Laudem Gloriae – Thérèse Bénédicte de la Croix

La unión con Cristo es nuestra bienaventuranza y la profundización de nuestra unión con Él hace nuestra felicidad aquí abajo; El amor de la cruz no está pues en contradicción con nuestra alegría de ser hijos de Dios. Ayudar a llevar la cruz de Cristo da una alegría fuerte y pura, y quienes están llamados a hacerlo y son capaces de hacerlo, quienes así participan en la construcción del Reino de Dios, son verdaderamente hijos de Dios. Así pues, la predilección por el camino de la cruz no significa que uno sea reacio a ver pasado el Viernes Santo y realizada la obra de la Redención. Sólo los redimidos, únicos hijos de la gracia, pueden llevar verdaderamente la cruz de Cristo.

Sólo desde la unión con la Cabeza divina el sufrimiento humano recibe un poder de expiación. Sufrir y ser bienaventurado en el sufrimiento, estar en la tierra, recorrer los caminos polvorientos y pedregosos de esta tierra sentados con Cristo a la diestra del Padre, reír y llorar con los hijos de este mundo sin dejar de cantar con los coros angélicos las alabanzas de Dios, esta es la vida del cristiano, hasta que amanezca la eternidad.

Deja un comentario