LA ENACCIÓN* ENCARNADA EXPLICADA CON UN EJEMPLO COTIDIANO:CUANDO LA COMIDA Y LA CELEBRACIÓN EMERGEN

  • La «enacción» es un concepto que se refiere al conocimiento que se adquiere a través de la acción del organismo en el mundo, y es un término castellanizado del inglés «enaction». Se utiliza principalmente en las ciencias cognitivas para describir un enfoque que considera que la cognición está intrínsecamente ligada al cuerpo y al entorno, en contraposición a la idea de que la mente es solo un proceso cerebral. El término está estrechamente relacionado con los conceptos de cognición enactiva y enactivismo, propuestas que explican cómo el conocimiento emerge de las interacciones continuas entre el ser y su ambiente. 


Introducción
La enacción encarnada, según la tradición de Varela y Maturana, nos
enseña que la cognición no es un proceso mental separado del cuerpo y del
mundo, sino una acción encarnada que se despliega en el encuentro con el
entorno. No percibimos primero y actuamos después: percibimos actuando y
actuamos percibiendo.
Este documento usa un ejemplo cotidiano —cocinar sin un plan previo— para
mostrar cómo nuestras acciones, decisiones, recuerdos, afectos y
relaciones emergen de manera dinámica y no lineal, encarnándose en el
flujo de la vida cotidiana.

  1. La intencionalidad inicial: “Quiero hacer comida”
    Al llegar a casa, surge una intención básica: hacer de comer.
    Pero esta intención no contiene un contenido definido. No sabe aún qué
    comida hacer.
    Desde la perspectiva tradicional de la cognición, se pensaría que primero
    debes elaborar un plan mental y luego ejecutarlo.
    La enacción encarnada muestra que esto no es lo que realmente sucede.
    En realidad, la acción comienza sin un plan previo y va tomando forma en
    el encuentro sensoriomotor con el entorno.
  2. El encuentro con el mundo: abrir la heladera
    Al abrir la heladera, lo que aparece —verduras, un pedazo de carne,
    frutas— no son objetos neutros.
    Son posibilidades de acción, invitaciones corporales, oportunidades que
    el entorno le presenta al organismo.
    Para la enacción:
  • La percepción no es pasiva.
  • La percepción es una forma de acción.
  • Ver algo es ya estar corporalmente involucrado con ello.
    Tus ojos, tus manos, tu postura y tu historia sensorial comienzan a
    orientarte.
    El cuerpo empieza a hacer lo que sabe hacer: actuar-percibiendo.
  1. La emergencia culinaria: la comida se hace haciéndose
    En cuanto tomas una verdura, la cortas.
    Quizás aparece un aroma que sugiere mezclarla con otra.
    Ves un trozo de carne y surge la posibilidad de un guiso.

No estás ejecutando un plan mental previo:
el plato emerge de la interacción entre:

  • tu cuerpo en movimiento,
  • los objetos del entorno,
  • tus hábitos corporales,
  • la memoria sensorial,
  • las posibilidades del presente.
    Cada gesto abre el camino al siguiente.
    La comida se encarna en el acto mismo de cocinar.
  1. La memoria corporal y afectiva: un aroma que recuerda
    Mientras cocinas, quizás el aroma de una fruta o de una verdura evoca una
    memoria:
    un amigo o una amiga que aparece súbitamente en tu conciencia.
    Ese recuerdo no es mental en el sentido tradicional, sino una
    reactivación corporal:
    una resonancia sensorial afectiva que emerge en la situación presente.
    Y te das cuenta de algo que no tenías en mente:
    Hoy es su cumpleaños.
  2. La acción relacional emergente: hacer una llamada
    Desde ese darse cuenta, llamás a esa persona.
    Y surge otra sorpresa:
    también está sola.
    Sin planearlo, esa persona decide venir.
    Trae una torta.
    Y sin haber sido organizado previamente, comienza a gestarse una
    celebración.
  3. La co-creación del mundo vivido: la fiesta inesperada
    Lo que empezó como un acto simple —hacer de comer—
    se transforma en algo completamente distinto:
  • llega un amigo,
  • trae una torta,
  • se invita a otros,
  • alguien pone música,
  • surge una reunión inesperadamente alegre.

Nada de esto fue planificado.
Nadie lo diseñó racionalmente.
Toda esta realidad emerge dinámicamente del entrelazamiento de:

  • corporalidad,
  • afecto,
  • memoria,
  • objetos,
  • acciones,
  • relaciones,
  • posibilidades del entorno,
  • condiciones del momento.
    Es una expresión viviente de cómo el mundo no se nos da, sino que lo co-
    creamos en la acción.

¿Qué enseña este ejemplo sobre la enacción encarnada?
a) Cognición como acción
Pensar no es planificar internamente: es el despliegue activo del cuerpo
en un entorno.
b) Percepción como movimiento
Percibir es moverse, orientarse, estar implicado corporalmente.
c) Emergencia
La acción no está predefinida; se va configurando dinámicamente en la
interacción.
d) Acoplamiento cuerpo–entorno
Ni el cuerpo ni el entorno actúan solos: están en acoplamiento constante.
e) Mundo vivido
El mundo que aparece es el mundo que se hace real para un organismo
actuante.
f) Emergencia relacional y social
Las relaciones no son adiciones secundarias: surgen de las situaciones
vividas en su dinamismo.

Conclusión
Este ejemplo cotidiano muestra con claridad que la vida humana no se
articula desde esquemas mentales previos, sino desde la interacción
dinámica y encarnada del cuerpo con el entorno.
Nuestra percepción está enraizada en la acción, nuestras decisiones
emergen en el flujo de la experiencia, y el mundo vivido se co-crea
continuamente con cada gesto.
La enacción encarnada nos permite comprender la vida cotidiana
—incluyendo cocinar, recordar, relacionarnos y celebrar— como un proceso
dinámico de emergencia, corporeidad y sentido.

Autor:
Hno Pablo César Ghilini Eremita de la Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de
Foucauld.
Médico Neurocirujano.
Actualmente dedicado a la investigación en forma autónoma de la
Neurobiología de la meditación, su relación con la Contemplación, la
Espiritualidad y al estudio de la Neurofenomenologia.

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