DIMENSIÓN EREMÍTICA DE LA CEHCF – Tres audios del hno. Pablo eremita

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LA VIDA EREMÍTICA

 EN LA COMUNIDAD ECUMÉNICA HOREB

CARLOS DE FOUCAULD

Una vocación particular

En realidad, en sentido estricto un ermitaño es un monje que vive solo. Analizando el concepto del teólogo franciscano Duns Escoto de qué el ser humano es soledad y relación y observando la vida del hermano Carlos de Foucauld, un hermano o hermana eremita de la Comunidad Ecuménica Horeb Carlos de Foucauld cultiva el amor compasivo y la solidaridad en total abajamiento, pasando como un hombre cualquiera, cómo uno de tantos, en total anonadamiento, desapercibido, simplemente creando lazos de amistad de cercanía, de proximidad.

Vivirá de su trabajo, sea en una casita propia o alquilada en plena ciudad (el nuevo desierto) o alejado en una zona de campo, aunque siempre prefiriendo, estar cerca de la gente.

Un eremita del Horeb acoge, comparte y es solidario. Nazareth es su dimensión relacional contemplativa.

En su dimensión Orante contemplativa trata de crear un pequeño espacio con un altarcito para recogerse en la intimidad con su Dios.

La adoración eucarística es la matriz de su dimensión Orante, unida a la lectura de Pequeños trozos del Evangelio qué serán leídos, releídos, como esa gota que cae en la roca y que con el tiempo la va horadando.

Esta dimensión de soledad contemplativa se encuentra aceitada mente ensamblada a su vida de relación con los hermanos, de tal manera que estas dos dimensiones relacionales, una en intimidad con Dios y la otra en amor compasivo por sus hermanos constituyen un binomio inseparable. Y de forma recíproca una alimenta a la otra creciendo juntas y transformando al eremita que se va configurando con Cristo pobre y crucificado.

Su oración contemplativa en la intimidad con su Dios (Desierto), hace que sus relaciones en Nazaret sean contemplativas. De esta forma el eremita de la CEHCF es contemplativo en la soledad y en la relación con sus hermanos.

Procura en general la cercanía con los que están en el último lugar, una proximidad especial con los más abandonados, los invisibles, con los que no tienen esperanza, sí bien su relación de amabilidad y comprensión es hacia todo ser humano por ser hijos e hijas de un mismo Padre, por tanto, hermanos de Jesús y hermanos míos, sea de la religión que sea o de la cultura de donde provenga.

El eremita de la CEHCF, como vocación particular, construye su matriz básica, entonces en, cuatro aspectos básicos de la vida contemplativa a la que está llamado un hermano de la CEHCF, e intenta vivirlos en forma más radical:

Nazaret

Vida en sobriedad, vida cotidiana, con un intenso amor compasivo, viviendo en la ciudad ( el nuevo desierto), o alejado de las mismas según lo requiera su vivir, vida de relación con el otro, creando lazos de amistad, en los trayectos al hacer las compras, pedidos de ayuda, y todo lo que conlleva el diario vivir.

Desierto

Dimensión de soledad, silencio, quietud en su rincón orante, en la Adoración Eucarística en su Parroquia, en la Celebración Eucarística, en la rumiación del Evangelio, en la lectura de libros espirituales, sobre todo los relacionados con el hermano Carlos, Padres del desierto, vida de Santos, rezo del Santo Rosario, Liturgia de las horas, caminatas orantes.

Trabajo

Para vivir, auto sustentarse, trabajando en lo que sabe hacer, artesanías, empleado, simple jornalero, un oficio etc.

Dimensión relacional ecuménica e interreligiosa

Asumiendo la legitimidad del otro como otro, singular, distinto a mí, en su cultura, religión, procedencia cristiana, estableciendo lazos de amistad, de ayuda, de comprensión, » gritando el Evangelio con la vida».

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