
Conferencia de Cuaresma del obispo Aveline sobre Charles de Foucauld
- La Croix
- Diócesis de Marsella (*)
Unas semanas antes de la canonización de Carlos de Foucauld en Roma – el domingo 15 de mayo de 2022 en compañía de nueve nuevos santos -, Monseñor Jean-Marc Aveline, arzobispo de Marsella, para «prepararnos a vivir este importante acontecimiento», decidió dedicar sus conferencias de Cuaresma “a la bella y luminosa figura del hermano Carlos”. Una reflexión-presentación de un “itinerario de conversiones”, cuya primera parte, pronunciada el 13 de marzo de 2022 en la basílica de Notre-Dame de la Garde, se colocó bajo el título “aprender a dejarse guiar”. En esta primera entrevista, anunció Mons. Aveline, -entrevista que trata en particular de los primeros años de Carlos de Foucauld y de su breve carrera militar, nota del editor- «me propongo recorrer con vosotros una primera parte de este camino, hasta su viaje de exploración a Marruecos (1883-1884)”. Un camino que constituye, a los ojos del arzobispo de Marsella, “el primer gran momento” en el camino de conversión del hermano Carlos.
Viaje a Marruecos al que el arzobispo Aveline vuelve en primer lugar en sus tres intervenciones expuestas en forma de conclusión de su primera conferencia de Cuaresma. De hecho, dijo, «Marruecos hizo pasar a Charles de Foucauld, lento pero seguro, del libertinaje a la libertad». No fue un cambio repentino, prosiguió, «sino una calma interior lenta, madurada por la soledad, llevada por la belleza de los paisajes, desplegada por el gusto por la aventura y el peligro». Pero, al parecer, “no fue sólo ‘Marruecos’ lo que Carlos había explorado durante su viaje”, explicó el arzobispo de Marsella. “Era algo más, más allá de él y para lo que no tenía palabras, pero que comenzaba a captarlo. Experimentó lo que significa depender de los demás, ser pobre y despreciado. »
Segunda observación de Monseñor Aveline al final de la conferencia y que, según él, “salta a los ojos cuando se relee todo este período de la vida de Foucauld”: “la importancia de la bondad”. “Una bondad, subrayó, que ya vive dentro de él y una bondad que sabe encontrar y reconocer en muchas personas. Así, para el arzobispo de Marsella, “el camino del amor, que debía conducirlo a Cristo, Carlos lo encontró dejándose guiar por la bondad de quienes lo amaban, lo animaban y, para muchos de ellos, lo le salvó la vida”. En cuanto a la tercera observación, señala que “por su incesante curiosidad, por su profunda libertad interior y por su deseo de superarse a sí mismo”, Charles de Foucauld “era todo lo contrario de lo que Charles Péguy llama “un alma usada”. » De lo contrario, observó Monseñor Aveline, “estaba habitada por un deseo profundo y ardiente”. “El alma de Charles estaba lista para recibir. Incluso si eso significa arriesgarse a perderlo todo. »

