Fidelidad a la vida de Nazaret

Es importante permanecer fieles a la vocación de Nazaret, ya que es la forma de apostolado que les es propia a la Familia Foucauld. El hermano Carlos de Jesús vivió, él mismo, plenamente, esta vocación. Sin embargo, no llegó a ella sino progresivamente, considerándola, incluso, como una etapa provisional, tan extraño le parecía tener que abandonar las perspectivas de una vida solitaria y enclaustrada. Veamos como el padre René Voillaume expresa la evolución del hermano Carlos en un texto particularmente significativo, extraído de un diario del hermano Carlos de Jesús he aquí su contenido íntegro:

“Anhela el establecimiento de los Hermanitos y Hermanitas del Sagrado Corazón de Jesús. Sigue su reglamento como se sigue un Directorio, sin hacerte de él un deber estricto, y sólo en aquello que no es contrario a la vida de Nazaret; ya viviendo sólo, ya estando con algunos Hermanos, y hasta donde haya realmente posibilidad de vivir perfectamente la vida de Hermanito o Hermanita en un Nazaret con clausura, como Jesús en Nazaret; nada de alojamiento lejos de todo lugar habitado, sino cerca de una aldea, como Jesús en Nazaret; no menos de ocho horas de trabajo al día, manual o de otra clase. Siempre que sea posible, manual, como Jesús en Nazaret; ni mucho terreno, ni gran alojamiento, ni grandes gastos, ni siquiera grandes limosnas, sino extrema pobreza en todo…, -como Jesús en Nazaret. En una palabra, en todo: Jesús en Nazaret. Sírvete del Reglamento de los Hermanitos como ayuda para llevar esta vida, como de un libro piadoso; apártate de él resueltamente, en todo lo que no sirva a la imitación perfecta de esta vida”.

La vida de Nazaret a la cual va a entregarse el hermano Carlos, es, pues, claramente distinta de la que concibió en su reglamento de 1899; y, sin embargo, esto no le hace olvidar las Fraternidades aisladas y silenciosas cuya constitución desea. El Hermano Carlos partió de la vida de soledad para realizar la vida de Nazaret, y terminar, de este modo, en la vida de misión. Siente uno el fuego de su amor presto abrazarlo todo. Sin embargo, su camino propio es verdaderamente la imitación de la vida de Nazaret.

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