Teresa de Lisieux + Calendario intereligioso octubre 2022 – BNC Nº 326

2.- Gandhi Jayanti- Día Internacional de la NO-VIOLENCIA. El 2 de Octubre, es el aniversario del nacimiento de Mahatma Gandhi. El 15 de Junio del 2007, Naciones Unidas lo declararon como El Día Internacional por la No-violencia.

1.- Fiesta de Santa Teresa DEL Niño Jesús. VIRGEN Y DOCTORA DE LA IGLESIA Copatrona de las Misiones. Celebra hoy la Iglesia a santa Teresa del Niño Jesús, como ella quiso llamarse. Nacida en Alençon (Normandía-Francia) en el año 1873, entró en el Carmelo de Lisieux a los quince años y donde murió el 30 de septiembre de 1897, a los 24 años. En su autobiografía, Historia de un alma, ha dejado el testimonio espiritual de su vida de fe y abandono en Dios Padre en medio de pruebas y sufrimientos: «He hallado mi propio lugar en la Iglesia –escribió–; en el corazón de la Iglesia, mi madre, yo seré el amor». Se ofreció a sí misma como «víctima al Amor misericordioso de Dios». El papa Pío XI, que la canonizó en 1925, la declaró también Patrona de las Misiones Católicas. El papa Juan Pablo II la declaró Doctora de la Iglesia en 1997.

4.- Fiesta de San Francisco de Asís.

4 y 5.-Fiesta judía del Yom Kippur. El día del perdón. Ayuno estricto. Por la noche, el sonido del “Chofar” (cuerno de cordero) anuncia la remisión de los pecados y de las faltas. Por ser el único día de ayuno decretado en la Biblia, Iom Kipur constituye un tiempo dedicado a considerar los pecados cometidos. Se supone que durante este día los judíos oren por el perdón de los pecados de la humanidad ante Dios y, además, corrijan sus errores cometidos contra otras personas.

Los preceptos principales de Iom Kipur son los largos servicios devocionales y un ayuno de 25 horas, que lo observan, incluso, muchos de aquellos que se considerarían parte de la población poco observante.

7 al 9.- Mawlid al Nabí, (Mulud) [Fecha variable (1 – 2 días) con arreglo a la observación de la luna] El término Mawlid (en pronunciación vulgar Mulud), es el nombre que recibe la celebración del aniversario del nacimiento del profeta Muhammad. Shia Muslims celebrate this 5 days later. La celebración del Mulud, en tanto que expresión de veneración hacia Muhammad, es, en la práctica, universalmente admitida en el Islam. No obstante, los fundamentalistas la detestan (está formalmente prohibida en Arabia Saudita) y algunos sectores puristas la consideran inoportuna y ajena a la tradición. Sin embargo tiene una gran trascendencia para los sufíes. Los que se oponen a la celebración del Mawlid la consideran “vida”, es decir, innovación reprensible, y sus objeciones se elevan precisamente contra los aspectos que revelan una influencia del sufismo (como la recitación de poemas alegóricos, las danzas, los fenómenos de éxtasis…).

10.- Fiesta judía del Sukkot. Se describe en la Biblia (Levítico 23.34) como la «Fiesta de Tabernáculos.» Sukot es uno de los tres festivales celebrados (hasta el año 70 D.C.) con peregrinajes masivos al Templo de Jerusalén para conmemorar el éxodo del pueblo judío de Egipto (en el siglo 13 A.C.) y agradecer a Dios la cosecha.

10.- Día Mundial contra la Pena de Muerte. La pena de muerte es considerada como el triunfo de la venganza sobre la justicia y viola el primer derecho de todo ser humano: el derecho a la vida, la pena capital nunca ha disuadido el crimen y constituye un acto de tortura y el último trato cruel, inhumano y degradante. Una sociedad que acude a la pena de muerte anima simbólicamente a la violencia”. Declaración del Primer Congreso Mundial contra la Pena de Muerte, realizado en Estrasburgo, Francia, en Junio del 2001.

Aunque la mayor parte del mundo avanza hacia la abolición de la pena de muerte, aún se llevan a cabo ejecuciones, China se encuentra a la cabeza en la lista de países que la aplican, según los datos de la “Organización de Derechos Humanos Amnistía Internacional”.

  12.- Nuestra Señora del Pilar.

15.- Fiesta de Santa Teresa de Jesús.

16.- Día mundial de la alimentación. Debido a que uno de los objetivos de la ONU es eliminar el hambre, el 16 de octubre de 1945 se estableció la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y desde 1981 se considera esa fecha como Día Mundial de la Alimentación.

18.- Fiesta judía Simchat Torah. Se celebra al concluir la festividad de Sucot.
Es el día en que se termina de leer en las sinagogas la última parte del Pentateuco en un rollo de la Torá, y se recomienza a leer la primera parte, conocida también como Génesis. La lectura de la Torá, que es leída cada sábado durante el año, se completa en “Simjat Torá”.
Simjat Torá significa “alegría de la Torá”, es una fiesta que se celebra con mucha alegría, con cantos y bailes.  

20.- Fiesta Festival del libro sagrado sij. Ascensión al estatus de gurú (gurgadi) del Gurú Granth Sahib, el Libro Sagrado de los Sikhs. En 1708, antes de su muerte, Gobind Singh, el décimo gurú, declaró cerrada la sucesión de gurús humanos y legó la autoridad espiritual al Gurú Granth Sahib.

24.- Fiesta hindú de Diwali, Festival de la LUZ. Este festival religioso hindú se celebra cada año entre los meses de octubre y noviembre. Durante esta celebración la gente se compra ropa nueva, comparte luces y tira petardos. Diwali celebra la victoria del bien sobre el mal y es una de las noches más alegres de todo el año. Shri Lkshimi, divinidad consorte del dios Vishnu, preside las fiestas y es la encargada de otorgar prosperidad y riqueza. Sin embargo, hay otras divinidades veneradas durante este día, la diosa Kali y el dios Gandesha son los más importantes.

Durante esta noche mágica se encienden lámparas de aceite y velas al atardecer. Además, la comida también cobra importancia durante la celebración del Diwali y es frecuente preparar recetas sabrosas y comer dulces. Otras costumbres del Diwali son hacerse regalos, hacer limpieza del hogar y decorar la casa para el nuevo año.

26.- Fiesta Baha’i del nacimiento del Bab. Celebración del nacimiento del precursor de Bahá’u’lláh nacido en 1819 en Shiraz (Irán).

«Dichosas las personas que creen sin ver»

 a propósito de Teresa de Lisieux

 Para encontrarse con Dios hay que buscarlo. Esto es importantísimo sin que ello suponga que la búsqueda y el deseo funden y den entidad a la realidad deseada. Se busca y desea porque la realidad, existente independientemente del deseo, provoca el deseo. Por ello, la presencia o la ausencia del deseo de Dios marca una diferencia fundamental. Quien no desee la libertad o la fraternidad, difícilmente las buscará. Y si se encuentra con ellas, difícilmente las va a reconocer en lo que son. Lo normal es que tienda a interpretarlas más allá o más acá de ellas mismas. La dureza de la realidad, se podrá sostener, hace imaginar o fantasear tales ideales inalcanzables o es una herencia de un periodo infantil o mitológico de la humanidad1.

El deseo natural de Dios hace del ser humano un ser paradójico ya que aspira a una vida cada vez más feliz que él mismo no puede proporcionarse y que sólo puede saciar si Alguien distinto de él se la regala. El deseo de Dios está puesto en el ser humano por Dios mismo y sólo Él puede saciar dicho deseo. En nuestros días, la significatividad de tal deseo se ve oscurecida, en primer lugar, por la duda que desde la metodología cientifista se arroja sobre su objeto. Pero la significatividad de tal deseo se encuentra oscurecida, en segundo lugar, por las diferentes satisfacciones que parecen proporcionar algunas ofertas de salvación ingenuamente optimistas sobre el final que aguarda a la condición humana, como el esoterismo, la doctrina de la reencarnación, terapias y meditaciones de diferente signo, etc. Tales alternativas se presentan como alternativas a la fe cristiana. Sin embargo, la necesidad de encontrar, también en nuestros días, un roca firme en la que pueda descansar dicho deseo no acaba de ser satisfecha plenamente.

Es muy probable que en nuestros días tal viaje hasta el borde del deseo pueda ser vestido con experiencias concretas de gratuidad y desinterés o asociando el objeto del deseo a la fiesta y, ciertamente, estando al lado de los pobres ya que son ellos quienes pueden llamar con más convicción y significatividad, desde de su situación de radical debilidad , Abba a Dios2. Quizá, por ello, el deseo y la hipótesis de Dios broten con particular fuerza y significatividad en situaciones históricas que contradicen frontalmente lo que se entiende por tal, de manera análoga a como el sufrimiento injusto evoca y remite al amor y a la justicia. Nadie discute la razonabilidad de imaginar un mundo solidario y fraterno aunque la fuerza del dolor sea tal que haga palidecer la aspiración a la justicia. Es posible hablar de la fraternidad porque en el padecimiento de la insolidaridad también hay sitio, por sorprendente que resulte, para evocar, aflorar y desear el amor gratuito e inmerecido. Y desde tal imaginario se propicia, a la vez, la rebelión contra dicha situación y la anticipación provisional de la situación añorada. Como dice san Juan de la Cruz, “el aprendizaje de la interioridad es de todo punto de vista innegociable, pues hasta para comprometerse hay que saber interiorizarse, y para ambas cosas hay que saber trascender la anécdota ascendiendo a lo que es mas anterior e interior que nuestra propia interioridad”3. Estas afirmaciones del mismo autor lo atestiguan: “ La anchura del desierto ayuda mucho al alma y al cuerpo;-Los valles solitarios dan refrigerio y descanso en su sol y silencio. Soledad y sosiego divino, en par de los levantes de la aurora;- Apártate a una sola cosa que lo trae todo consigo, que es la soledad santa, acompañada con oración;-Las condiciones del pájaro solitario (alma contemplativa) son cinco: subir sobre las cosas transitorias; no sufrir compañía de criatura; poner el pico al aire (del Espíritu Santo), correspondiendo a sus inspiraciones; no tener determinación por ninguna cosa, sino por lo que es voluntad de Dios; cantar suavemente en la contemplación y amor de su Esposo; – Como el amor es unidad de dos solos, a solas se quiere comunicar4, En el fondo, más allá de la penúltima soledad humana, la persona comunicada con lo hondo en su soledad sabe que existe una ultima solitudo que es a la vez la raíz de toda cornpañía5.

El mismo San Agustín afirma: «No vayas fuera, vuelve a ti mismo. En el hombre interior habita la verdad. Y si encontraras mutable a tu propia naturaleza, trasciéndete también a ti mismo»6. Es en el interior en donde se ilumina quien profundiza en sí mismo. Ahora bien ¿cómo realiza el alma esa iluminación interiorista? Si el ser humano es un animal racional que se sirve de un cuerpo mortal y terrestre, dentro del alma distingue san Agustín la razón inferior, que tiene por objeto el conocimiento de lo mutable sensible y la razón superior, cuyo objeto es la búsqueda de la sabiduría, el conocimiento de lo inteligible, de las ideas, y de Dios: es en esta razón superior cercana a Dios en la que tiene lugar la iluminación. Sin el interiori’zarse que nos pone ante Dios andaríarnos a ciegas: ”Tú estabas dentro de mí, más interior que lo más íntimo mío y más elevado que lo más sumo mío7.

Nuestro mundo, con el importante progreso de las técnicas que todo lo visualizan, busca la comunicación por la vista; la información, la imagen directa del acontecimiento en la que se han eliminado las distancias, nos hacen pensar que la realidad sólo nos llega a través de la absoluta trasparencia del ver. Ahora bien, la fe no son unos ojos que lo atraviesan y lo ven todo; los ojos de la fe ven, ante todo, en la noche. En medio de su prueba, y por su prueba, Teresa de Lisieux renuncia a este ver todavía adolescente, que le duró hasta la Pascua de 1896, para adentrarse en la auténtica fe, que es siempre un acto, una pasión, que siempre es el deseo de un no creyente que cree.

                 Teresa no busca caminar de nuevo en la claridad; se ha desecho de todo deseo, y especialmente del deseo de ver; se encuentra a una distancia infinita del éxtasis que anegaría su prueba en un océano de visibilidad, que engulliría en una luz cuyo momento, a sus ojos, es algo ya pasado: Teresa ha superado el tiempo de una fe que sería evidencia.

                 En otoño de 1896, en una libreta en la que copia otros textos, Teresa transcribe un solo texto bíblico, un pasaje del profeta Isaías: «Si das al hambriento tu pan y sacias el apetito del oprimido, brillará en las tinieblas tu luz, y tus sombras se harán un mediodía»8. Así, el amor a los que tienen hambre, a los que están afligidos, se convierte, para ella, en luz en medio de la noche. En este otoño de 1896 ha comprendido que lo esencial, para Jesús, para la Iglesia, para todo ser, es amar. Poco importa ver o no ver, poco importa la noche. La fe madura se vive en la prueba del no ver, una prueba que conduce a la única salida posible: la confianza. Bienaventurados los que creen sin haber visto. La fe auténtica no es deudora de una sociedad del espectáculo y no necesita ni recurre a llamativos subterfugios publicitarios.

Teresa ha sido acusada de infantilismo. No hay nada más lejano de la verdad que esto. Mas bien en ella emerge la madurez evangélica: la actitud confiada ante Dios, en los momentos de oscuridad. Su fe, puesta a prueba, no se hunde. Sin gracias extraordinarias, centra la expresión de su amor a Jesús en las pequeñeces de cada día. Para Teresa de Lisieux, la esencia de Dios es el amor, que es la definición más honda y específica que el cristianismo ha logrado de lo divino. Queda atada en la frase joánica: “Dios es amor” 9, es decir, Dios consiste en amar. Es una frase nuclear, irradiante. Ella sola será capaz de mantener la esperanza del mundo. Aunque comprenderla del todo sea imposible, sí que podemos desentrañarla para entender un poco mejor los caminos de Dios y los del ser humano: Dios es amor, la realidad es amor; ser hombre o mujer es tratar de vivir en el amor. El que Dios sea amor y misericordia es, seguramente, el nucleo de la espiritualidad de Teresa de Lisieux. El Dios que le habían presentado tenía los rasgos de un juez severo, casi vengativo, que no pasaba por alto las ofensas recibidas y que exigía reparación por todas las faltas cometidas, y que parecía que quisiese inclusive el sufrimiento humano… Teresa en poco tiempo cambia radicalmente esta visión y se convierte en la gran anunciadora del amor de Dios, tema central de la revelación del Nuevo Testamento. Efectivamente, Teresa redescubre a partir de su propia experiencia personal la imagen mas auténtica de Dios, la que viene de la Biblia, expresión del amor de Dios manifestado en la historia de la salvación.

Todas las religiones lo han entrevisto de alguna manera. La religión bíblica se orientó, no hacia los rasgos naturalistas, mágicos o animistanas de lo sagrado, sino hacia su carácter ético y personal. La experiencia del Éxodo parte ya de un Dios que salva y libera, estableciendo una alianza; es decir, de un Dios que se preocupa por el bien de los hombres y mujeres, los cuales, a su vez, se ven solicitados a observar una conducta recta y honesta. Así, la historia del pueblo de Israel está pautada por recaídas magicas que a su vez son corregidas por la conciencia de ese Dios ético y salvador de la Alianza.

Lo tremendum de Dios debe ceder terreno continuamente a lo fascinans: el carácter protector, agraciante y salvador de Dios. Oseas logró expresarlo como un amor tan tierno que no sabe castigar: ”¿Cómo podré dejarte, Efraím; entregarte a ti, Israel?… Me da un vuelco el corazón, se me conmueven las entrañas»10 . Y lo grande no está sólo en esa proclamación, sino en su fundamentación: “Que soy Dios y no hombre, el Santo en medio de ti 11. He aquí la auténtica dirección de la diferencia divina: justo porque es ’Dios y no hombre’, porque es ‘el Santo’, no aplasta y condena, sino que se compadece y perdona. Y de ahí la dificultad de nuestra psicología, porque ‘somos hombres y no Dios’, para comprender y creer en ese Dios amante del ser humano. Jesús de Nazaret nos ha posibilitado la superación de un obstáculo que parecía insalvable. Con Jesús culmina, dentro de nuestra tradición bíblica, la captación humana de lo que Dios, desde siempre, quiere ser para nosotros: Abbá o Padre entregado en un amor tan infinito como su mismo ser y que únicarnente espera de nosotros que, comprendiéndolo, nos atrevamos a responderle con la máxima confianza de que sea capaz nuestro corazón.

Cuando Teresa descubre el amor y la misericordia como los rasgos característicos de Dios, a partir de entonces ya no tiene ningún tipo de temor ante Él. Aquí es cuando aparecen en su vocabulario las palabras mas repetidas y más características de su actitud: confianza, amor, abandono. Teresa no se sinte juzgada por Dios, sino querida, por esto se da cuenta que Dios no quiere descargar sobre la humanidad su cólera y su justicia, sinó su amor. La justicia de Dios se ha de mirar como una manifestación de su amor y de su misericordia. Después de siglos de jansenismo, el testimonio de Teresa renueva nuestra mirada sobre Dios. Efectivamente, la influencia de la doctrina jansenista, propugnada por Jansenio (1585-1638) a través de su obra Augustinus, publicada dos años después de su muerte, combate de una manera programática la alta estimación de lo humano, ampliamente difundida en la teología escolástica desde el Humanismo y el Renacimiento. Las consecuencias prácticas de este pesimismo antropológico fueron considerables: exigencia del retorno de la Iglesia a la estricta fe y vida primitiva, rigorismo moral hasta llegar, en parte, al rechazo de las artes y más difíciles requisitos para la confesión y la comunión. Como dice Andrés Torres Queiruga, “Dios no ha creado hombres y mujeres religiosos, sino, simple y llanamente, hombres y mujeres humanos. El criterio definitivo es, por tanto, la realización humana. Así podemos afirmar que todo en la vida es divino cuando es verdaderamente humano. Desde la fe en este Dios, resulta absurda una postura negativa ante el mundo o la mínima reticencia ante cualquier progreso humano y, simultáneamente, resulta inaceptable una religión que, mirando al cielo, se desentendiera de la tierra”12.

Desde Jesús de Nazaret esta afirmación queda radícalizada. La nueva cristología, superando los viejos espiritualismos, afirma cada vez con mayor vigor que Él es el ‘Hijo de Dios’ no a pesar de, sino en su humanidad: tanto más divino cuanto más humano. Jesús, con su libertad a toda prueba, apoyada en el amor; con su entrega sin límites, por realizarse desde los más pobres; sin trampa, por tanto al servicio de los demás; por su acogida incondicional a los débiles, por saberse en las manos del Padre…. Por él hemos ido aprendiendo que la presencia de Dios, su gloria y su gozo se realizan con más plenitud allí donde de modo más verdadero y auténtico se realiza nuestra humanidad.

Esta imagen no encaja con la de un Dios omnipotente, que puede intervenir a capricho e imponerse a la libertad humana. La omnipotencia de Dios no se puede separar de su amor. Dios tiene todo el poder en tanto que es sólo y nada más que amor. Por amor nos llama a la vida y por amor se nos hace presente como salvación. Un ofrecimiento gratuito, que se brinda a la libertad y que pide ser acogido sin contraprestaciones. Así Jesús es Señor en la medida que hace presente a Dios como el que sirve, siempre a favor de sus criaturas y radicalmente a favor de ellas como víctimas. (JLVB)                 


1  Cf. J. M. GORDO, Dios, ¿Realidad o ficción?, Barcelona 1999, 17-18

2  Cf. Rm 8, 15-27

3  SAN JUAN DE LA CRUZ, Cántico espiritual B 1, 6 , Madrid 1987.

4  Cf. SAN JUAN DE LA CRUZ, Obras completas, Madrid 1987.

5  Cf. C. DIAZ, Soy amado, luego existo, Bilbao 1999, 69-70.

6  SAN AGUSTÍN, Acerca de la verdadera religión, 39, 72

7  SAN AGUSTÍN, Confesiones III, 6, 11

8  Is 58, 10.

9  Jn 4, 8-16

10  Os 11, 8.

11  Os 11, 9

12  Cf. A. TORRES QUIRUGA, “Recuperar los caminos de Dios”, Misión Joven nº 264-265, Madrid 1999, 5-16.

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