sociedad […] Cada cristiano y cada comunidad están llamados a ser instrumentos de Dios para la liberación y promoción de los pobres, de manera que puedan integrarse plenamente en la sociedad; esto supone que seamos dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo […] La Iglesia ha reconocido que la exigencia de escuchar este clamor brota de la misma obra liberadora de la gracia en cada uno de nostros, por lo cual no se trata de una misión reservada sólo a algunos: la Iglesia, guiada por el Evangelio de la misericordia y por el amor al hombre, escucha el clamor por la justicia y quiere responder a él con todas sus fuerzas» (Evangelii Gaudium, 186-188).
fratel Oswaldo Curuchich

Una curiosidad temprana
Charles de Foucauld nació el 15 de septiembre de 1858 en Estrasburgo. Desde muy joven sufrió sucesivos duelos: pérdida de sus padres antes de los seis años, pérdida de su abuela paterna ante los ojos de su hijo, pérdida de su abuelo materno a los veinte años. Vizconde perteneciente a una antigua familia aristocrática francesa, mostró muy pronto el deseo de conocer a los «otros»: los pobres, los pequeños, los necesitados, los desamparados, los que la vida no favorece. Durante su tiempo en la guarnición, como soldado de carrera, emprendió extrañas escapadas por el campo circundante, disfrazado de mendigo y pidiendo limosna. En 1883-84, Charles se embarcó en un viaje de exploración de Marruecos, haciéndose pasar por rabino. Una aventura llena de peligros que le valió la notoriedad y le hizo experimentar la embriaguez del encuentro.
Un principiante
El hermano Charles es uno de los «principiantes», para usar el término que se usa hoy. Educado en un ambiente católico, a los quince años abandonó toda práctica religiosa y vivió una juventud llena de vida social y placeres. «Me he alejado de ti, lejos de tu hogar, a la tierra de la incredulidad, de la indiferencia«, dirá. Tentado por un momento por el Islam (¡problemática muy actual!), admirando la sencillez del dogma y el fervor de los creyentes, fue gracias a su prima Marie de Bondy que volvió a la fe cristiana. En la intimidad de las iglesias, repite esta extraña oración: «Dios mío, si existes, házmelo conocer. »Y poco a poco, el Señor se apoderó de él hasta su conversión en la iglesia Saint-Augustin de París a finales de octubre de 1886. Luego vivió con intensidad este encuentro con un Dios rico en misericordia que lo acogió tal como era, en el confesionario del padre Henri Huvelin (1830-1910), su futuro director espiritual. En él se produce un cambio radical, la comprensión de que la compasión divina es más fuerte que el pecado. A partir de entonces, Dios se convierte en el fundamento de su vida. “Mi vocación religiosa data de la misma época que mi fe«. No hay más medias tintas, él llega hasta el final con amor y entrega. El mismo día de su muerte, le escribió a su amigo Louis Massignon: «Como cristianos, debemos dar ejemplo de sacrificio«, y luego hace esta otra declaración, un verdadero testamento espiritual: «Nunca amaremos lo suficiente. Dios nos ama más de lo que una madre puede amar a su hijo«, escribió, todavía el día de su muerte, a su prima Maria. Saber que eres amado es comenzar una nueva vida. Luego recuerda su vida antes de su conversión: «Me hiciste sentir una profunda tristeza, un doloroso vacío … durante las llamadas vacaciones«; y lleva sobre sí mismo este juicio despiadado: «Yo era menos que un hombre: un cerdo«. A los veintiocho años, Charles puede «ponerse el manto de la inocencia» del hijo pródigo y comenzar una nueva vida.
Sus inicios como monje.
En enero de 1890, a la edad de treinta y dos años, Carlos se convirtió en monje trapense en Ardèche, en Notre-Dame des Neiges; luego en un monasterio más pobre de Siria, en Akbès. Rápidamente, pide continuar su búsqueda espiritual en otro lugar, lejos de la seguridad que ofrece una casa religiosa. Dejó La Trapa para seguir los pasos de Jesús en Tierra Santa y se convirtió en sirviente en un convento de Clarisas en Nazaret. Trata de discernir la voluntad de Dios día tras día, en una vida que parece inestable, porque está fuera de los caminos habituales. Pero, a pesar de las apariencias, Charles se deja moldear por el Espíritu que lo conduce por nuevos caminos. Un poco marginal en sus elecciones, está dispuesto a obedecer a la Iglesia, respetando escrupulosamente las leyes y reglamentos vigentes.
Un sacerdote atípico.
Ordenado sacerdote en Viviers (Ardèche) en 1901 (no por el prestigio social asociado al oficio, sino para ofrecer “el banquete divino” a los más pobres), el hermano Carlos decide instalarse en el Sahara argelino en Béni-Abbès. Ejerce un ministerio bastante clásico de capellán militar, impartiendo los sacramentos y la catequesis con celo ejemplar. Cuando se convirtió en el único cristiano en la tierra del Islam, se privó durante meses de la presencia del Santísimo Sacramento para respetar las normas eclesiásticas vigentes, que no aceptaban que un solo sacerdote pudiera decir misa. Atípico, ermitaño-misionero como se presenta, ardiendo en el deseo de anunciar la Buena Nueva de un Dios de amor, se detiene en seco cuando se da cuenta de que el camino de evangelizar debe ser diferente. Aspira a vivir antes de lo que ahora recomienda el capítulo 1 de la constitución Gaudium et Spes del 7 de diciembre de 1965: «Los cristianos deben compartir las alegrías y los dolores, los dolores y las angustias de los hombres de este tiempo, especialmente los pobres. y de todos los que sufren y que son también las alegrías y las esperanzas, los dolores y las angustias de los discípulos de Cristo, y no hay nada verdaderamente humano que no encuentre eco en sus corazones. «Para Charles, debemos respetar más la libertad de conciencia, primero construir una relación de amistad con los tuareg, valorar la religión natural y compartir su forma de vida. Sin embargo, «los ignoramos en un grado aterrador«, dijo el hermano Charles, hablando de la relación de los europeos con los nativos. Este último piensa que hay que embarcarse en una pre-misión para conocer el entorno a evangelizar, una idea nueva en un momento en el que la mayoría de los misioneros apenas tienen estas inquietudes. Es necesario subrayar aquí el inmenso trabajo lingüístico del hermano Charles para conocer la lengua y la cultura tuareg (escribe diccionarios, una gramática, una colección de poemas y canciones, etc.).
Una vida entre los pobres.
Su vida también fue atípica en su concepción de la vida religiosa. Rechaza las grandes estructuras donde los religiosos están aislados del mundo y se protegen de él. Sueña con montar «hervideros de amor», pequeñas estructuras insertadas en medio de los pobres que se exponen hombro con hombro con él. Acepta de antemano que es vulnerable, con una sola regla de conducta: dar amor primero y reservar al final. Al despertar, tenía este lema significativo marcado “Jesús Caritas. Es hora de amar a Dios ”. ¡Todo un programa! Fascinado por el misterio de la Encarnación, quiere sobre todo imitar al Dios de Jesucristo, «modelo único». Un Dios arrodillado ante su criatura indigna (Filipenses II, 6), un Dios humilde trabajador durante treinta años en Nazaret. Quiere «descender» como su maestro y acercarse ante todo a «los que sufren, los pobres, los enfermos». Es dar pero también saber recibir de ellos, porque como decimos mucho estos días: “Los pobres nos evangelizan. “Durante el día la gente sigue llamando a mi puerta, escribe, y por la noche, que sería un buen momento para la oración, me duermo miserablemente” (Al padre Huvelin el 15 de diciembre de 1902). Es difícil encontrar un equilibrio entre dos exigencias: una vida de relación con Dios, su “Amado Hermano y Señor Jesús”, y su vida de relación con los hermanos. Durante su vida, el hermano Charles envió miles de cartas (más de 4.400 en la lista) a familiares y amigos, en un esfuerzo por ayudar, consolar, aconsejar y acompañar. Quiere amar a todos en el corazón de Dios. “Acostumbrar a todos los habitantes cristianos, musulmanes, judíos e idólatras a considerarme su hermano«. Su vida religiosa no es una pantalla sino un crisol para amar más. Quiere amar como ama Dios. Convertirse en «compañero de los pobres como Jesús» y «acudir a los hombres como hermanos a pesar de su indignidad, sus faltas, sus vicios y sus crímenes«. «Querer amar es amar«, escribió. “Cuanto más amamos a Dios, más amamos a los hombres. «. Estos dos amores no están en competencia sino que se refuerzan mutuamente. El padre Huvelin dijo de su protegido que había hecho de «la religión un amor». Esto no le impidió, con el fin de defender a la población pobre de posibles atacantes (el desierto está plagado de bandas armadas en el contexto de la Primera Guerra Mundial), de guardar en el fuerte de Tamanrasset donde vive, alimentos y municiones ( que en última instancia despertará las concupiscencias y provocará indirectamente su muerte).
Intuiciones innovadores
Mucho antes del Vaticano II, el hermano Carlos tuvo la intuición de que los laicos deberían tener el lugar que merecen en la Santa Iglesia y especialmente en la misión de evangelización. Según él, pueden ir donde el sacerdote no entra como Priscila y Aquila en los Hechos de los Apóstoles (capítulo XVIII), y dar testimonio de lo que debe ser un verdadero discípulo de Jesús en el mundo. Es urgente, dijo, «enviar a las colonias verdaderos comerciantes, labradores, artesanos y no comerciantes de licores», «buenos cristianos de ambos sexos y conversiones vendrán por sí mismos«. «. Además, ¿no era Jesús un laico? Poco antes de su muerte, creó una especie de hermandad para evangelizar las colonias: el «Directorio«. Luego fue a Francia en 1913 para solicitar el apoyo de las autoridades eclesiásticas. Pero solo tuvo una débil acogida, tan innovadora es su asociación, donde los miembros son «sin distinción de sexo, estado, solteros o casados, sacerdotes o laicos». Una asociación que tendrá cuarenta y cinco miembros afiliados, él será el númeronueve del grupo, en el miomento de su muerte.
Espíritu pionero
Carlos sabe que la evangelización no puede disociarse de una labor de pastoral social, de promoción humana porque cada uno debe ser respetado en su dignidad. Denuncia, a la manera del Papa Francisco, las omisiones de las prioridades del Evangelio: «Olvídarse de la oveja negra para cuidar la oveja gorda y dócil … un discípulo de Cristo no puede tolerarlo«. Disgustado por las injusticias, también denuncia la esclavitud que aún se libra en el norte de África con la complicidad de las autoridades francesas en el lugar. Mueve cielo y tierra con las autoridades religiosas laxas y cautelosas para lograr la erradicación de esta «monstruosidad», negándose a ser «un perro mudo» por miedo o cobardía. Antes del agiornamento del Vaticano II, dio gran importancia a la Palabra de Dios que debe alimentar la fe a riesgo de verla marchitarse. Palabra viva que obra al creyente como «la gota de agua que cae y cae sobre una losa siempre en el mismo lugar».
Un «faro» en el siglo XX
Charles fue trágicamente asesinado el 1 de diciembre de 1916 a las puertas de su ermita en Tamanrasset, Argelia. Aunque su vida fue corta (apenas cincuenta y ocho años), ¡era tan rica y llena de acontecimientos! Una vida obra del Espíritu que a menudo es impredecible, atípica en muchos aspectos, pero que puede describirse como decididamente moderna en su camino espiritual. Muy rápidamente, fue considerado un mártir amado por todos. Aquí está, un Hermano universal “post mortem” que dio a luz a una familia espiritual esparcida por todo el mundo. Cerca de 20 grupos hoy se esfuerzan por reflejar mejor ciertos aspectos de su rica y compleja personalidad, pero ninguno, por sí mismo, agota la totalidad de su mensaje. El padre Yves Congar (religioso dominico, 1904-1995), arquitecto del Concilio Vaticano II, lo presentó, como Teresa de Lisieux, como «un faro místico para el siglo XX«. En cuanto al gran teólogo Ur Von Balthasar (1905-1988), llamó a Charles de Foucauld «la señal de la contemplación gratuita, sin tener en cuenta los resultados inmediatos, pero de profunda fecundidad para la Iglesia«. Su proceso de beatificación comenzó en 1927. Interrumpido durante la guerra de Argelia, se reanudó más tarde y Carlos de Foucauld fue declarado venerable el 24 de abril de 2001 por Juan Pablo II. El 13 de noviembre de 2005 en Roma, el Papa Benedicto XVI lo declaró beato, ofreciendo a la Iglesia Universal un nuevo ícono de santidad en un mundo necesitado de hitos.
La fe no es un hecho, sino una búsqueda
Se debe perseguir incansablemente. “¡Dios mío, dame fe! Dios mío, creo, pero aumenta mi fe ”(meditaciones en Nazaret). Esta búsqueda acerca al hermano Carlos a católicos, no creyentes y también a creyentes de otras religiones. Testificó de una apertura ecuménica temprana. En él hay un carisma por descubrir, una luz, como la de un «faro», que quiere ayudarnos a salir de nuestro letargo y vivir mejor en la esperanza, la caridad y la fe.