Hno Mauricio Silva, un testimonio vivo que nos interpela a “despejar nuestro interor”


Montevieo, junio de 2025
Pronto, dentro de unos días, concretamente el 14 de junio, nos trae la memoria del
secuestro y desaparición de nuestro Hno Mauricio Silva. Mientras vamos profundizando,
conociendo un poco más sobre él, su testimonio nos interpela y desafía. Fiel seguidor de
Cristo, es un buen ejemplo de libertad interior, de desasimiento de todo aquello que no
suma para el seguimiento evangélico y servicio a los hermanos, y seguro que, en muchas
ocasiones no le habrá sido facil, andar y desandar, abandonar para volver a comenzar, de ir
haciendo nuevas opciones que implicaban dejar, despedirse, mirar hacia adelante. Su
pasión fue la de Jesús Nazareno, el Amor y la cercanía con todo ser humano, que es
nuestro hermano, y en un momento de su vida identifica la forma de vivir esa pasión, en la
espiritualidad propuesta por Carlos de Foucauld, convirtiéndose así en Hermano del
Evangelio. Carlos de Foucauld irá al desierto, no a quedar cómodamente instalado en él,
“sin molestias de vecinos” por el contrario, va a llenarse de Dios en la oración y encontrar a
los hermanos que el desierto ocultaba, los más alejados, desconocidos, sintiéndose
llamado a ser allí “hermano de todos”.. Así también Mauricio hizo su recorrido y tomó el
tan deseado escobillón de barrendero municipal en Buenos Aires que lo acercaba a esa
masa de laburantes sencillos, viviendo y creando con ellos fuertes lazos de amistad,
compañerismo y lucha..
Hoy el mundo, la sociedad actual, nos ponen ante escenas realmente dantescas, muy
dolorosas, con el aumento del individualismo, los nuevos autoritarismos, la exacerbación de
los fundamentalismos e integrismos de toda especie, vemos y escuchamos que son
siempre los pobres, los últimos, las minorías sociales, étnicas, de identidad, culturales, etc,
las más perjudicadas por ellos. Contemplando el hermoso y doloroso testimonio de
Mauricio Silva, podemos hoy tomar el trabajo, la acción del barrendero y transportarlo como
imagen simbólica al interior de nuestra alma, psique, y comenzar a hacer allí adentro, en lo
profundo, dejándonos guiar por Dios y con algo de valentía, esa limpieza a fondo (como
dice Don Pedro Casaldaliga “Al viento del Espíritu, que siempre barre los miedos..) y
remover, despejar, quitar todo aquello que nos impide ser fraternos, cercanos,
especialmente de los que están en periferias sociales o existenciales, y libres de temores,
preconceptos y prejuicios infundados por el desconocimiento e ignorancia, ir hacia ellos,
con quienes compartimos el mismo origen filial, que son de nuestra misma carne, que con
su diversidad y la nuestra, aún así, muchas veces será como mirarnos en un espejo..
enriqueciéndonos mutuamente en la vivencia de la gran fraternidad que alabe así
gozosamente a nuestro Abba! El desafío es grande “ser Hermanos de Todos “, pero no es
imposible. Hablando sobre el construir en este mundo el Reino de Amor y Justicia, Papa
Francisco nos dice en su Encíclica “Dilexit nos” Nuestro corazón,unido al de Cristo, es
capaz de este milagro social..
Kléber Silva Iribarnegaray, Hno Mauricio, ¡Presente!
Jorge Márquez (miembro de Familia Espiritual Foucauld)

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