
No crea que esta obra, cuya primera edición data de 1950, se trata de biografías paralelas, aunque las semejanzas entre estos dos conversos son sorprendentes, con dos milenios de diferencia, y si Carlos de Foucauld, hoy canonizado, tenía una gran devoción por María Magdalena, hermana de Marta y Lazaro. Ambos, en su juventud, tuvieron una vida tumultuosa, ella, de gran belleza y riqueza, fue una gran cortesana y él, un joven oficial, tuvo una conducta escandalosa. Su ascenso al verdadero amor fue para ella una mirada de Jesucristo, para él una primera confesión íntima del padre Henri Huvelin en la iglesia de San Agustín en París. Este libro es una colección de meditaciones sobre este amor espiritual que se posesionó de dos almas de manera muy diferente, pero sin embargo exclusiva y total, a costa de un despojo absoluto, casi repentino para Marie y por etapas para Charles, pasando por el Trapa, luego a través de Tierra Santa antes de sublimar en el desierto de Hoggar y Tamanrasset. Estas meditaciones apelan a pasajes de los Evangelios, así como a textos de Lacordaire y de algunos teólogos, pero también a condiciones de vida muy interesantes de los primeros años del cristianismo con María en Betania, luego en Sainte-Baume y en África con Carlos que, cultivando gran soledad en compañía del único Redentor, oró por los árabes, los bereberes, los tuaregs y aprendió su lengua para empezar a evangelizarlos. Es con una fina psicología y una notable delicadeza que René Pottier muestra la conversión de estas almas de la misma familia, de su apego a los Evangelios que María experimentó incluso antes de que fueran escritos y Carlos con el ejemplo. Ambos habrán sido misioneros, ella en Provenza, él en el desierto. Ambos respondieron al amor con amor.
