jacques maritain

Las preguntas más simples hacen grandes libros. Y son también la firma de grandes almas. En la primavera de 1963, Jacques Maritain acababa de perder sucesivamente a su esposa, Raïssa, ya su hermana, Véra, dos compañeras de vida, oración y creación durante más de setenta años. A petición de los Hermanitos de Jesús, con quienes se retiró, el filósofo ofreció una “charla gratuita” sobre “la Iglesia del Cielo”, entonces todavía llamada “Iglesia Triunfante”.El texto ha conservado la inmediatez y la sencillez de estas entrevistas: este librito parece hablar directamente al lector. La de Jacques Maritain que se vuelve firme y dulce, lleno de vacilaciones al hablar precisamente de lo que olvidamos demasiado a menudo, de esta comunión que nos une a nuestros antepasados, a los vivos que han pasado por la muerte y han vuelto vivos. De ese otro mundo del que los cristianos, paradójicamente, hablan tan poco, incluso entre ellos. “Y sin embargo, el otro mundo está presente en nuestro mundo, se invita a sí mismo allí como un rayo, invisiblemente. De esta profunda convicción nació un hilo de esperanza del que se cosen estas páginas. Lo cual no deja nada del dolor, tan modestamente inconsolable, lejos del pesado deber del “trabajo de duelo” que nos impone con tan sospechosa premura nuestro tiempo m. El editor supo dar a este admirable texto, de raro estilo, una acogida digna y ajustada. Un librito que de principio a fin es un don gozoso, como la comunión de los Vivos, en la tierra como en el cielo.

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