
«Jesús te ha instalado para siempre en la vida de Nazaret: las vidas de misión y de soledad no son, tanto para ti como para Él, sino excepciones; practícalas cada vez que su voluntad lo indique con claridad; cuando ya no esté indicado, vuelve a tu vida de Nazaret”.Pero esta vida no puede concebirse sin las otras dos. El hermano Carlos continúa deseando estas Fraternidades del desierto, dedicadas exclusivamente a la adoración solitaria y que aparecen como el fundamento indispensable de la vida de Nazaret. Las espera. Fue en la Trapa y más tarde en el desierto, donde germinó su vocación de Nazaret; fue en el desierto y en el silencio donde nacieron los hermanos de Jesús; es al desierto a donde deberán volver periódicamente para permanecer fieles a su vocación. Las Fraternidades del desierto serán como los guardianes de este espíritu; mientras que, por otro lado, las Fraternidades de misión tendrán a su cargo el ministerio de los lugares pobres o abandonados, terminando, en un apostolado pastoral, la evangelización silenciosamente comenzada por el testimonio de los hermanos (R. VOILLAUME, En el corazón de las masas, Ediciones Studium, Madrid 1962, 28-29).
