UN ASHRAM CRISTIANO

I. Shantivanam, un ashram cristiano.
En la Declaración sobre religiones no cristianas, suscrita por el Concilio Vaticano II se
afirma: “La Iglesia no rechaza lo que sea verdadero y santo en esas religiones” y animó a
los católicos a “reconocer, preservar y promocionar los valores morales y espirituales,
sociales y culturales que se encuentran en ellas”. Siguiendo esta dirección, el All India
Seminar, compuesto por la jerarquía eclesiástica y representantes de toda la Iglesia
católica en India habló en 1969 de “La riqueza de la verdad, bondad y belleza de la
tradición religiosa india” como un regalo de Dios a la nación, desde tiempos antiguos. El
Seminario mostró la necesidad de una liturgia “estrechamente vinculada a la tradición
cultural india” y una teología “vivida y ponderada en el contexto de la tradición espiritual
india”. En particular, la necesidad fue expresada “para establecer formas auténticas de
vida monástica conservando las mejores tradiciones de la Iglesia y de la herencia espiritual
de India”.
De entre los regalos concedidos por Dios a India, se considera el mayor la
interiorización de la consciencia de la presencia de Dios, que habita en el corazón de cada
persona y de cada criatura, que se adopta mediante la oración y la meditación, con el
silencio contemplativo y la práctica de yoga y sannyasa . “Estos valores pertenecen a
Cristo y son una ayuda positiva para una vida cristiana auténtica” En las conclusiones de
dicho seminario se mencionaba la necesidad de implantar ashrams donde se viva la
auténtica espiritualidad cristiana, también abiertos a los no cristianos, para experimentar
una expresión genuina del cristianismo en India.
Shantivanam es un ashram a cuyo cargo está una comunidad monástica que se
dedica a la vida contemplativa dentro de la tradición benedictina. Su propósito, siguiendo

las directrices del All India Seminar, es traer a nuestra vida cristiana la riqueza de la
espiritualidad india, para compartir en esa profunda experiencia de Dios que se origina en
los Vedas, se desarrolló en los Upanishads y el Baghavad Guita y ha llegado hasta hoy a
nosotros a través de una sucesión continua de sabios y de hombres y mujeres santos. De
esta experiencia de Dios vivida en el contexto de una vida cristiana auténtica, esperamos
asistir al crecimiento de nuestra propia liturgia cristiana india, y también una teología.
Saccidananda, o Shantivanan, el ashram de la Santísima Trinidad lo fundaron dos
sacerdotes franceses: Jules Monchanin, que tomó el nombre de Parama Arubi Ananda (la
bendición del Espíritu supremo) y Henry Le Saux, con el nombre de Abhishiktananda (la
bendición de Cristo). Saccidananda significa “la bendición de ser consciente”, un término
del hinduismo para referirse a la cabeza divina, QUIZÁS EXPLICAR MÁS, PORQUE ES LA
CABEZA QUE MIRA A TODOS LOS LADOS que lo tomamos cono símbolo de las tres
personas de la Santísima Trinidad. Con ello sus fundadores pretendían mostrar su
identificación con la búsqueda de Dios, la búsqueda de lo Absoluto que desde el principio
ha inspirado la vida monástica en India; también pretendieron relacionar esta búsqueda
con su propia experiencia de Dios en Cristo, en el misterio de la Santísima Trinidad.
Desafortunadamente el padre Monchanin murió en 1957, antes de que el ashram
estuviese en marcha, y Abhishiktananda permaneció durante un tiempo solo hasta que se
asentó como ermitaño en los Himalayas, donde murió en 1973.
En 1968, tras la marcha de Abhishiktananda, un grupo de monjes benedictinos
dirigidos por Bede Griffiths (ver apartado II) se hizo cargo de Shantivanam, provenientes
del ashram de Kurisumala, en Kerala (Sur de India). Desde 1980 forma parte de la orden de
los Benedictinos, como comunidad de la Congregación de los Camaldulenses y teniendo a
San Romualdo como patrón.
Un lugar de oración
El propósito del ashram es establecer un camino de vida contemplativa, basada
tanto en el monacato cristiano y el sannyasa hindú, tradición de renuncia al mundo para la
búsqueda de Dios, que la considera como una liberación. Esta tradición se remonta
muchos siglos atrás del nacimiento de Jesús y continúa hasta nuestros días. Nuestro
propósito en Shantivanan es unirnos con esta tradición como sannyasis cristianos.
La vida en el ashram se basa en dos ejes: por un lado la regla de san Benito, el
patriarca del monacato occidental, y las enseñanzas de los padres monásticos de la Iglesia.
Por otro con el estudio de la doctrina vedanta advaita (no dualidad) y la práctica de los
métodos de oración, meditación y yoga propios del hinduismo. De esta manera esperamos
asistir al encuentro de dos grandes tradiciones de vida espiritual, reuniéndolas en nuestra
experiencia de oración y contemplación.
Exteriormente la comunidad sigue la tradición de un ashram hindú, vistiendo las
ropas de color anaranjado de los sannyasis, sentándonos en el suelo y comiendo con la
mano. Buscamos preservar el carácter de pobreza y sencillez que siempre ha sido seña de
los sannyasis en India. Cada monje ocupa una cabaña o habitación, que le da cobijo para la
oración y la meditación en una atmósfera de soledad y silencio.
Hay dos horas especialmente indicadas para meditación, según la tradición india, al
amanecer y durante el ocaso. La comunidad se reúne para orar en común tres veces al día,
en la mañana después de la meditación – a la que sigue la Eucaristía- a mediodía y a la
puesta del sol. Durante la oración hacemos lecturas de los Veda, los Upanishads y el
Baghavad Guita, y también clásicos tamiles y otras escrituras, junto con los salmos y
lecturas de la Biblia; cantamos canciones en lengua sánscrita y tamil, y como fondo
tocamos instrumentos musicales y hacemos presentes otros símbolos. También realizamos
el ritual del arati , con una pequeña llama que se ondea ante el Santísimo Sacramento, y
otras ceremonias propias del hinduismo, que ahora se aceptan generalmente en la Iglesia
india. De esta manera confiamos ver crecer una liturgia autóctona, de acuerdo con la
mentalidad de la Iglesia actual.
Un lugar de encuentro
El ashram pretende ser un lugar de encuentro para personas de otras religiones, o
de ninguna, que están genuinamente buscando a Dios a través de las distintas tradiciones
religiosas. A los numerosos visitantes, provenientes de India y de otras partes del mundo,
que acuden para retiro, diálogo y debate religioso, etc. queremos ofrecer un centro
espiritual en el que puedan encontrar una atmósfera de calma y quietud para el estudio y
la meditación. También nuestra comunidad les brinda guía y apoyo en esta búsqueda.

El ashram cuenta con alojamiento para los visitantes y una biblioteca, con obras
sobre la Biblia, filosofía cristiana y teología, y una selección de textos sobre el hinduismo,
budismo y otras; también una sección sobre estudio comparado de religiones.
Para quienes buscan ingresar permanentemente en la comunidad, hay tres estadios
de compromiso con la vida del ashram. La primera es la de sadhaka, o aspirante. La
segunda es la de brahmachari, en el que hay un compromiso en la búsqueda de Dios pero
no es necesario permanecer constantemente en el ashram. La tercera es la de sannyasi, a
quien se le impone el hábito naranja y se compromete de por vida en la búsqueda de Dios,
renunciando al mundo, a los lazos familiares y a sí mismo para que pueda darse
completamente a Dios. Esto, sin embargo, no implica una estancia permanente en el
ashram puesto que de acuerdo con la tradición india el sannyasi es libre para peregrinar
según le guíe el espíritu.
El ashram también está involucrado en la ayuda a la población de las aldeas vecinas.
Aunque su misión primaria es descubrir en el interior el reino de Dios, también se toman
en serio las palabras de Jesús “cualquier cosa que hagáis al más pequeño de mis hermanos
y hermanas, lo estáis haciendo conmigo”. Para personas y familias con recursos muy
escasos Shantivanam tiene a su cargo: un centro de día para ancianos válidos; un jardín de
infancia para el cuidado de menores de 5 años, cuyos padres trabajan; provee de material
escolar y uniformes a numerosos niños; facilita ayudas económicas para la asistencia
sanitaria; reparto de leche, proveniente de nuestra granja; construcción de viviendas;
talleres artesanales de confección; centros de repaso y apoyo escolar Ver página web
( http://www.shantivanamashram.com ). Se aceptan donativos de quienes quieran contribuir a
estas actividades asistenciales.
El ashram se mantiene parcialmente con el cultivo de las tres hectáreas de su
propiedad y una granja de ganado vacuno, destinado para el trabajo de la tierra y para
producción de leche. Se complementa con las aportaciones de los visitantes y
bienhechores de muchas partes del mundo. En todo nuestro trabajo, el necesario para el
mantenimiento de la comunidad y el que realizamos para la gente más pobre que vive a
nuestro alrededor, tenemos en todo momento presente que lo que necesitamos todos –
por encima de todo, más que comida, ropa, medicamentos o educación- es el
conocimiento de Dios. Un ashram debe sobre todo ser un lugar de oración, donde las
personas puedan encontrar a Dios, donde puedan experimentar la realidad de la presencia

de Dios en sus vidas y saber que fueron creadas no solamente para este mundo sino para
la vida eterna.
Símbolos utilizados en la liturgia
En nuestra oración hacemos uso de varios símbolos tomados de la tradición hindú,
para adaptar nuestra oración cristiana a las tradiciones y costumbres indias, de acuerdo
con la mentalidad actual de la iglesia.
En la oración matutina empleamos pasta de sándalo que la colocamos en la cabeza
o las manos, como manera de consagrar el cuerpo a Dios. El sándalo es la más preciosa de
todas las maderas, y por tanto considerada como un símbolo de divinidad, cuya fragancia
dulce es también un símbolo del amor incondicional de Dios. Estamos llamados a irradiar el
amor incondicional de Dios en nuestra vida diaria.
En la oración de mediodía usamos polvo de color púrpura denominado kumkuma,
que se coloca en el entrecejo como un símbolo del tercer ojo, el ojo de la sabiduría.
Mientras que los dos ojos son los de la dualidad, que ven el mundo exterior y el yo
externo, el tercer ojo es interior, contempla la luz interior de acuerdo con la palabra de
Dios. Este tercer ojo es un símbolo universal, pues aparece en los iconos griegos de Cristo.
En India el color púrpura se considera femenino, es la marca de la diosa madre.
Consideramos que simboliza la sabiduría femenina, que se recibe a Nuestra Señora de la
Sabiduría. La oración de mediodía es relativa a la sabiduría, consistiendo en el salmo de la
sabiduría (118) y en la lectura de algunos de los libros de la tradición sapiencial.
En la oración del atardecer empleamos cenizas (vibhuti). El simbolismo aquí va más
allá del “polvo eres y en polvo te convertirás”: la ceniza es la materia resultante de las
impurezas quemadas. Al aplicarlas en la frente significamos que nuestros pecados e
impurezas se han quemado, y las cenizas representan al yo purificado.
El arati es un ritual del hinduismo que consiste en ondear un pequeño fuego o
incienso como signo de adoración o veneración ante cualquier objeto sagrado o persona.
En cada una de nuestras oraciones ofrecemos arati ante al Santísmo Sacramento en el
altar mayor, que ocupa una capilla interior que siempre se mantiene oscura, significando
que Dios habita en la cueva del corazón. Cuando las llamas ondean ante la capilla descubre
al Dios oculto y al pasar por delante de todos los presentes tomamos simbólicamente la luz
de Cristo en nuestros ojos.
En el ofertorio de la Misa hacemos una ofrenda de los cuatro elementos: agua, tierra, aire y
fuego, según el ritual hindú de puya (se verá escrito generalmente en su grafía inglesa, puja) como
signo de que la creación entera se ofrece a Dios a través del sacrificio cósmico de Cristo. Primero
rociamos agua alrededor del altar y después a todos los asistentes para purificarlos. Tras esto, el
sacerdote toma un sorbo de agua para purificar su interior. Posteriormente, al tiempo que el
sacerdote consagra, se colocan ocho flores alrededor de un plato grande y sobre éste se disponen
frutos de la tierra. Las ocho flores representan las ocho direcciones del espacio, y significa que la
Misa se ofrece en el centro del Universo, haciendo referencia así a la creación entera. Durante la
ofrenda se entonan cánticos en sánscrito. Finalmente hacemos arati con incienso, representando
el aire, y después con alcanfor representando el fuego. Así la misa se considera como un sacrificio
cósmico en el que la creación entera junto a toda la humanidad se ofrece al Padre a través de
Cristo.
En nuestra oración diaria hacemos uso constantemente de la sílaba sagrada OM, que no
tiene un significado específico. Parece que originalmente era una forma de afirmación, como la
aserción solemne hebrea “amén”, como cuando en el Nuevo Testamento Jesús dice “Amén os
digo”. De esta manera OM se concibió como el sonido primordial, la palabra original de la que vino
toda la creación. Esto es afín al evangelio de San Juan que dice que Dios es el principio de todo, y
sin él nada puede hacerse. En los Upanishads se identificó con el más alto Brahman 7 7, la realidad
suprema. Así se dice: “Te contaré la Palabra que todos los Vedas ensalzan, expresa todo el
autosacrificio, todos los estudios sagrados y toda la búsqueda de vida santa. Esa palabra es OM,
esa Palabra es el Brahman eterno, esa Palabra es el más alto fin. Cuando se conoce la palabra
sagrada todos los anhelos se cumplen, es el medio supremo de salvación, es la ayuda suprema.
Cuando esta gran palabra se conoce uno es grande en el cielo de Brahman”. Para un cristiano esta
Palabra es Cristo.

Un comentario en “UN ASHRAM CRISTIANO

  1. Muchas gracias por compartir el momento actual del ashram que fundaron Jules Monchanin y Henri le Saux, dos pioneros de temperamento muy diferente.

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