
Todo comienza con una decisión: Ponerse en camino. Este camino no lleva a ningun sitio, pues Dios está en todas partes. Se trata de «un camino sin camino». Un adentrarse en nuestro interior. La frase de Jesús: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» no se debe entender necesariamente en sentido objetivo o conceptual. El camino es la verdad de la vida del se humano y el sentido del camino es la meta, pero en el camino de la vida la meta se halla en todo paso cuando es auténtico. El foco no debemos ponerlo en la meta, sino en el camino. En el aquí y ahora. En el paso siguiente. Se trata de «una revolución interior» que alterará para siempre nuestra vida. El camino no es fácil. Se trata de descubrir la verdad de nosotros mismos.
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