
Carlos de Foucauld nació en el seno de una familia creyente
y practicante. Marcaría su existencia la muerte de sus padres,
primero su madre y poco tiempo después su padre, cuando contaba
con seis años. Su abuelo, el coronel Morlet, supliría en la educación
y en el afecto la pérdida de sus padres. Su prima María Moitessier,
siete años mayor que él, de alguna manera, suplió a su madre
considerándola siempre como su confidente y como una segunda
madre como lo atestigua su continua y abundante correspondencia.
Resulta curioso que Carlos de Foucauld perdiera la fe a la
edad de quince años, justo cuando su prima Maria la persona a la
que siempre consideró como la más cercana y querida contrajo
matrimonio con Olivier de Bondy y, en cierto modo, se separaba de
él. Comenta Antonine de Chatelard que “él nunca hará alusión a lo
que con frecuencia se ha considerado que rompió su corazón”1.
Para soportar la separación y la soledad Carlos de Foucauld
organiza fiestas y se da a la buena vida. “Una mujer, de la que no se
sabe nada, jugó algún papel durante algunos meses de su vida. Se le
conoce solamente con el nombre de Mimí. El frecuentarla le
acarrea sanciones”2.
No obstante María Moitessier, junto al P. Huvelin, serán las
mediaciones que Dios pone para la conversión de Carlos de
Foucauld. Es emocionante constatar la gratitud a estos personajes
y, en especial, a Maria Moitessier a la que califica de alma hermosa
con las espléndidas cualidades de silencio, bondad, dulzura y
perfección:
“Al comienzo de octubre de 1886, después de seis meses de
vida de familia, yo admiraba y quería la virtud, pero no os conocía.
(…)¿De qué rodeos os servisteis? ¿De qué suaves y fuertes medios
exteriores? Esta necesidad de soledad, de recogimiento, de
piadosas lecturas, esta necesidad de ir a vuestras iglesias, yo que no
1 Carlos de Foucauld, Madrid, 2003, 16. 2 Ibd., 21.
20
creía en vos, esta turbación del alma, esta angustia, esta búsqueda
de la verdad, esta oración: “Dios mío, si existes, manifiéstate!”.
Todo esto, Dios mío, era obra vuestra, obra exclusivamente
vuestra (…) Un alma hermosa os secundaba, pero por su silencio,
por su dulzura, su bondad, su perfección. Se dejaba ver, era buena y
esparcía su perfume atrayente, pero no obraba. Vos, Jesús mío,
salvador mío, lo hacíais todo tanto por dentro como por fuera. Vos
me habíais atraído a la virtud, por la belleza de un alma, cuya virtud
me había parecido tan bella que arrebató irrevocablemente mi
corazón…
Vos me atrajisteis a la verdad por la belleza de esta misma
alma. Entonces me hicisteis cuatro gracias. La primera fue
inspirarme este pensamiento: Puesto que esta alma es tan
inteligente, la religión que cree tan firmemente no puede ser una
locura, como yo pienso. La segunda fue inspirarme este otro
pensamiento: Puesto que, la religión no es una locura, ¿estará acaso
en ella la verdad, que no se halla en ninguna otra sobre la tierra, ni
en ningún sistema filosófico? La tercera fue decirme: «Estudiemos,
pues, esta religión. Tomemos un profesor de religión católica, un
sacerdote instruido, veamos lo que es y si hay que creer lo que
dice». La cuarta fue la gracia incomparable de dirigirme, para mis
lecciones de religión, a M. Huvelin. Al hacerme entrar en su
confesionario, uno de los últimos días de octubre, creo que entre el
27 y el 30, vos me disteis, Dios mío, todos los bienes. ¡Si hay alegría
en el cielo por un pecador que se convierte, la hubo cuando me
acerqué al confesionario!
¡Día bendito, día de bendición! Vos me pusisteis bajo las
alas de este santo, y bajo ellas he seguido. Por su mano me habéis
conducido y ello ha sido gracia sobre gracia. Yo le pedía lecciones
de religión y él me hizo arrodillar y confesarme y me envió a
comulgar inmediatamente”
En la última carta que envía Carlos de Foucauld a María
Moitessier desde Tamanrasset el 1 de diciembre de 1916, día de su
muerte, le escribe con una ternura singular: “Gracias, mi querida
madre, por sus cartas del 14, 20 y 26 de octubre, llegadas esta
mañana así como por el bote de cacao. ¡Continúa usted mimando a
su viejo hijo!”.
EMÉRITO DE BARIA

Gracias Hno.un fuerte abrazo por todo lo que envia de san Carlos de Foucauld.
Enviado desde mi Samsung Mobile de Claro Enviado desde Outlook para Androidhttps://aka.ms/AAb9ysg ________________________________
Me gustaMe gusta