Carlos de Foucauld en Tierra santa

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En Nazaret, se celebró una misa de acción de gracias en la Basílica de la Anunciación con motivo de la canonización de Carlos de Foucauld. Un momento de celebración para toda la Iglesia pero sobre todo para la comunidad local. Para la ocasión, se llevaron a cabo diversas iniciativas de oración ante el Santísimo Sacramento, tal y como lo hacía este hombre de Dios. P. GIOVANNI MARCO LOPONTE, jc Hermanitos de Jesús Caritas Es realmente hermoso que hoy nos reunimos para celebrar a un santo enamorado de Jesús y que trató de imitarlo y gracias a eso se ha convertido en hermano de todos. Charles de Foucauld vivió durante tres años en Nazaret a la sombra del convento de las Clarisas. Realizó pequeños trabajos de jardinería y creó objetos para los peregrinos que comenzaban a llegar a Tierra Santa. Madre MARIA FELIPA RUIZ ORTEGA, osc Abadesa del Convento de las Clarisas – Nazaret Las Clarisas lo acogieron para ayudarle. La Madre Michelle, en ese momento abadesa del Monasterio, le ofreció un pequeño lugar donde construyó una “casa”, una pequeña choza y donde se reunía en oración en busca de la verdad. A la entrada del convento, la abadesa nos muestra el pequeño museo con algunos objetos pertenecientes al santo: el crucifijo regalado por la Madre Abadesa, un icono realizado por él y restos de su cabaña. Un hombre de esencialidad pero también un ejemplo de fraternidad Universal. Mons. PIERBATTISTA PIZZABALLA Patriarca latino de Jerusalén La suya no era una fraternidad genérica, basada solo en los buenos sentimientos, sino una fraternidad basada precisamente en su amor a Cristo, que abría la perspectiva de un encuentro hacia toda persona, independientemente de su pertenencia religiosa o étnica. . En la comunidad de Charles de Foucauld en Nazaret todo habla de la sencillez de una vida dedicada a la oración ya hacer el bien a los demás. Durmió poco, rezó mucho y caminó mucho por estas tierras. P. GIOVANNI MARCO LOPONTE, jc Hermanitos de Jesús Caritas Con el tiempo, mes tras mes, descubrió que este deseo de la vida de Jesús en Nazaret, una vida escondida, de silencio, de contemplación junto a los pobres, los últimos y los abandonados, podía vivirlo en cualquier lugar y así decidí vivir en medio de aquella gente que consideraba más abandonada. Los años en Tierra Santa marcan un antes y un después, un punto de inflexión, no solo por las páginas del Evangelio que le hablaban, sino también por la maduración de la vocación sacerdotal. Precisamente en el tiempo que vivió en Jerusalén, en el monasterio de las Clarisas. Madre MARIA CHIARA BOSCO, osc Abadesa del Convento de las Clarisas – Jerusalén Estamos en el locutorio, en el Monasterio de las Clarisas de Jerusalén. Es uno de los lugares más queridos por Charles de Foucauld que conservamos, porque en un principio fue originalmente la capilla temporal de la primera fundación que el P. Charles conoció cuando llegó a Jerusalén. Y durante los 3 años de su estancia en Nazaret fue 4 veces a Jerusalén. Madre MARIA CHIARA BOSCO, osc Abadesa del Convento de las Clarisas – Jerusalén Su presencia está muy ligada a la figura de nuestra Madre fundadora del Monasterio de Nazaret y Jerusalén, Madre Isabel del Calvario, que quiso conocerlo, porque desde Nazaret llegaba la noticia de que Tenían un huésped, un nuevo personaje en la hospedería que era muy sencillo, modesto, humilde pero a la vez decían que «era un santo». La Madre quería conocerlo. «¡Tenemos un Santo en la casa!»: Estas palabras salieron del corazón y de la boca de la Madre Isabel del Calvario, dirigiéndose a la comunidad después de reunirse con él por primera vez en la sala. Madre MARIA CHIARA BOSCO, osc Abadesa del Convento de las Clarisas – Jerusalén En estos cinco meses más o menos que vivió en Jerusalén, decimos que maduró en Charles esta orientación, la decisión de ser sacerdote sobre la que escribió que “no se sentía digno” . Con motivo de la canonización de Charles de Foucauld, la Kehilla de Jerusalén y las Hermanitas de Jesús organizaron una vigilia de oración en el monasterio de las Clarisas de Jerusalén, seguida de una exposición de objetos realizados por él durante su estancia en el monasterio. Charles de Foucauld dejó un gran legado de manuscritos: más allá de las cartas, más de doce mil páginas de notas, bocetos y dibujos, billetes y otros numerosos objetos… Fueron años de gracia hasta su silenciosa desaparición en el escondite del desierto africano.

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