UNA ESPIRITUALIDAD QUE INTERROGA

Boletin Iesus Caritas, Octubre-Diciembre 2016

  1. El servicio evangelizador
    En nueve condiciones podemos resumir lo que el Hno.
    Carlos se pide a sí mismo y pide a los que quieren asumir esta tarea
    de servicio evangelizador.
    7.1. La santidad personal del evangelizador. Su ideario en pos de la santidad se irá modulando a imagen del “Bienamado Hermano y Señor Jesús”, llegando a concreciones simples y domésticas. Viviendo estas actitudes más ordinarias y domésticas, como son la pobreza, la


amistad y la bondad, el cristiano va mostrando en sí la imagen-icono
del único evangelizador, Jesucristo. La evangelización se va
realizando a través de la vida pobre, amistosa y bondadosa,
entregada y compartida paciente y en medio de una vecindad y un
pueblo. La pobreza, la amistad y la bondad de estas relaciones
diariamente compartidas van transformándolas hasta llegar a
hacerse relaciones de familia, relaciones fraternas que serán la señal
de la presencia de Jesucristo y de su acción misteriosa en medio de
las gentes. La Fraternidad que así se va construyendo es la Palabra
que señala al Verbo Encarnado y Salvador, imagen del Padre,
misterio infinito que vive en el corazón de todos los hombres, a
quien desde la vivencia de la fraternidad se comienza a balbucear su
nombre más auténtico: “abbá”.
“No es de los Chamba de quienes nosotros debemos aprender cómo
hay que vivir, sino de Jesús … Jesús nos dice «Seguidme». San
Pablo nos ha dicho «sed mis imitadores, como yo soy imitador de
Cristo». Jesús sabía la mejor manera de llevarle las almas. San
Pablo fue su incomparable discípulo. ¿Esperamos hacerlo mejor
que ellos? Los musulmanes no se equivocan: de un sacerdote buen
caballista, buen tirador, dicen: es un excelente caballista, nadie tira
como él, incluso añaden: es digno de ser chambi… No dicen: es un
santo… Con razón natural, a menudo darán su amistad al
primero, pero si entregan su confianza respecto a su alma, se la
darán al segundo… No tomemos, para conducir las almas a Dios,
tales o cuales sentimientos, que no nos son recomendados por el
Espíritu Santo. Tomemos por maestro a San Pablo, que consiguió
bastantes conversiones en circunstancias difíciles, y que nos dice a
todos, por inspiración del Espíritu Santo: «Sed mis imitadores,
como yo soy imitador de Cristo
». El Espíritu Santo nos conduce
por San Pablo a la pura y simple imitación de Jesús, como mejor
medio para salvar a las almas… El que quiera seguirme que me
siga. ..El que me sigue no anda en las tinieblas… El discípulo no es
mayor que el Maestro, es perfecto si se parece al Maestro” 106.
7.2 Estilo del evangelizador: más hermanos que padres
Nota del servicio evangelizador será ser más hermanos que
padres. Así se verifica, de alguna manera, aquella sentencia de Jesús:


«Pero vosotros no queráis que os llamen Rabí; porque uno es vuestro
Maestro, y todos vosotros sois hermanos. Ni llaméis padre a nadie sobre la
tierra, porque uno sólo es vuestro Padre, el que está en los cielos. No os
hagáis llamar doctores, porque uno sólo es vuestro doctor, el Mesías. El más
grande de vosotros sea vuestro servidor. El que se ensalzare será humillado,
y el que se humillare será ensalzado
»107.
7.3. Uso de medios pobres
Los medios pobres fueron los que usó Jesús, no utilizó los
medios poderosos, sino los pequeños y humildes:
“«Yo he venido a salvar al mundo» Nosotros tenemos el mismo
fin, nosotros debemos no redimir al género humano, sino trabajar
por su salvación; empleemos los medios que Él mismo ha empleado;
pues bien, esos medios no son la sabiduría humana rodeada de
fasto y de brillo y sentada en el primer lugar, sino la sabiduría
divina, escondida bajo la apariencia de un pobre, de un hombre que
vive del trabajo de sus manos, de un hombre sabio y lleno de
ciencia, pero pobre, despreciado, abyecto, que no estudió jamás en
las escuelas de los hombres, sino que a sus ojos fue conocido como
viviendo humildemente de un trabajo vil…
”108.
7.4. Dando y, al mismo tiempo, recibiendo
Cuando el Hno. Carlos reglamenta para sus hermanos la
vida en pobreza, lo hace por una parte con una cierta rigidez, pero
por otra va comprendiendo también que la pobreza no consiste sólo
en dar, sino también en recibir con amor y delicadeza el compartir de
los pobres.
Debemos vivir una vida muy pobre, todo en la Fraternidad debe
ser conforme a la pobreza del Señor Jesús, los edificios, los muebles, los
vestidos, la alimentación, la capilla, en fin, todo.
Nos está permitido recibir, en caso de necesidad urgente y
excepcional, bien sea nuestra, bien del prójimo (pues en esto no hacemos
ninguna diferencia entre los Hermanos y todos los humanos que están fuera
de la Fraternidad: Ama a tu prójimo como a ti mismo).

Nos está prohibido recibir préstamos, a no ser de cosas muy
pequeñas o de muy poco dinero, como los pobres… No recibimos estipendios
de Misas. No aceptamos ninguna remuneración de los huéspedes, de quienes
vengan a hacer un retiro, ni de los enfermos que reciben hospitalidad, alivio
o remedio: damos estos socorros gratis, como los daba Jesús, como dados por
Jesús, como dados a Jesús en sus miembros.
Nos está permitido recibir dones de poco valor, cuando se nos
ofrecen espontáneamente, y son más bien signos de amistad que otra cosa,
como un paquete de imágenes piadosas o un cesto de frutos…
Nos conducimos según el ejemplo de Ntro. Señor Jesús en
Nazaret, prohibiéndonos tajantemente todo lo que diera como resultado el
que no viviéramos del trabajo de nuestras manos como Él, y concediéndonos
la amplitud suficiente para aceptar con libertad de espíritu, sencillez,
dulzura, agradecimiento, los pequeños regalos amistosos, como Él los
recibiera en Nazaret de sus vecinos…
”109.
7.5. Coherentes en la predicación y en el testimonio de vida
Es de nuevo en su “Diario apostólico” de Bèni-Abbés donde
nos deja escritas estas reflexiones: 21 de junio de 1903. “Predicadores de Jesús, que «no tenía una
piedra en que reposar su cabeza”, no debemos hacer lo contrario de
lo que predicamos, sino ser una predicación muda, sobre todo yo,
que no predico sino de ese modo […] Christianus alter Christus.
Es en relación a los misioneros como los infieles juzgan el
cristianismo. Si queremos que ellos vean a Jesús y la religión tal
como son, seamos otros cristos
” 110.
7.6. La predicación por el ejemplo
En el artículo XXVIII, titulado «Medios generales, en
particular para la conversión de las almas alejadas de Jesús y en
especial de los infieles pertenecientes a las colonias de la madre
patria», coloca en 6º lugar el buen ejemplo y en el 7º la bondad. Al
explicar su contenido, unos párrafos más adelante, dice:
“Por su ejemplo los hermanos y hermanas deben ser una
predicación viva: cada uno de ellos debe ser un modelo de vida

evangélica. Viéndolos se debe ver lo que es la vida cristiana, lo que
es la religión cristiana, 1o que es el Evangelio, 1o que es Jesús.
La diferencia entre su vida y la vida de los no cristianos debe
hacer aparecer con brillo dónde está la verdad. Ellos deben ser un
Evangelio vivo: las personas alejadas de Jesús, y especialmente los
infieles, deben conocer, sin libros y sin palabras, el Evangelio a la
vista de su vida. El ejemplo es la única obra exterior por la que
pueden actuar sobre las almas completamente rebeldes a Jesús, que
no quieren ni escuchar las palabras de sus servidores, ni leer sus
libros, ni recibir sus bienes, ni aceptar su amistad, ni comunicar de
ninguna manera con ellos; sobre éstos no hay más acción que el
ejemplo; pero esta acción por el ejemplo es tanto más fuerte cuanto
que suscita menos desconfianza, dado que toda apariencia de
engaño o de seducción quedan apartadas”

7.7. Pobreza es libertad para servir confiando en Dios
El “descenso” del Verbo desde el Padre es lo que lleva al
Hno. Carlos al despojamiento de las riquezas terrenas:
Año 1989. “¡Dios mío, no sé si es posible a algunas almas veros
pobre y seguir siendo voluntariamente ricas, de verse mayores que
su maestro, que su Bienamado, de no querer parecerse a Vos en
todo lo que de ellas depende y sobre todo en vuestros abajamientos;
yo creo que ellas os aman, sin embargo creo que falta algo a su
amor, y en cualquier caso, yo no puedo concebir el amor sin una
necesidad, una imperiosa necesidad de conformidad, de parecido, y
sobre todo de compartir todas las penas, todas las dificultades,
todas las durezas de la vida… ¡Ser rico, a mi gusto, vivir
dulcemente de mis bienes, cuando Vos habéis sido pobre, viviendo
penosamente de un rudo trabajo! ¡Yo no puedo, Dios mío… Yo no
puedo amar así… «No conviene que el servidor sea mayor que el
Maestro», ni que la esposa sea rica cuando el Esposo es pobre,
sobre todo cuando Él es voluntariamente pobre y es perfecto
!”112.
7.8. Amigos para ser apóstoles
Carlos de Foucauld es un hombre enormemente afectuoso,
que necesita y goza del afecto de sus amigos [Gabriel Tourdes,

Henry Laperrine; Motylinski el capitán Nieger, P. Guerin; el P.
Huvelin); el joven Ouksem,…].
Quien ama a sus amigos quiere para ellos lo mejor. Para el
Hno. Carlos, lo mejor es la amistad de Jesús, cuyo camino tratará de
indicar a sus amigos.
1º Cristianos: Charlar mucho con ellos, “ser el amigo de todos,
de los buenos y de los malos, ser el hermano universal; en la medida de lo
posible, no recibir nada de nadie, sin que lo parezca, no recibir, ni pedir, ni
aceptar ningún servicio, sino lo indispensable. Rendir todos los servicios
compatibles con nuestro estado, con la perfección
”. El bien mayor que se
puede hacer a los cristianos es llegar a ser el amigo del corazón, el
confidente de cada uno, para que una vez establecida la amistad se
puedan dar con fruto buenos consejos, buenos criterios, hacer bien a
sus almas.
2º Con los soldados indígenas: ser de acogida fácil, muy
grata con ellos, sin ser familiar… Si buscan mantener relaciones de
mayor intimidad, aceptarlas, hablándoles únicamente de Dios, de la
santidad, de cosas espirituales, darles consejos conformes a la
perfección respecto a sus asuntos familiares, si lo piden, no dárselos
sobre los asuntos temporales.
3º Con los otros indígenas: Tratar de ponerlos en confianza
y amistad, a fin de que una vez establecida la confianza se les puedan
dar con fruto, progresivamente, las mejores enseñanzas… Obtener su
amistad por la bondad, la paciencia, los servicios (pequeños servicios
de cualquier clase que se pueden hacer a todos: pequeñas limosnas,
medicamentos, hospitalidad). “Tratar de tener con ellos el máximo de
relaciones posibles para establecer confianza y amistad, pero en estas
relaciones ser discreto… Aprovechar de todo para estrechar con ellos la
amistad, aumentar en todos la confianza… En la medida de lo posible,
vivir como ellos. Tratar de mantener la amistad con todos, ricos y pobres,
pero ir sobre todo y en primer lugar a los pobres, según la tradición
evangélica”
113.
Todo el Directorio de la Unión está atravesado por la idea
de la necesidad de la amistad. Propone a los miembros de la Unión:

Que conozcan a los cristianos de su vecindad; en la medida y de la
manera que les aconseje su Director Espiritual, que se «mezclen»
con ellos, con caridad, prudencia, reserva, con discreción y
delicadeza, con humildad y dulzura; que se hagan sus amigos,
ganen su estima, su confianza, su afecto, recordando que el mejor
medio para ser amado es amar uno mismo. Cuanto más amigos de
todos, mejor conocerán las necesidades de cada uno, y mejor podrán
remediar los males y socorrer y consolar en el momento oportuno.
Que se interesen afectuosamente por todos los cristianos vecinos,
alegrándose con sus alegrías y compadeciendo sus penas (un
pequeño adelanto de GS), que les ayuden material y
espiritualmente con una entrega fraterna
” 114.
7.9. Ser buenos, en el mejor sentido de la palabra.
Ser bueno para todos, rezar y hacer penitencia por todos, dar de
tal forma buen ejemplo que viéndome se vea una fiel imagen de
Jesús, a fin de santificarme lo más posible
” 115.
Mi apostolado debe ser el apostolado de la bondad. Viéndome
deben decirse: «Puesto que este hombre es tan bueno, su religión
debe ser buena». Si se me pregunta por qué soy dulce y bueno, debo
decir: «Porque yo soy el servidor de Alguien mucho más bueno que
yo. Si Vds. supieran qué bueno es mi Maestro Jesús
” 116.
Todos los cristianos están llamados al apostolado de la
bondad. Escribe a su amigo L. Massignon:
Es amando a los hombres como se aprende a amar a Dios. El
medio de alcanzar la caridad para con Dios es practicarla con los
hombres. Yo no sé a qué le llama Dios especialmente: yo sé muy
bien a qué llama a todos los cristianos, hombres y mujeres,
sacerdotes y laicos, célibes y casados; a ser apóstoles, apóstoles por el
ejemplo, por la bondad, por un contacto bienhechor, por un afecto
que llama a la conversión y que conduce a Dios, apóstol bien como
Pablo, bien como Aquila y Priscila, pero siempre apóstol,
«haciéndose todo a todos» para dar a todos a Jesús
” 117.

8 Propuesta de una Fraternidad renovada a la luz del
Evangelio y del carisma foucaldiano.

Partimos de nuestra realidad de bautizados que intentamos
vivir el Evangelio y la Fraternidad “en el corazón de las masas y
sufrimos con nuestro pueblo buscando con empeño razones para la
esperanza. Ofrecemos ocho caminos para releer el Evangelio y
ponerlo en obra con los ojos del carisma y las intuiciones de Carlos
de Foucauld:
8.1. Fraternidad belenita (Cf. Mt 1.2; Lc 2)
Sufrimos la realidad de encontrarnos en una Fraternidad sin
apoyos y sin poder (inscripción para no ser “don nadie”, tener un
nombre, pertenecer a una familia). Formamos parte de una Iglesia
que pide ayuda y “toca a las puertas” saliendo a las periferias
existenciales actualizando el misterio ambiguo de la debilidad y la
dependencia como lo fue en aquel niño de Belén.
Al tiempo es Iglesia con corazón universal (Adoración de
pastores, reyes, aldeanos,…) que no excluye y a todos ofrece. El
signo es “el último lugar”: “un niño se nos ha dado”; “La Palabra se
ha hecho carne y habita entre nosotros”.
Nuestras pequeñas fraternidades están envueltas como sal
en la masa de nuestras ciudades, barrios, diócesis, iglesias. Sus notas
características son: la ternura que produce la contemplación del
misterio (amistad, bondad, disponibilidad, la aceptación de la
voluntad de Dios halla donde estemos,…); la peregrinación al
encuentro de Dios y los hermanos (símbolos de Belén: universo,
estrellas, aire, animales…); guiados por el Amor y necesitados de él
(necesitamos sentirnos queridos y acogidos, suspiramos por el
detalle para sentirnos acompañados en nuestras soledades,…).
8.2. Fraternidad nazaretana
¿De Nazaret puede salir algo bueno?; ¿No es éste el hijo de
José, el carpintero?118
Estamos en un momento histórico de falta de esperanza.
Hay muchos profetas de desesperanza. También la desesperanza ha
entrado en la Iglesia y en la Fraternidad. Hemos perdido relevancia

social lo que nos ha hecho descubrir que nuestro corazón está lejos
de lo que anunciamos como Evangelio. Nuestra autoestima se ha
visto afectada por lo que se hace necesario encontrar, clarificar y
reforzar nuestra identidad y misión con otros criterios (“Sólo Dios”).
Vivimos en una nueva situación histórica donde la
globalización y el pluralismo de la “aldea global” ha generado
curiosamente la uniformidad del “hombre unidimensional”119. Quizás
el momento exige menos dogmas y más coherencia de vida120.
Nazaret es tiempo de silencio, trabajo, familia, acogida,
hospitalidad,… valores no desechables para hacer creíble el mensaje
del Evangelio a los hombres y mujeres de hoy.
Nuestra Fraternidad nos ayuda a vivir el misterio de la
Iglesia en cuanto nos dedicamos a nuestro trabajo evangelizador;
aceptamos nuestra debilidad y limitaciones; vivimos en familia los
acontecimientos; aceptamos la monotonía diaria; amamos a nuestro
pueblo; nos sorprendemos ante la belleza de la cotidianidad
8.3. Fraternidad cananita. De corazón universal. Cf. Jn 2,1-12.
Iglesia que supera el AT por la alegría del vino nuevo121.
Constatamos: la realidad de sufrimiento y sus repercusiones en el
ánima de las gentes y en su deterioro físico-psicológico y espiritual;
muestras propias limitaciones intelectuales, de carácter; los
movimientos asociativos y solidarios; la necesidad de sentirnos
queridos, perdonados, sanados; la necesidad de hacer un mundo
nuevo y fraterno “in solidum” (solidarios).
Fraternidad: Siempre preocupación y pone los medios para
llegar a los pobres haciéndose pobre y empleando medios pobres
para el anuncio del Evangelio; signo entre los excluidos y
marginados; empeño en comunicar la alegría de vivir.
8.4. Fraternidad samaritana. Cf. Lc 10,25-38
Iglesia que atiende al otro, sin distinción de razas, cultura o
condición, porque somos hermanos y hemos sido engendrados en el
mismo seno materno; de seguidores convencidos de Jesucristo; que

están en el mundo y se “acercan” al hermano; que montan al herido
en su propia cabalgadura (=signo de reconocimiento de su dignidad
de hijo de Dios); que pone lo que es y tiene al servicio del otro; que
crea fraternidad cf. décima de La Soterraña en Ávila en la cripta de
la Iglesia de san Vicente: “Si a la Soterraña vas / ve que la Virgen te
espera: / que, por esta su escalera, / quien más baja sube más. / Pon
del silencio el compás / a lo que vayas pensando… / Baja, y subirás
volando / al cielo de tu consuelo; /que para subir al Cielo /se sube
siempre bajando”.
Fraternidad: lugar de “salud” y donde nos “llaman por
nuestro nombre”; donde no se juzga a nadie y se acompaña en el
sufrimiento y las búsquedas personales; donde se anima a seguir
caminando y a sentir insatisfacción por lo que aún queda por
alcanzar y lo mucho que queda por hacer; al encuentro de los nuevos
tipos de pobreza.
8.5. Fraternidad betainita, hogar. Cf. Jn 12,1-8
Iglesia acogedora, responsable los unos de los otros,
hospitalaria, con capacidad de fiesta; con respeto a la historia
personal; donde nos reponemos de las heridas de la vida para seguir
adelante.
La Fraternidad: lugar de amistad; con sentido de
pertenencia; grupo humano abierto; donde los carismas están al
servicio de todos; lugar privilegiado para compartir la vida y abrir el
corazón; con preocupación por los que sufren; espacio de ternura, de
reconocimiento de lo que somos.
8.6. Fraternidad santuario. Cf. Act 2,42-47
Espacio para Dios y escuela de oración (=con-templación)
personal y comunitaria.
La Fraternidad: orar para llevar a Dios a la vida, para mirar
la vida con los ojos de Dios. Celebrar la presencia del Señor en
medio de nosotros. Dispensar los dones de Dios a través de débiles
instrumentos. Crecimiento en comunitario.
8.7. Fraternidad profética. Cf. Lc 13,10-17; Act 3,1-12
Anuncio de la liberación y denuncia de todo lo que impide
que ésta sea una realidad; anuncio de esperanza; exigencia de
conversión/acción.

Exigencia de conversión. Anuncio del Evangelio, denuncia
de todas aquellas situaciones que dificultan la puesta en práctica del
Reino de Dios.
8.8. Fraternidad Cafarnaita
La realidad se palpa en el corazón de las masas. Estar en
Cafarnaúm es estar en la complejidad de la vida pública donde los
sentimientos son de magnitud e impotencia, de sencillez y
complejidad, de encuentros personales y masa.
“«Padre mío, haz de mí lo que te plazca» Con esta invocación
cambiamos de registro, ya no es la oración de Jesús agonizante, el orante
habla en futuro y uno vuelve insensiblemente a la oración de Jesús en el
Huerto de los Olivos y a la del Padre Nuestro. «Haz que se realice Tu
voluntad»: Se trata de lo que se nos hace y no de lo que nosotros hacemos.
Son sobre todo los acontecimientos que soportamos, las contradicciones, la
enfermedad, el sufrimiento, la muerte. Saber interpretar estas situaciones
para descubrir mejor la voluntad del Padre que nos ama, es entrar en la
oración de Jesús: «No lo que yo quiero, sino lo que Tú quieres». Es desear
esta voluntad amante como se desea un alimento.
La perfección del amor está en la coincidencia perfecta entre la
voluntad del Padre, su deseo sobre mí y mi propio deseo: «No deseo
ninguna otra cosa, Dios mío»: El camino de la perfección es el lento
acercamiento de estos dos deseos bajo la acción del Espíritu que armoniza y
unifica.
Y este deseo de unión total al amor del Padre se amplía y se
extiende a todos aquellos que han nacido de la voluntad de Dios: «Con tal
que Tu voluntad se haga en mí, en todas Tus criaturas, en todos Tus hijos,
en todos aquellos que ama Tu corazón»”
122.
© MANUEL POZO OLLER

106 Carnet de Bèni-Abbés

107 Mt 23, 8-12.

108 Oeuvres spirituelles de Charles de Jésus, père de Foucauld (Anthologie) 186.

109 Ibid., 449-450.
110 Carnet de Bèni-Abbés

111 Directoire de l´Union 65-69.
112 La derniére place, 175.

113 Carnet de Bèni-Abbés 115-117.

114 Directoire de l´Union 94-95.
115 Oeuvres spirituelles de Charles de Jésus, père de Foucauld (Anthologie) 538.
116 Ibid., 383.
117 Lettres à Louis Massignon 127.

118 Mt 13,55.

119 Cf. HERBERT MARCUSE, El hombre unidimensional Ensayo sobre la ideología de la
sociedad industrial avanzada (Barcelona 19729).
120 Cf. PABLO VI, Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi (1975).
121 FRANCISCO, Exhortación apostólica Evangelium gaudium (2013).

122 ANTOINE DE CHATELARD, Boletín Familias Carlos de Foucauld 1 (Almería 1999)
44 – 45.













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